Nunca he trabajado tanto
en mi vida como desde que soy madre.
Mi puesto de trabajo, mi
oficina, lo dejé estando embarazada y no volví a aparecer por allí
nada más que para firmar los papeles de mi baja después de mi
excedencia. Y no he vuelto a trabajar de forma remunerada, apenas
unos pocos meses sueltos.
Mi trabajo lo hago desde
dentro de mí misma. Analizo mi vida, busco el camino, estudio el
suelo para poner mis pies donde el terreno sea más firme. No quiero
(ni puedo) hundirme.
La maternidad cambió mi
destino, pero no importa, porque era el destino que había querido
siempre. La maternidad me puso en mi sitio. Y desde entonces estoy
redescubriéndome.
La maternidad ha puesto
del revés mi relación de pareja. Nunca he (hemos) tenido que
trabajar tanto nuestro amor. La base es buena pero tantos terremotos
hacen mella. Trabajamos y trabajamos.
Mis hijos abren caminos
en mi mente para que yo reflexione sobre cosas que antes casi no me
había planteado. Ellos me iluminan, porque ahora lo veo todo más
claro, ahora el sentido de la vida es más fuerte, más profundo y
más hermoso. Ellos son el futuro, lo más valioso que tenemos. Hay
que trabajar en ellos, por ellos, con ellos.
Nunca me he gustado tanto
a mí misma como desde que soy madre. Ahora sé que puedo ser muy
útil, luchando desde dentro de este maravilloso universo que es el
más humano y esperanzador en el que he estado. El de la infancia.
Nunca me he sentido tan
dolida como desde que soy madre. Tan impotente, tan cansada, tan
desesperada. Mis hijos forman parte de mí, ellos son una parte de mí
y yo una parte de ellos. Tengo que cuidarles, enseñarles,
acompañarles. Tengo que estar. Tengo que ser. Trabajar y trabajar.
Una responsabilidad gigantesca. Y digo tengo aunque también
es quiero, porque es algo inevitable, algo que no podría
dejar de hacer, algo más poderoso que yo. Y me dejo llevar por ello, y me gusta.
Nunca he cambiado tanto
como desde que soy madre. Soy otra, y jamás volveré a ser la que
era antes. Y me encanta haber cambiado y ser la persona que soy
ahora, y saber que me quedan muchas cosas que descubrir de mí misma,
tantas como etapas que les quedan por vivir a mis hijos. Y más.
Tengo muchas ganas de
vivir, de seguir siendo madre, de seguir creciendo, experimentando,
luchando y reivindicando. Y sobretodo tengo ganas de seguir amando. Porque
nunca, nunca en toda mi vida he amado tanto y de manera tan profunda
como desde que soy madre. Y no sólo a mis hijos.
Déjame seguir amándote,
construyamos ese suelo firme sobre el cual caminar. Todos juntos, en
familia. Nosotros. Ya nunca dejaremos de ser padres, aunque seamos
también más cosas. Me siento libre, poderosa, pero también
vulnerable y perdida. Me siento en proceso de cambio, quiero llegar
más allá. Sé que tú estás construyendo tu camino también. Yo
sigo queriendo hacerlo contigo.
Y es cierto, el amor no
se divide nunca, se multiplica.
Feliz ma(pa)ternidad.
Me encanta, es una reflexión súper cierta.
ResponderEliminarFeliz día de la Madre :)
Besos
Muchas gracias, y feliz día para ti también!! ;-)
EliminarOjalá siempre os tengáis el uno al otro para seguir trabajando, para seguir construyendo. A veces es tan difícil... Yo tampoco he trabajado jamas tanto como ahora y aunque es gratificante también muy cansado. Pero después te pagan en sonrisas y besos y todo compensa...
ResponderEliminarUn besazo enorme, familia
Es muy muy difícil, pero también es cierto que está pagado con creces, aunque a ratos me parezca que no!!! :-D
EliminarGracias por tu comentario, un beso grande!!
Que bonito,unas confesiones preciosas,ser madre nos ha cambiado para siempre,es verdad que ya no volveremos a ser las mismas,tenemos mas responsabilidades,mas días duros,cuidar de niños,de la pareja que también es muy importante,todo suma y nos revoluciona.
ResponderEliminarEspero que encontreis el camino juntos.
Besos
Muchas gracias Sonia, yo también lo espero... Un beso.
Eliminar¡Qué bonito y qué cierto!
ResponderEliminarEl ser madres nos transforma. Son unas reflexiones muy profundas las que has hecho, me he sentido identificada y me han llegado muy dentro.
La frase que más me ha hecho pensar: "Nunca en mi vida he amado tanto y de manera tan profunda desde que soy madre. Y no solo a mis hijos". No me había parado a pensarlo pero a mi me ocurre igual.
Gracias por compartirlo.
Gracias a ti por visitarme Mayte. Siempre es un placer!
EliminarCreo que lo que nos pasa a ti y a mí es bastante común en mujeres que han sido madres...
Un beso!
Que curioso,yo tampoco he trabajado tanto como ahora, pero en cambio estoy mas satisfecha,me llena, no me canso.Es la mayor felicidad jeje. Felicidades por un post estupendo.
ResponderEliminarMuchas gracias! Y sí, tienes razón, por muchas dificultades que surjan y por mucho que nos desesperemos... No queremos dejarlo, las fuerzas no faltan! Bueno, no hablo de las físicas, jajaja! Un saludo!
EliminarSiento la maternidad igual que la describes. Punto por punto.
ResponderEliminarMe ha llegado al corazón tu escrito porque aunque lo siento tal cual lo explicar... Jamás, ni en mil años, habría logrado expresarlo de forma más bonita!! Gracias! Leerte ha sido un placer enorme! :-)
Muchas gracias! Tal cual te ha llegado a ti, me salió a mí, jajaja! Un saludo!
EliminarSupongo que hay muchas cosas en la vida que te cambian, y la maternidad será una de ellas... A mí todavía me queda mucho hasta poder descubrirlo, pero si ya de por si soy de reflexionar sobre todo, analizarlo y disfrutar los pequeños detalles hasta llegar a llorar de la emoción, quizás si algún día llego a ser madre, será muchísimo más grande :)
ResponderEliminar