domingo, 28 de septiembre de 2014

Cositas sueltas: handwriting tag

Este post va por La mamá de Álvaro. Lo hago por ella, porque es muy maja, que si no le daban por ahí al handwriting éste, que no veáis cómo me he complicado la vida. 

Os pongo la lista de preguntas a contestar a mano como antaño (por cortesía de Zena). 


Y aquí a mí se me va la pinza y decido hacerlo a mi manera, ya veréis...

Tu nombre y nombre de tu blog:


¿Qué esperábais? ;-)

Frase favorita: ésta la respondo en modo "blog de maternidad", todo sea por no comerme la cabeza. Nunca olvidaré lo que una persona me dijo, vía sms, cuando traían de vuelta a mi hijo recién nacido desde un hospital en el que yo no estaba. Aquél día llovía, mucho, pero la lluvia paró para celebrarlo. Me lo dijo una persona que ha vuelto a mi vida de nuevo hace poco... ¡Bienvenida!


Canción: imposible elegir una, ni dos, ni tres. Así que os pongo una que a mi hijo le gusta mucho ahora. Otro día os explico por qué, ¡jajaja! (por cierto, y para no irme de vacío, siempre que recuerdo la frase de arriba, me acuerdo también de la canción de los Beatles, Here comes the sun, que es una de mis favoritas de ellos, quizá también porque va unida a una de las mejores épocas de mi vida).


Tres palabras que te definan: éste tipo de preguntas las he odiado siempre, pero me lanzo a contaros algo sobre mí. 


La frase que siempre he querido decir:


Ha estado fina fina Marmes, ¡jajaja!

Y por último los blogs: no los tengo escritos a mano, sí, soy un desastre, son las horas que son, me falta papel, estoy muy tirada en el sofá... Me perdonáis, ¿verdad? :-)

Viviendo en mi nube azul

Tres blogs que me gustan muchísimo, que merece la pena leer y a cuyas protagonistas me encantaría conocer algún día en persona. Sin compromisos, si me leéis y os animáis genial y si no también. Siempre podéis hacer un HT tuneado como yo, ¡jajaja!

¡Besos!

sábado, 13 de septiembre de 2014

Sobre nuestras noches (II)




Hace tiempo publiqué un post al que llamé así. Nora no había nacido aún. Después de más de 2 años algunas cosas han cambiado, otras no tanto...

Cuando me quedé embarazada Leo tenía 19 meses. Se despertaba varias veces cada noche y tomaba teta para volver a dormirse. Al avanzar el embarazo fui perdiendo producción y Leo casi se destetó. Sólo mamaba para dormirse al irse a la cama. En los despertares tomaba leche de vaca. Ahora me parece tan surrealista que ni recuerdo cómo lo hicimos, o cómo empezó a pedirlo él.

Queríamos pasarle a su cuarto porque sabíamos que los 4 no podríamos dormir juntos. Leo necesitaba mucho espacio en la cama, estaba muy acostumbrado a su cuna-colecho, él nunca dormía entre nosotros, ni abrazado a mí. La idea era intentarlo y estar abiertos a imprevistos. Nuestra cama iba a estar disponible para él siempre.

El primer intento fue fallido. Lo dejamos estar. En el segundo, ya un poco más a la desesperada, hubo llantos, ¡muchos! Sobretodo no por dormir en otra camita, sino por que no le durmiera mamá. Pero en eso yo no quería ceder. Era el papá el que tenía que estar con Leo hasta que se durmiera, porque yo en breve iba a tener que estar con Nora para lo mismo.

Después de un par de noches llamándome desesperado (con el papá al lado, por supuesto), empezó a asumirlo. Pero aún le costó mucho, mucho tiempo aceptarlo del todo. Ya después de que naciera Nora seguía llamándome siempre en los despertares, y si iba el padre... Teníamos lío. Pero yo no quería dormirle nunca al principio de la noche porque entonces él nunca se iba a acostumbrar. Con Leo es así, o todo o nada.

Nuestra dinámica pasó a ser: papá duerme a Leo en su habitación, mamá duerme a Nora en la de mamá. Leo se despierta y viene con nosotros a “la cama grande”. ¡Normal, los tres durmiendo juntitos y el solo en otra habitación! En principio ningún problema.

Lo malo es que Nora en sus despertares despertaba a Leo, luego Leo empezó a despertar a Nora también porque tenía unas rabietas horribles de noche (a veces porque yo no quería darle más teta, me pedía muchísima y yo tenía agitación y estaba desbordada). Además dormíamos todos FATAL. Leo se despertaba muchísimo, no paraba de agitarse, revolverse, era evidente que estaba incómodo, muchas veces acababa buscándose un hueco a los pies de la cama, en horizontal, como un gatito... Una pena. Así que empezamos a intentar convencerle de que se quedara en su cama y paralelamente el papá se iba a la cama de Leo cuando Leo aparecía por la nuestra.

Esto fue después de que yo empezara a destetarle y él asumiera que la teta de noche se había acabado, allá por la primavera-verano de 2013.

Y pasó el verano, y el otoño, y el invierno... (madre mía, ahora me doy cuenta de lo largo que ha sido este proceso) y Leo empezó a tener muchos terrores nocturnos, uno o dos por semana. Se despertaba a las 2, 3 o 4 horas de dormirse. Duraban una media hora. Después se dormía de nuevo pero se quedaba con el sueño muy agitado. Se venía a la cama conmigo y el papá se quedaba en la cama de Leo. Cuando no había terror nocturno era igual: Leo se despertaba, venía a la cama grande y el papá se iba a la cama de Leo. De dormir solo ni hablar. A veces tenía pesadillas, ya estando en la cama conmigo.

Pero esto no era solución. Al final yo estaba con Nora a un lado, con Leo al otro, los dos con despertares, Leo gimiendo, despertando a Nora, Nora despertando a Leo, los dos se pegaban a mí, éramos un tetris humano y la otra mitad de la cama vacía... Un caos. Yo me desesperaba, me cabreaba, eso no era ni medio normal. ¡Yo no sé cómo otras familias pueden colechar con más de un hijo!

Nos plantamos ya en primavera de 2014 y decidimos que no merecía la pena seguir así. Era evidente que Leo no quería dormir solito y no iba a hacerlo en breve. Así que el papá “se mudó” a su cuarto. Más o menos desde mayo duermen juntos. En la habitación de Leo. En una cama de 90.

Desde entonces Leo ya no se levanta para venir conmigo a la cama grande. Se sigue despertando una o dos veces, suele pedir agua. Tampoco hay ya terrores nocturnos. Desaparecieron poco antes del verano. ¿Quizá porque Leo sabía que cada noche su papá iba a ir a dormir a su camita con él? ¿Quizá porque se adaptó por fin al cole y el estrés desapareció?

En todo este proceso, antes de que O. durmiera con Leo, al principio, hubo veces que Leo durmió del tirón en su camita. Era maravilloso, veíamos el final, la meta, la madurez en el sueño. Pero no. Creo que a sus casi 4 años, aún queda para eso. Bueno, la idea es comprar una cama nido para que al menos estén un poco más cómodos los dos.

Mientras tanto, yo sigo adosada a Nora. Con sus 3 ó 4 despertares y a veces con sus maratones de teta a partir de las 7 de la mañana.

A día de hoy tengo varias cosas muy claras:

- Yo duermo a Nora y O. duerme a Leo. Esta rutina está ya instaurada y aceptada por todos. Es algo que quise que fuera así desde el principio y me alegro de haberlo hecho. El enganche de mis hijos con mamá es muy fuerte y si no lo hubiéramos hecho, aún estaría durmiéndoles yo a los dos.

- Mi hijo no ha tenido despertares nocturnos por la teta. Mi hijo necesitaba la teta para volver a conciliar el sueño. Cuando dejó de mamar, durante algunos meses de mi embarazo, seguía despertándose (aunque más o menos en ese tiempo empezó a reducir número de despertares, pero eso ha sido así progresivamente, muy despacito, hasta hoy mismo). Eso sí, en general creo que los bebés que toman teta a demanda y colechan se despiertan más. Hablo de bebés a los que no se les ha acostumbrado a nada, a los que no se les ha aplicado ningún “método para dormir”. En muchos casos los bebés o niños que duermen del tirón lo hacen porque sus padres han intervenido de alguna manera: dejándoles en la cuna sin cogerlos, haciéndoles entender que se tienen que dormir solitos, cambiándoles de habitación... Es decir, que se despierten es normal y la relación que se establece entre ellos y el pecho implica ciertas cosas en algunos casos.

- Por lo tanto, los bebés y los niños se despiertan por las noches. No hay ningún problema, no les pasa nada malo, ellos descansan. Somos nosotros los que nos tenemos que plantear hasta qué punto podemos o queremos respetar sus ritmos nocturnos.

- Soy muy consciente de que hemos forzado a Leo en algunas cosas. Sé que el 2013 fue duro para él. Empezamos echándole de la habitación, dejé de dormirle yo, nació Nora, destete, deja el pañal, ve al cole... Lo hemos hecho lo mejor que hemos podido para no hacerle sufrir demasiado, pero había necesidades nuestras que han sido díficiles de asumir por él.

- Yo estoy cansada de no dormir del tirón y de que mis hijos me reclamen por la noche. He empalmado el final de Leo con el principio de Nora, y lo que me queda... Ni siquiera Leo duerme del tirón, tampoco solo. Pero lo asumo (lo asumimos) como algo que forma parte de nuestra ma/paternidad. No cambiaría nada de lo que hemos hecho. ¡En todo caso cambiaría mi habitación por una más grande, para que cupiéramos los 4 bien cómodos!

- Al menos con mis hijos, nada es invariable. Ha habido multitud de fases diferentes y muy pocas cosas fijas desde el principio. Los dos han dormido muy bien hasta los 4-5 meses (haciendo bastantes horas del tirón)... ¡y mirad después! Más ejemplos: Leo no se empezó a dormir con la teta hasta los 7 u 8 meses. Nora ha tenido una fase hace unos cuantos meses en la que tardaba casi una hora en dormirse. Ahora suele tardar menos de la mitad. ¡Lo único fijo desde siempre es que hay despertares!

- El colecho es lo mejor que he podido hacer. Desde el primer día con los dos. Jamás he tenido que levantarme de la cama para atender a mis hijos y eso ha hecho que descansara muchísimo más. El primer año con Leo ni me enteraba de cuándo se enganchaba y se desenganchaba de la teta, me dormía yo antes que él.

Como resumen, mi hijo mayor, de 3 años y 11 meses, no quiere dormir solo y se sigue despertando una o dos veces, aunque no hace falta “dormirle” de nuevo, simplemente darle agua o decirle que se duerma otra vez. Para mí eso es prácticamente dormir del tirón. Estamos más "atados" a él por el hecho de que no quiera dormir solo.

Mi hija menor, de 20 meses, se despierta varias veces cada noche y se duerme con la teta. Ha tenido épocas de desvelos y a veces le cuesta coger el sueño del todo y pide teta varias veces seguidas en periodos muy cortos de tiempo. Pero aguanta ya casi 4 horas seguidas al principio de la noche.

Leo no se duerme solo, su padre se tumba con él en la cama. Actualmente tarda poco en caer, un cuarto de hora más o menos. Aún recuerdo cuando yo tardaba una hora cada noche, en eso Nora es un poco más fácil, desde hace unos meses tardo más o menos lo mismo que O. con Leo, quizá un poco más, una media hora como mucho.

A Nora la duermo con la teta y con canciones y caricias. O. duerme a Leo simplemente estando tumbado a su lado, pero antes tenía que cantarle hasta que se dormía.

Es duro a veces, pero es lo que queremos hacer. No salimos por la noche porque nuestros hijos nos necesitan para dormir, pero ya saldremos. He estado saliendo más de 15 años cada finde antes de tener hijos, no pasa nada si estoy unos pocos años sin hacerlo. Por el día sí podemos dejarlos con otras personas, por la noche Leo ya es capaz de dormir con sus abuelos. Parece que no pero todo llega. Va llegando.

¡Llegará!

Feliz maternidad. :-)

lunes, 8 de septiembre de 2014

A una semana de los 20 meses

No sé ni por dónde empezar. Por su récord absoluto de “mamás” por hora; por su tendencia natural a darse mamporros y hacerse “pUpas”, como dice ella, poniendo la boquita en forma de “u” durante toda la palabra; por sus payasadas copiadas de su hermano; por su forma de correr dando pasitos muy cortos, sonriendo mucho y entrecerrando los ojos; por la cara que pone cuando nos pilla haciéndole una foto; por esa risa que le entra, de pura alegría, cuando me pide teta y yo accedo y la coloco en posición; por esos besos que tira y da, tan sonoros, tan bien dados; por esa sonrisa...

O por el hecho de que con nosotros come poquísimo y según sus abuelos es una lima; por su casi constante quejido que usa para todo, desquiciante a veces; por sus chillidos cuando quiere algo y no lo consigue, o cuando simplemente me alejo unos centímetros de ella; por sus despertares nocturnos...

Escribir sobre Nora me resulta difícil. Y cuanto más tiempo pasa más difícil. Nora es... ¡Nora hace tantas cosas! Empiezo con una anécdota, sigo con otra, y otra, y me pierdo, y me sale un post larguísimo y aburridísimo.

Y Nora es todo menos aburrida.

Cuando está con gente desconocida disimula. En eso se parece a su hermano. Pero ella coge confianza antes. Al principio de la mano de mamá y poco a poco solita, va soltando su sonrisa y sus encantos. 

Y entre nosotros, con su familia... Es muy pícara, muy payasa, muy alegre, muy auténtica. Evidentemente a estas alturas entiende todo lo que le decimos. Y lo que más le mola es contestarnos a todo con un ¡no! que tiene un deje a ¡na!, y además lo dice mientras te sonríe vacilona.

Habla muchísimo, o eso me parece a mí. Una de sus últimas adquisiciones es "¡a bailar!" (algo así como "a alar"). Es fácilmente entendible porque lo dice mientras suena la música y se está bajando del sofá. Como a su hermano le encanta bailar (tendríais que ver cómo mueve las caderas) ella le imita, pero cada uno con su estilo, que Nora es muy suya. Su estilo es dar vueltas en círculo, andando en plan pato mareado. Se lo pasan pipa. 

También dice "a dormir", "hola", "hala" (Leo dice: mira lo que hago mamá, y yo digo "halaaa", y Nora repite "halaa"). Dice "vale" (Yo digo "Nora, hay que irse a dormir". Y el 99% de las veces ella dice "¡na!" y el 1% dice "vaabe" con caída de ojitos). Dice varios nombres de amiguitos y de familia (incluído el mío), pero el de su hermano no. Si la decimos que le llame dice "tete" (ni idea de por qué). Tiene su repertorio propio de gestos. El más característico es el que pide que la cantemos. Y como las canciones infantiles muchas veces hablan de animales, cuando vemos algún cuento de animales (muy comunes también) me va haciendo el gesto para que le cante una canción de cada animal. Imagináos: que si un tucán, que si un papagayo, una serpiente, mariposas, patos, dinosaurios...
Así que me paso el cuento diciendo: Nora, es que no me sé ninguna canción de... gusanos, perros, ardillas, etc. Para casos extremos utilizo “un día Noé”, ¡jajaja!

Y por supuesto dice "teta". Teta a toooodas horas. Aunque no es excesivamente adicta por el día... Bueno, según le dé. ¡Bueno, puede que sí, jajaja!

Cada vez corre más, anda de puntillas también y quiere aprender a saltar como Leo. Y se cae mucho, pobre, la verdad es que tiene que ser frustrante después de casi 6 meses andando. Tiene los pies muy pequeños (un 19-20) y nos da la impresión de que un poco torcidos. En octubre la ve su pediatra y se lo diremos. Se apaña muy bien para bajar escalones. Llega, se sienta y los baja de culete. :-) Y en el sofá y en la cama es un poco kamikaze, me pone un poco nerviosa. ¡Y si está Leo en la ecuación ya es directamente ansiedad! El otro día la tiró (sin querer) de un banco de la calle al suelo...

En la revisión de los 18 meses nos dijeron que había bajado mucho de percentil de peso (9,900 kg. De altura 78 cm.), más allá de la bajada normal de los 12 meses. Nos mandaros unos análisis de orina y salió todo bien. Así que nos citaron 3 meses después para pesarla. No me preocupa mucho porque sigue el mismo patrón que su hermano. Mucha teta y poco sólido, aunque ella come un poco más de lo que comía Leo a su edad. Y por lo visto con los abuelos come bastante más que con nosotros. Eso sí, dale un mikolápiz y se lo fundirá en tiempo record y mientras devora el final te dirá "¡má, má!" (De todas formas esto es muy relativo. A veces come que da gusto. Ayer por ejemplo se merendó una naranja enterita, a trozos).

Hablando de comida, nos cuesta mucho mantenerla en la trona. A veces dice que no quiere más y que se quiere bajar y cuando está en el suelo dice "má!" y va por ahí correteando por el salón mientras le damos unas cucharadas más de lo que sea o se come un trozo de pan. Qué niña, ni trona ni baberos.

Me río mucho con ella. Y ella se ríe mucho con su hermano. Ahora sí que se me cae la baba cuando les veo jugar y reirse juntos. Y Leo parece que lo sabe, porque a veces, cuando le da por abrazarla o besarla, me llama para que lo vea. Él ya se porta muuucho mejor con ella.

Sigue estando muy apegada a mí, pero voy viendo cada vez más momentos de ir a su bola, de entretenerse sola a ratitos como hacía antes de cumplir el año, de ir por el parque sin pedirme la manita, como paseando a su rollo. Y en la piscina se abstrae que da gusto, qué pena que ya se acabe esto. Disfruta tanto, con sus manguitos, flotando feliz, saltando en el agua...

Y lo siguiente en su lista de preferencias, después de la piscina, son los Cantajuegos. ¡Qué enganche! Dice "a ve, a ve" mientras señala el sofá y se hace todas las coreografías. Leo la acompaña a veces.

Hace un més o dos le dio por llorar cuando se iba con los abuelos. Lloraba mientras decía “mamá, mamá” y eso es una mierda. Pero luego se lo pasaba pipa, y por lo visto en cuanto dejaba de verme le duraba el berrinche 5 segundos. Ahora ya no lo hace. Con su padre le cuesta un poco más, quizá porque le recuerda más a mí, no sé.

 Nora te abraza y te da besos perfectos, da las buenas noches con mucho amor, a su papá y a Leo; se acerca, dice adiós con la manita y luego les besa. Le gusta llevarse a todas partes a su bebé en el carrito de juguete de Leo (que ya es suyo), y últimamente coge también de un cajón unas gafas de sol mías que nunca uso, esto antes de salir a la calle. Se las pone y va hacia la puerta levantando la nariz para que no se le caigan, ¡jajaja! En fin, que Nora es mucha Nora y si durmiera del tirón sería ya demasiada felicidad como para soportarlo, será por eso que se despierta aún 3 ó 4 veces (o 5...). En las siestas hemos ganado, eso sí. Llevamos una racha de 1 hora y media mínimo. No tengo esperanzas de que dure, mis hijos son así, cambiantes y puñeteros. ;-) Al menos se duerme a una hora decente. Sobre las 22:30 h. y porque es verano, supongo que en breve será antes. Se está despertando entre 8 / 8:30 h.

Y tampoco sé cómo terminar. Seguiría eternamente, es otra cosa que tiene Nora. Es muy fácil hablar y hablar de ella...

Seguiremos. :-)




jueves, 4 de septiembre de 2014

Una pequeña reivindicación y una semi-despedida




Septiembre. Se acaba la libertad. Se acaba vivir al margen.

Leo comenzará a levantarse a las 8. Colegio mañana y tarde. Horarios, rutinas. Comer a deshoras para volver luego a clase (mierda de jornada partida). Se acaba la calma, la bella anarquía.

Yo empiezo a buscar curro otra vez. Entro otra vez en la rueda, en el aro. ¿Cuánto tiempo me perderé cada día de mis hijos, de mi vida, de mi felicidad? Ha estado bien vivir dedicada a mi familia, a mis bebés. Siento que he hecho lo que tenía que hacer, que he aprovechado las circunstancias y que he disfrutado de un lujo que muchos ni siquiera ven como algo positivo. Ellos se lo pierden.

Para muchos lo que yo he hecho es incluso irresponsable. Porque, ¿cómo he osado a no buscar trabajo? ¿A embarazarme de nuevo y vivir de acuerdo a los tiempos de mis hijos? ¿A cobrar una prestación mientras “no hacía nada” y cada vez teníamos menos dinero? (¡ja, me río yo de ese “no hacer nada!”). Incluso mi excedencia de 10 meses para muchos fue una pérdida de tiempo y, una vez más, de dinero...Ay el dinero...

Síntoma de que esta sociedad no valora (ni en términos económicos ni de mérito) los cuidados... y si son a bebés menos aún, que para eso hay guarderías. Y los papás y las mamás a trabajar fuera de casa, a ganarse el pan (poco) con el sudor de su frente (muuucho), a dejarse dar por culo por cuatro duros de mierda, ¡y sin quejarse, que las cosas están muy mal! ¡Da gracias por tener un trabajo!

Pues no. No doy gracias. No me da la gana dar gracias por eso. Faltaría más.

Espero encontrar algo pronto, claro. Porque lo necesitamos. Espero poder elegir algo mínimamente decente, como por ejemplo... trabajar 8 horas en jornada partida a una hora de casa por menos de... ¿800 €? Quizá ahí podría quejarme un poquito? ¿O sólo si me obligan a hacer horas extra al mismo precio que las normales? No, espera, mejor que me obliguen a hacerlas gratis, así podré decir de vez en cuando que es injusto sin que salga la frase de marras.

Pues yo he decidido ser optimista (o ingénua) y buscar algo que me permita conciliar un poquito. Que me permita vivir, que me permita ver aunque sea un atisbo de esa libertad de la que llevo disfrutando 4 años y que recordaré toda mi vida como algo maravilloso.

Y sí, lo digo, currar es una mierda (¡oh dios mío lo que ha dicho!). Hay tantísimas cosas interesantes que hacer en esta vida que me da pena la gente que dice: “¿y si no curras qué haces todo el día? A mí se me caería la casa encima”. Pues qué poquita imaginación y capacidad de disfrutar. “¿Y no te agobia estar tooodo el día con los niños?” Sí, claro, ¿quién ha dicho que yo quiera eso? Lo que no quiero es tener que trabajar en los únicos ratos en los que estoy sin niños.

Pero hay que hacerlo, sí. No espero que nadie me regale dinero, ni siquiera juego a la lotería (quizá debería empezar). Hay que ganarse la vida. Pero es una pena que para ello tengas que sacrificarlo todo. Es una pena no poder aspirar a algo que te permita compatibilizar otras cosas con el curro. Lo que se dice que es trabajar para vivir, y no vivir para trabajar. Y yo he decidido que voy a aspirar a eso, a lo primero, aunque sé que cualquier cosa me parecerá mucho tiempo sin mis hijos, aunque sé que yo debería poder estar con ellos. Que es lo que quiero.

¿Conseguiré estar a las 16 h. para recoger a Leo del colegio? ¿Conseguiré no ir por la vida arrastrada por los madrugones después de una noche con 5 despertares de Nora? Muchos me diréis... ¡Noooo, es que lo quieres todo! Sí, lo quiero todo. Al menos me queda eso, quererlo. Eso sí, con pagar las facturas me vale, otros no se conforman con tan poco.

Y mientras tanto, seguiré disfrutando cada día de Leo y de Nora, de su libertad, de sus ganas de jugar y de estar conmigo. Pero ahora un poquito menos, porque ya llega septiembre, empieza el cole de nuevo, yo empiezo a buscar curro...