Estar embarazada y tener un pequeño de 23 meses está siendo agotador para mí. Sobretodo teniendo en cuenta cómo es Leo. Leo es especial (como todos los niños, ¿verdad?), es muy sensible, es encantador y le adoro. Tiene la piel suave y estaría acariciándole y besándole todo el día (si se dejara). Corre, se ríe, le chifla jugar a la pelota, es inteligente, te escucha y te entiende (cuando quiere) y poquito a poco está dejando de ser un bebé. Es dulce y precioso.
Y también, creo, muy muy demandante, cabezota como él solo, inconformista (por no decir un poco caprichoso) e incansable.
Seguimos con las rabietas. Sigue tirando la comida al suelo continuamente. No acepta un no por respuesta nunca. Llora y llora, se queja, no se rinde, por todo, cada vez más fuerte... No es fácil distraerle, no es fácil calmarle. Muerde, araña, pega, y te dice que quiere hacerlo, sin estar enfadado necesariamente.
Y a mí se me acaba la paciencia más a menudo que antes. Supongo que no es sólo el embarazo, supongo que es la etapa que nos toca vivir. Y me paso el día de mal humor, de buen humor; de mal humor, de buen humor. Y pienso que mi hijo es maravilloso y que además es comprensivo, y que realmente nos pone las cosas fáciles muchas veces, y pienso también que es insoportable y un coñazo y que no es normal lo que hace.
Sé que sí lo es, sé que es normal, pero también sé (intuyo, al menos) que es de los "dificilillos". Tiene carácter, mal genio, es un niño introvertido, muy apegado a sus referentes más cercanos, no es el típico "bebé explorador", no habla mucho... y supongo que todo lo que lleva dentro tiene que salir de alguna forma fuera.
Yo cambio de ánimo 20 veces al día, y al final voy improvisando mientras mi pequeñaja se mueve dentro de mí y me recuerda que ella también existe. Y es como si no pudiera pensar en ella sin pensar también en su hermano. No puedo dedicarle mis pensamientos en exclusiva porque siempre pienso en ella en relación a Leo: cómo reaccionará cuando la vea, cómo llevará los celos, cómo me apañaré con los dos, qué hará él cuando me vea darle teta... Mi niña va a venir al mundo de la mano de su hermano mayor y siento que ni siquiera es una personita independiente, existe en relación a Leo.
Sé que esto cambiará cuando la vea, cuando por fin la tenga en mis brazos. Pero ahora es así como me siento. Es un embarazo tan diferente al primero que aún ni lo asimilo, me da la sensación de que se me escapa de entre mis manos sin haberlo tenido nunca. Es otra la que está embaraza, yo voy a tener una niña.
Me ayudaría que tuviera nombre ya. Estamos en ello.
Luego están las hormonas, que definitivamente se han instalado del todo. Estoy sensible hasta la médula y supongo que en gran parte son ellas las que escriben esto. En fin. Soy inmensamente feliz cuando pienso en mis dos hijos y me dan ganas de llorar en cuanto asoman los "terribles dos" a la hora de la cena, del parque o de irse a dormir.
Tampoco ayuda que sigo sintiéndome muy cansada. Mi niño me reclama todo el rato, no juega solo aún y tampoco se entretiene con cualquier cosa aunque esté yo con él. ¡Y no puedo seguir su ritmo! Para esto sí me siento embarazada... Mierda.
Y así vamos desde hace unas semanas. El padre haciendo lo que puede también, y animándonos y apoyándonos mutuamente.
Eso sí, cuando veo a mi pequeño reirse, sonreir, venir corriendo a abrazarme, divertirse, asombrarse, parlotear... En esos momentos me lo comería y sé que no cambiaría nada, nada de lo que nos está pasando desde hace más de dos años ya.
Seguiremos informando. ;-)
Por cierto, la hermanita está perfecta, la eco de las 20 semanas correcta y sin nada que destacar. Allí terminaron de confirmarnos que era una niña.