Hace ya más de un año
que conté cómo Leo dejó la teta.
Ahora puedo decir que Nora la ha dejado también, a sus 2 años y 5
meses, de una forma mucho menos traumática, sin llantos, sin
agitación, sin culpas. Debe llevar más o menos unas 5 semanas sin
tomar, exceptuando 4 ó 5 veces contadas. Pero esto es sólo el
final. Empecemos por el principio.
Nora siempre ha sido un
poquito menos “yonki” de la teta que su hermano. A pesar de eso,
ha pedido lo que ha querido y más, ha tomado a demanda cada día y
cada noche, muchas veces. Teta hasta los 6 meses de forma exclusiva y
después poquito a poco admitiendo más alimentos, con el paso de los
meses. Por supuesto se dormía con la teta, tomaba teta en los
despertares, se calmaba en la teta... Aunque con ella he vivido la
sensación de ofrecérsela y verme rechazada. Un no rotundo a su
alimento y su refugio. A veces ella quería otra cosa, quizá sólo
brazos, quizá sólo atención, quizá sólo desahogarse... Con Leo
jamás experimenté eso.
Hacia el año y medio ya
pedía teta cada 5 minutos; lo normal. Dicen que lo es, que descubren
que la teta es también una forma de entretenerse, y empiezan los
chupitos, las veinte mil tomas al día...
Pero yo no quería que me
pasara como con Leo. No quería que el fantasma de la agitación
volviera, y muy muy imperceptiblemente lo notaba cerca, a veces, un
poquito sólo, pero lo suficiente como para crear una leve sombra...
Así que empecé a
decirle a Nora que la teta en la calle no, en el parque no. Y bueno,
a veces me hacía caso. Otras no. Pero cada vez más. Hasta ahí mi
experiencia anterior me avalaba. Con Leo hice lo mismo y funcionó.
Le ofrecía algo de comer, le entretenía...Y aquí se acabaron las similitudes.
Después empecé a notar
que pedía menos también en casa. ¿Pero tú le das teta alguna vez?
Me decía su padre. Si siempre la dices que ahora no puede ser...
Bueno, es que me
funcionaba. Y yo misma pensaba: si no insiste será que no la
quiere... Si se ponía insistente, le daba.
Y así llegamos a
los dos años y poquito a poquito yo veía que Nora pedía mucha
menos teta. Quizá le daba 2, 3 veces al día a lo sumo, y eran
minitomas de 5 segundos a veces...
Y paralelamente, empecé
a decirle que por la noche la teta tenía que descansar. Y le propuse
darle una sola toma en la cama y luego ya dormirla con canciones y
caricias. Eso fue muy fácil. Alguna noche protestó, lloró, “quiero
teta, quiero teta otra vez”, pero nada dramático, nada que me
hiciera replantearme nada.
¿Estaba comenzando a
destetarla? Sí, supongo que sí. Sin fecha de fin, sin expectativas,
simplemente probaba qué quería ella y con qué podía quedarse...
Las noches pasaron a ser
de una sola toma antes de dormir, y en los despertares seguía
pidiendo. Así estuvimos mucho tiempo. Pero yo cada noche le decía:
“Nora, las tetas están cansadas, esta noche si te despiertas, mamá
te da besos, abrazos... pero teta no, ¿vale?”. Yo le ofrecía los
mismos besos y abrazos que le daba antes de dormirla, después de su
única toma. Pero en los despertares no colaba, y si me pedía, yo le
daba.
Y poco a poco... no sé
cómo... Dejó de pedir. Sólo a veces. En algunos. Y poco a poco...
empezó a despertarse menos. Muy poco a poco. Una, dos veces. A veces
tres, pero las menos.
Y una noche salí, y el
papá pudo dormirla. Increíble. Sin teta. Les costó, no lo voy a
negar. Nora lloró un poco llamándome. Pero es una niña que se
conforma si le explicas las cosas (bueno, esto está cambiando un
poco ahora... ains). Y después hemos repetido la experiencia, y ha
mejorado. Sin llantos, que es lo importante.
También empecé a
decirle que si quería podíamos dejar la teta, la única toma de antes de dormir, y cambiarla por
abrazos directamente. Y a veces me
hacía caso, aunque casi nunca. Y a veces se le olvidaba pedirla. Y
yo alucinaba. Creo que ahí empezaron nuestros abrazos en la cama
acompañados de nuestros “te quiero muuucho” :-)
Finalmente llegó mi
operación. Hace unas 5 semanas. Dormí en el hospital una noche y al
volver a casa fue el padre el que siguió ocupándose de ella. Yo no
podía arriesgarme a que me hiciera daño en la herida, dormíamos
juntas, así que me trasladé con Leo y el papá se quedó con ella.
Y al dormir con el papá,
dejó de pedir teta. Cambió su ritual. Al principio se quejó un poco, pero una vez más nada importante, y enseguida lo aceptó de buen grado. Y así llevamos desde
entonces.
A veces, en los
despertares, me llama llorando. Pero a veces está muy muy dormida, es como si estuviera soñando.
Alguna vez lo hizo, de hecho, durmiendo yo con ella, antes de la
operación. Lo de llamarme llorando estando yo a su lado.
Se va a dormir contenta
con papá, se despierta muchas noches una sola vez... Y en este
tiempo me ha pedido teta por el día, de repente, 4 ó 5 veces, y yo
le he dado y apenas se ha enganchado. Hacía ya mucho tiempo, meses, que en
la toma de por la noche no mamaba, sólo “chupaba” sin sacar
leche, durante unos 3 segundos. Casi ni hacía succión, era como si
me diera un beso. Es curioso, no sé por qué empezó a hacer eso. Yo
le preguntaba si sacaba leche y me decía que sí, pero era
imposible, ¡no le daba tiempo! Esto lo empezó a hacer al llegar a
los dos años, más o menos...
Y así, poco a poco, sin
darnos cuenta, lo hemos dejado. Evidentemente yo lo he incitado, lo
he provocado... Pero con Leo intenté hacer también todas estas
cosas y no me funcionaron. Sobre todo en todo lo que respecta a la
noche, era impensable. Por eso en este proceso he flipado tantísimo.
Nora nunca ha necesitado
la teta tanto como Leo. Eso lo he sabido casi desde el primer día de
su vida. Qué cosas, qué diferente ha sido y también qué igual en
otros aspectos.
Y ahora, por primera vez
en 4 años y 8 meses, no amamanto a nadie. Y es un poco raro, pero me
gusta. Porque creo que mi momento había llegado. Porque es lo que yo
quería. Porque Nora lo ha aceptado sin dramas. Y ahora me queda la
nostalgia, buscar fotos que no tengo con ella mamando de mi pecho (consecuencias de ser la segunda hija...),
recordar, abrazarla y reírme con ella... Y me alegro de no sentirme
mal, como me pasó con Leo. Me alegro tanto de que haya sido así,
tan fácil y natural...
Sé que el mérito es de
ella. Sus necesidades empezaron a cambiar, evolucionaron... Con mi
niño, con Leo, no fue así, él se agarraba tanto a la teta, se
agarró hasta el final, el pobre... y se la quité, así de claro,
sin quererlo él ni un poquito. Pero es que Leo y Nora son muy
distintos en algunas cosas, y esto es una buena muestra. Bueno, yo
más bien diría que Leo es tan tan especial, tan diferente, que Nora no podía ser
igual...
Así que mi niña ha
tomado teta hasta los dos años más o menos, y los últimos meses
hasta ahora, hasta sus 29, han sido una despedida, o más bien un
abandono... Sin apenas darnos cuenta y sin echar nada de menos.
Gracias Nora, gracias por
ponérmelo tan fácil, mi niña. No sabes cuánto te lo agradezco...
Ha sido un placer alimentarte, darte mis pechos y mirarte y amarte y
acogerte en mi regazo. Todo un regalo.
Te quiero.