lunes, 9 de septiembre de 2013

Y llegó el día

Hoy ya es lunes. Desde hace 5 minutos. Hoy Leo empieza el colegio. Por primera vez en su vida, se separará de nosotros varias horas para estar con personas desconocidas. Bueno, concretamente mañana (digo, hoy) no, porque estará sólo 45 minutos. "Sólo"... Espero que para él la sensación sea realmente de que sólo va a estar 45 minutos, y no sea de que va a estar solo. En fin, dejémonos de juegos de palabras. La verdad es que mañana (¡digo, hoy!) voy a llevar a Leo al colegio y estoy un poquito acojonada... 

El jueves pasado tuvimos reunión con su profesora. Me cayó bien. Creo que será cariñosa y paciente. Espero. Nos preocupa un poco la cantidad de cosas que tendrá que hacer él solito. Sigue sin controlar esfínteres... aunque realmente lo que le sucede es que no quiere ir al water, prefiere hacérselo encima. Pero sabe cuándo tiene ganas de hacer pis, se aguanta y sabe como "echarlo fuera". Al menos eso creemos su padre y yo. La caca no, la caca tiene que ser en el pañal, pero también sabe aguantarse y no hay problemas de estreñimiento, así que por ese lado tranquilos. Bueno, según se acerca el momento de tranquila nada. ¡Si ni siquiera sabe quitarse la chaqueta él solo! Menos mal que aún no hace frío, y que mañana no entra temprano. En manga corta y listos.

Otra de las cosas que me dan miedo es cómo se las apañará para relacionarse con los otros niños. Le cuesta mucho, aunque desde hace unos meses también le atrae bastante, algo que antes no sucedía. Pero yo le veo torpe aún en ese aspecto, con pocos recursos, tímido y sin controlar demasiado los "códigos" sociales.

Le hemos ido hablando del colegio, de lo que va a hacer allí, de cómo será, le hemos explicado que nosotros no estaremos, que su profe le ayudará en todo... y de momento se lo toma bien, le hace un poco de ilusión, aunque no creo que sea muy consciente de lo que le espera.

Sólo pido que el camino hasta allí sea relajado. Está a unos 5-6 minutos a paso de adulto, vamos a ir andando y sin silla de paseo, ¡todo un reto! A ver si al menos para ir al cole consigo que deje la silla... 

Es crucial que llegue de buen humor hasta allí, y con Leo nunca se sabe qué puede hacerle saltar... Y su padre y yo (sobretodo yo) tendremos que tragarnos los nervios, que el listillo los caza al vuelo siempre. 

Ójala le guste. ¡Deseadle suerte!




viernes, 30 de agosto de 2013

Siete y medio: apuntes de Nora

Lo último que contaba de Nora era a la carrera, hace un mes. En estas últimas semanas ha avanzado en su “pregateo”. Se sienta solita aunque a veces pierde el equilibrio y algún coscorrón se ha dado, pero le gusta mucho estar así, sentada con sus juguetes, alargando las manos hacia cualquier cosa, intentando desplazarse. Ya lo hace, de hecho, pero sólo hacia atrás arrastrando el culete. Cuando se pone en posición de gatear e intenta hacerlo hacia delante se le queda una piernecita enganchada, exactamente igual que le pasaba a Leo. ¡Creo que cuando solucione ese obstáculo la tendremos desplazándose por toda la casa!

Hace poco pasó su primer catarro, nada importante, ¡pero se puso con 39 de fiebre en medio de la ola de calor!

Duerme un poquito mejor, menos despertares, aunque sigo sin tenerlo claro por el colecho (¡bendito colecho!). De momento los horarios con su hermano mayor cuadran, y mientras yo la duermo a ella el papi le duerme a él.

Coge cosas con la mano con facilidad y se las lleva a la boca (ya chupetea el pan, que hasta hace poco no le interesaba nada). También se las pasa de una mano a otra. Ha aprendido a tirarlas y le gusta bastante.

Sigue siendo muy alegre, sobretodo cuando ve a su hermano hacer algo: hablar, correr... lo que sea. Se descojona.

No come casi nada, unas pocas mini-cucharadas de copos de avena por las mañanas y algo de guarreo en la comida (brécol, algo de fruta, fideos, zanahoria, patata...). El puré no le va mucho. Le sigue los pasos a Leo en esto, está claro que yo fabrico niños que no duermen y no comen. Pero es una gozada estar con ella, verla sonreir, acariciar a su hermano, hacerla reir...

Leo interactúa con ella cada vez más y ella se adapta a todo. Tiene sus momentos, claro, pero en general nos da mucha tregua. Eso sí, ya sabe cómo pedir ciertas cosas, y si por ejemplo quiere estar con mamá y mamá se va de la habitación, se pone a llorar inmediatamente. ¡Y en cuanto aparezco, me dedica a mejor de sus sonrisas!

Os dejo unas fotos de la gordita. ¡Que tengáis buen finde!


viernes, 23 de agosto de 2013

La verdad sobre la maternidad

Sobre MI maternidad, por supuesto.

La verdad es que he aprendido a no juzgar a otras madres, aunque al principio sí lo hacía. Pero la verdad es también que sigo torciendo el gesto en modo irónico cuando escucho “no, nos vamos solos, el nene se queda con los abuelos que se lo pasa mejor”, o cuando me cuentan que una madre reciente, con un bebé de apenas un mes, le ha dejado con el papá y se ha ido a pasar el día a la playa después de sacarse leche. No me parece mal, es sólo que a mí no me sale hacerlo. No descarto que sea pura envidia.

La verdad sobre mi maternidad es que me entra como un desasosiego cuando dejo a mis hijos con otras personas. Pero la verdad es también que lo necesito y que me alegro infinito de tener los abuelos que tengo.

La verdad es que me muero por un gin tonic y por salir una noche, pero la verdad es también que áun no quiero hacerlo, así de simple y así de complejo.

La verdad sobre mi maternidad es que no siempre estoy contenta, no soy una super madre, grito mucho (yo necesitaría una montaña de rinocerontes naranjas), y no sólo eso, castigo y algún manotazo ha caído. No me siento orgullosa pero tampoco me flagelo... o al menos lo intento. La verdad es que por ejemplo no puedo decir que mi hijo mayor adore a su hermana (tampoco es que la odie) y tampoco puedo decir que siento una felicidad plena cuando miro a mis hijos (a veces sí, pero otras veces pienso: ¡cuándo te entretendrás solo un ratito, hijodemivida!).

La verdad es que mi maternidad, desde que ha nacido mi segunda hija, está siendo difícil, muy dificil. La verdad es que me siento desbordada muchas veces, agotada y llena de dudas que hace un año y medio no tenía. Me he dado de bruces con la fealdad, el aburrimiento, el descontrol y el caos, el miedo y la desesperación. Sí, suena muy melodramático, pero así es.

Quizá mi hijo no es como los demás, o quizá no soy yo como las demás, o quizá son las dos cosas o ninguna. Pero la verdad es que da igual, porque sea lo que sea y sea como sea, hay que seguir hacia delante, y lo mejor es hacerlo con calma, alegría y paciencia. Mucho de todo. Mucho muchísimo.

La verdad sobre mi maternidad es que no es como la cuentan en los blogs de maternidad, o a lo mejor es que a mí me sale contar las cosas malas. Pero la verdad es que tengo siempre muchas cosas malas que contar. Qué se le va a hacer, mi maternidad es así.

La verdad sobre mi maternidad es que es compleja, actualmente me confunde y me sobrepasa, pero también me encandila. Vivo y me desvivo por ella.

La verdad es que sí, a veces mis días son una mierda, a veces mi hijo me desquicia. Pero no, no cambio nada, aquí llega el puntito rosa pastel y la verdad es que me siento hasta orgullosa de haber estado y estar con ellos como lo he estado y estoy; no cambio ni un segundo del tiempo que he pasado con ellos...

¡...Todavía, jajaja!

Feliz maternidad. 

miércoles, 21 de agosto de 2013

Del pañal y otros demonios

Hoy le hemos quitado el pañal a Leo sin estar para nada preparado. Así de claro lo digo. Llevamos desde julio más o menos con el rollo el water, el orinal, hacerlo así y asá, sentarse aquí o acá, y que mayor eres y bla bla bla. Nada. Los tres primeros días le hizo un poco de gracia y alguna caca y algún pis hizo en el water, luego decidió que eso no iba con él. Jamás le ha molestado llevar pañal ni ha mostrado ningún interés especial por hacerlo “como papá y mamá”.

Nosotros le preguntábamos cada día si quería sentarse, pero no quería. Intentamos establecer rutinas, al menos una o dos veces al día a horas fijas. Que no. Mi hijo es muy cabezón y si es que no es que no. Y le da igual todo, él chillará y llorará y le dará igual todo lo que le digas y todas las pegatinas con las que le premies y chorradas similares.

Así que hemos llegado al día de hoy, 20 de agosto, y en vista de que el colegio empieza el 9 de septiembre, hemos decidido quitárselo a las bravas, a sus dos años y casi diez meses. Y a ver qué pasa.

Lo que ha pasado han sido 10 calzoncillos en apenas 6 horas. Y por supuesto no ha querido sentarse ni una vez en el water, excepto una que aún no acabo de encajar en esta historia.

Y me da rabia, me da rabia tener que estar liados con este tema cuando tenemos otros a mi parecer mucho más importantes, como por ejemplo cómo gestionar sus rabietas, sus crisis histéricas, su cabezonería extrema, lo de no querer ir andando a ningún sitio (sólo en la silla o en brazos), lo de pegar, lo de insultar, los celos, su timidez...

Su padre y yo nos desvivimos cada día para que Leo sea un niño feliz, para que siga desarrollándose de forma sana. Cada día es una lucha contra sus “terribles dos” ¡y coño, que estamos muy liados para estar fregando pises! ¿Qué más da esperar unos meses más que menos?

Pues no, parece que el cole sabe mucho más de mi hijo que yo, y manda mucho más en mi hijo que yo.

Estoy convencida de que Leo empeará el colegio sin controlar esfínteres. A ver qué nos dicen, a ver si nos ayudan. Eso espero. No quiero que tenga que ir sin pañal y que esté mojado todo el día, aunque le cambien.

Me preocupa mucho también que sus compañeros se rían de él por llevar pañal o por hacérselo encima. Por desgracia esto es muy normal, les hemos metido a nuestros hijos en la cabeza que hacerse pis es de “bebés” y que a esa edad ya eres mayor y es motivo de burla no controlarlo. Y no quiero que se sienta diferente, peor que los demás. Parece mentira que hablemos de niños de tres años.

Es muy triste que los débiles siempre sean los perjudicados por el sistema, cuando debería ser al revés. 

martes, 30 de julio de 2013

A la carrera

A la carrera escribo esta entrada. Nora ha caído en la teta hace 5 minutos, pero no durará mucho. Leo está con los abuelos como cada mañana. En media hora me voy a buscarle.

Voy sacando ratitos para... ducharme, tomar un café, echar una siesta con Nora cuando el papi se queda con Leo... y poco más. Vamos acelerados y llegamos agotados al final del día. Leo ha abandonado definitivamente la siesta desde que nos plantamos y le dijimos que no le íbamos a dormir paseándole en la silla. ¡Que tiene ya dos años y nueve meses! A veces seguimos tratándole como un bebé y en parte puede que eso le haga más difícil crecer.... o quizá no. Yo es que ya sólo sé que no sé nada. ¿Tendré una crisis de crianza?

Hasta hace tres días seguíamos bañándole en la bañerita de bebé. Ahora hemos pasado ya a ducharle. Como sigue usando pañal, tenemos la costumbre de seguir vistiéndole tumbado boca arriba. Menos mal que él mismo nos pide sentarse. Son pequeñas cosas sin importancia, pero con la lentitud de Leo puede que no sea lo mejor para él que sigamos actuando así, porque entonces igual aprende a vestirse solo con ocho años.

Está igual de gamberro y con una mamitis más acusada aún, si cabe. El otro día se metió conmigo en el baño y mientras yo meaba él se agachó para tener la mejor visión panorámica y me dijo: ¡hala mamá, qué bonito! Me parto. Dicen que cuando se ponen así, tan mimosos, es porque van a dar un salto en su desarrollo y de repente les da miedo. Ójala sea ese salto el abandono del pañal, ejem... Aunque si es eso lo disimula muy bien.

Come fatal últimamente, peor que de costumbre, que ya es decir. Cada vez trata mejor a Nora, aunque tuvimos una crisis de un par de días en los que le metió dos mordiscos muy feos. Está muy pegón, en fin. Pero se ríe cuando ella se ríe, la abraza y la besa (¡¡y la lame!!) y está empezando a hablarla.

Ella tuvo la revisión de los séis meses hace quince días. Pesa 7,760 kg. Mide 65 cm. Todo bien. Ronda el percentil 50. Hemos empezado a darle ya la alimentación complementaria y no le hace especial gracia. Parece que mis hijos pasan de la comida... y de dormir, porque las maravillosas noches del tirón que hacía se acabaron. Ahora estamos en 6, 7, 8 despertares... Sólo se duerme con la teta, hasta ahí bien. ¡Pero es que cuando se queda dormida no la suelta! Así que se la quito yo de la boca... y al minuto está ya despierta. Y así infinitas veces, hasta que en una de éstas cae rendida mientras yo le doy palmaditas en el culete. Espero que esto mejore, porque lo de que necesite quedarse con la teta en la boca para seguir durmiendo no me hace ninguna gracia. Yo estoy durmiendo fatal y encima como Leo sigue despertándose también para venirse a “la cama grande” (entonces el papi se va a la habitación de Leo), en estos despertares de Nora a veces se despierta él, y al contrario también: a veces cuando él viene pide agua... ¡y con su voz despierta a Nora! ¿Cómo hacen los padres que duermen con dos niños? ¿No se despiertan el uno al otro? Yo estoy deseando que Leo se quede en su habitación toda la noche.

Siguiendo con Nora, hace ya tiempo que se da la vuelta también desde la posición de boca abajo, de hecho rueda que da gusto, se nos ha caído alguna vez de la cama... Menos mal que tenemos los somieres sin patas. Además cuando está boca abajo hace como el intento de gatear, y se sujeta sobre sus manos y rodillas. Se ríe mucho, es muy alegre y sigue siendo bastante tranquila. Le encanta el agua, disfruta de la piscina. Habla por los codos (es un decir) y se duerme fácilemente en las siestas. El carro le va bien (alternamos con el porteo), el coche también... un lujo, vamos. Bueno, eso y que estoy en un momento optimista ahora mismo, jajaja.

Es cansado, muy cansado. Tenemos muchos frentes abiertos con Leo (pañal, sueño, comida, pegar...) y a veces creo que se nos pira la pinza un poco y le exigimos demasiado. Nos sigue haciendo perder la paciencia en tiempo record, nos exige que juguemos con él contínuamente, no podemos ni hablar entre nosotros aunque estamos juntos todo el día (creo que el tema celos influye un poco, no estoy segura) y a veces se te quitan las ganas de todo y sólo quieres huiiiiiiiir bien lejos (y bien SOLA). Pero vamos aguantando y superando obstáculos, lo pasamos bien y me encanta ver cómo van creciendo.

Nora sigue durmiendo y yo me voy a recoger a Leo.

Feliz maternidad.

martes, 23 de julio de 2013

Un septiembre muy especial

La semana pasada Carol, de Minerva y su mundo, nos hablaba de su decisión de no escolarizar a su hija en esta entrada. Este tema me toca mucho (Leo empieza el colegio en septiembre) y aunque al principio pensé en responderla allí, luego decidí que iba a hacerlo a través de mi blog. La verdad es que debate hay poco, porque estoy totalmente de acuerdo con ella.

Yo no he llevado a Leo a la guardería. Primero porque me pedí una excedencia de 10 meses y segundo porque después me echaron de mi trabajo. La verdad es que me dieron una buena indemnización y entre eso y mi prestación por desempleo, me alegré mucho de poder disfrutar de mi pequeño a tiempo completo. De hecho nunca quise llevarle y siempre he pensado que las escuelas infantiles son únicamente para los niños que no pueden estar con sus padres. Después me quedé embarazada de Nora, quise aprovechar este parón en mi vida laboral para tener un segundo hijo y poder buscar trabajo una vez ese segundo hubiera cumplido ya seis meses. Todo el mundo me preguntaba si meteria a Leo en la guardería cuando naciera Nora, y cuando les decía que no, me miraban como si estuviera loca o fuera una apestada.

Mi tiempo con Leo lo he disfrutado al máximo. Nunca he echado de menos una guardería. Ahora que en septiembre empieza el colegio miro hacia atrás y recuerdo esa época con nostalgia y cariño. Lo que he vivido con él es un privilegio y ha sido un enorme placer. Despertarnos juntos, sin madrugones obligados, sin prisas, sin imposiciones. Jugando, experimentando, paseando, teteando mucho... Haciendo las cosas a su ritmo.

Creo que en el colegio se les exige demasiado (en la guardería también). A día de hoy, con dos años y nueve meses, Leo no controla aún esfínteres y por supuesto no se limpia el culito solo. Come solo pero muchas veces pide que le des tú la comida. No sabe bajarse ni subirse el pantalón solo, ni quitarse ni ponerse la chaqueta. Las manos se las lava regular.

Todas estas cosas se les exigen en el cole, y muchas más. Quizá las primeras semanas no, pero luego sí. Mucha gente me diría que si le hubiera llevado a la guardería sabría hacerlas ya todas o casi todas. Tengo mis dudas, sobre todo en cuanto al control de esfínteres, pero aunque así fuera, sólo significaría que allí ha tenido que adaptarse a una velocidad de desarrollo que no es la suya, que no se ha respetado su libertad y que se le ha “obligado” a ser más mayor de lo que es... Esto es lo que pasa con los niños hoy en día. Y es una pena.

Mi hijo no sabe aún hacer estas cosas. Tampoco sabe lavarse los dientes, ni recoge siempre sus juguetes, ni nos obedece, porque es un niño normal y porque por ejemplo no he considerado fundamental para él que sepa tirar su abrigo al suelo y luego meter las manos por las mangas. Está empezando a relacionarse ahora con otros niños, hasta hace poco no tenía ningún interés. Y no es porque no haya estado en contacto con otros niños, cosa que sí ha hecho, acompañado por mí. Es porque hasta ahora no le interesaban y prefería estar con papá, mamá y los abuelos. Ahora veo que empieza a “socializar” (cómo odio esa palabra), a una edad normal si consultas cualquier manual de psicología infantil, por muy cutre que sea.

No dudo de que si hubiera ido a la guardería hubiera acabado relacionándose con los niños de su clase. ¡Qué remedio! Y hubiera pasado buenos ratos, claro que sí. Y también malos. A todo se acostumbra uno, y los niños más que nadie, pero eso no significa que todo sea lo mismo.

Yo sí voy a escolarizar a Leo, y es una decisión muy meditada. En el colegio que está al lado de casa (5 minutos andando). Sin dejarle a comedor, sin libros en infantil y con una persona encargada de cambiarles si se hacen pis o caca. Es lo mejor que hemos podido encontrar para él, y creo que hemos tenido mucha suerte porque además conocemos a más de un profesor allí. No me siento preparada ni con ganas de tenerle en casa. Por un lado porque ahora está su hermanita, y no me veo capaz de lidiar con los dos. Estos útimos meses están siendo durillos. Por otro lado, no me apetece ir a contracorriente en esto. Asumo las dificultades que nos vamos a encontrar, y confío en lo positivo que Leo va a sacar del cole. Por supuesto pienso que hay muchísimas cosas buenas en el hecho de que vaya, sobretodo que espero que le sirva para hacer crecer esa independencia que asoma tímidamente entre su gran necesidad de nosotros. Lo que sucede es que mi hijo es muy introvertido y le intimidan mucho los desconocidos, ¡sobretodo si hay 27 a sus alrededor! Se asusta de verdad y me temo que lo va a pasar mal al principio.

Me encantaría que todos los niños empezaran el cole más tarde, a los 4 ó 5 años. Quizá entonces le metería este curso en una escuela infantil donde le acompañarían en su proceso de abandonar el pañal, donde podría llevarle las horas que yo quisiera, donde sólo jugara libremente...

Pero la realidad es que mi pequeño va a estar de 9:30 a 16:30 atado por horarios, juegos dirigidos, prisas para que desayune y coma y obligaciones. Yo intentaré acompañarle en este proceso lo mejor que pueda, sin regañarle, sin agobiarle y dándole todo mi tiempo después del colegio.

Y que conste que soy atea, pero... ¡que dios nos pille confesados!

domingo, 14 de julio de 2013

Agitación del amamantamiento

Hace tiempo que os contaba que había tenido que reducir tomas con Leo (aquí, concretamente). Hace de esto ya más de tres meses y hemos mejorado mucho. 

Leo pasó los primeros días pidiéndome teta a todas horas pero asumió pronto que yo no le iba a dar nada más que después de la siesta, antes de ir a dormir y en los despertares. Lo que sucedió es que los despertares nocturnos empezaron a aumentar. Pedía teta, mucha teta por las noches, cuando habíamos llegado a un punto en el que a veces incluso sólo pedía agua, o nada, sólo que permaneciéramos a su lado hasta que se durmiera de nuevo. Pero entre la llegada de Nora y las restricciones tetiles... se desmadró.

El problema es que yo seguía sin poder con ello. Las dos tomas diurnas las llevaba bien, pero las nocturnas... ¡Uf! Ahí tuve que asumir que tenía una pedazo de agitación del amamantamiento que no me la creía ni yo. Lo que pensaba que desaparecería después de parir estaba empeorando, si cabe...

He pasado noches de morder la almohada para no... para no... yo qué sé, pero tenía que morderla con todas mis fuerzas. He quitado a Leo de la teta muchas veces, con su consiguiente cabreo, he contado hasta 10 y posteriormente hasta 5 porque a 10 no llegaba... Y a base de decirle que mamá no podía, que le dolía, que las tetas estaban malitas por al noche, que tenían que descansar, que sólo un traguito y ya... A base de negársela en algunos momentos (al pincipio por las mañanas, antes de levantarse, luego en tomas más centrales de la noche)... mi niño asumió que esto es lo que había... y poco a poco dejó de pedir. Él, el más adicto del mundo a su teta, el que la ha necesitado cada noche de su vida unas cuantas veces para conciliar el sueño... Qué campeón. Y menos mal, porque yo no podía seguir con eso.

Ahora hace ya semanas que no la pide. Se sigue despertando (siempre he sabido que sus despertares no eran por la teta) y me reclama a mí, pero lo asumo. Además últimamente sólo lo hace para venirse a nuestra cama. El papi se va a la suya porque todos juntos no estamos cómodos, principalmente Leo no está cómodo, esto lo tuvimos que asumir nosotros y comprobamos que así había muchos menos despertares. 

Así que tenemos un único despertar (y quizá dos o tres gruñidos en los que le susurro "ya está cariño, a dormir") y nada de teta. 

Las dos tomas diurnas rara vez se las salta. La de antes de dormir nunca, la de después de comer (porque ya nuca duerme siesta) sólo cuando no está (si se queda a comer con los abuelos) y un par de veces que se le ha olvidado pedir. 

Hemos llegado a esta situación después de mucha angustia por mi parte, me ha costado mucho asumir que le tenía que negarle la teta a Leo. Pero la agitación me estaba transformando; aún a veces, en la toma de la noche, me da un poco y tengo que decirle a Leo que voy a contar hasta 5. Sobretodo cuando mama "sin ganas" o cuando la teta está más vacía.

Además, a veces me clava los dientes de arriba en la base del pezón. No es que me pegue un mordisco, es que los apoya con mucha fuerza al mamar y me hace mucho daño, me deja marcas. No entiendo por qué lo hace, pero sé que no es a propósito porque se lo digo e intenta corregir la postura, pero no puede. Y además sólo pasa a veces.

Me encanta seguir dándole teta a Leo, a pesar de todas estas dificultades. Sé que para él es importante, positivo, es algo que nos une, es algo nuestro, forma parte de nuestra relación... Me gusta. También sé que esto quizá sea el principio del fin. Un fin que aún está lejos pero que empiezo a vislumbrar ya. Hay una pequeña espinita, no me gusta tener que ceñirme a estos horarios, a esta restricción, pero sé que darle carta blanca o siquiera un poco de manga ancha es tener muchas papeletas para volver a la situación anterior a ésta, y eso no me lo puedo permitir.

Os dejo unos enlaces sobre el tema, a mí me ayudó mucho leerlos en su momento. 



miércoles, 10 de julio de 2013

Calores

¡Que se me muere el blog! Y no, no quiero, quiero que sea un diario, un recordatorio, una foto del día a día de mis hijos y de mí misma como madre. Pero las noches me atrapan en el sofá sin ganas de pensar mucho.

A Nora le falta una semana para cumplir seis meses y no me puedo creer que hayan pasado ya. Empiezo a tener nostalgia del parto y... sí, de mi barriga de embarazada, aunque lo digo con la boca pequeña. Esta vez creí que no me pasaría, lo pasé tan mal... Pero esos movimientos de tu bebé dentro de tí lo valen todo. Y lo de parir yo creo que crea adicción.

Nora se da la vuelta ya; no dura más de dos segundos boca arriba. !Lo que le gusta a esta niña estar boca abajo! Me da que está empezando a intentar pasar de boca abajo a boca arriba, pero eso le cuesta más.

Cada día se ríe más, le encanta que le digas cositas, que te dirijas a ella, te sonríe mimosa y provocadora, y a veces cuando apareces en su campo de visión se pone loca de contenta agitando pies y manos. Y también ha aprendido a gritar.

Le encanta escuchar a su padre tocar la guitarra, es un bálsamo para ella... Y definitivamente le cuesta muchísimo menos dormirse de lo que le costaba a Leo (no sé por qué hablo en pasado... ejem). A veces se ha quedado sopa viendo cómo su padre agita un sonajero delante de ella. Yo sigo tirando mayormente de teta. 

Sigue a su hermano con mirada de enamorada... pero nada como cuando mira a su papá. Es tan bonito verla.

Estamos consiguiendo que los dos hermanitos se duerman a la vez. A Leo no le hace mucha gracia que yo me dedique a Nora en esos momentos, está empezando a reclamarme para dormir, cuando desde hace meses le dormía su padre sin problemas. Sospecho que está pasando una pequeña crisis de celos... Está muy pegón. Con esta ola de calor nos pasamos el día en remojo, sobretodo él. Por la mañana en la piscinita del patio de los abuelos, por la tarde con nosotros en la de la urbanización o en la de la cooperativa de mis padres. De una a otra y cada día se suelta más con su flotador. Ahora ya nos dice: ¡no me cojas, yo sólo, que no me hundo!

No para de hablar y está muy gracioso. También nos saca de nuestras casillas con sus terribles dos años y hemos hablado de rebajar expectativas con él, porque se nos hace cuesta arriba muchas veces. Es tan agotador decirle que no 800 veces al día... Leo es muy cabezota, no se rinde, no se conforma, se enfada mucho, pega y grita... y eso hace que se te quiten las ganas de seguir jugando con él. Pero el botón de pausa no lo hemos encontrado aún, no hay tregua.

Tenemos muchas cosas que mejorar con él. Creo que nos falta paciencia y yo al menos no soy capaz de estar totalmente relajada en muchas ocasiones, siempre esperando el momento de tensión... Y él es extremadamente sensible a eso, lo capta enseguida y te pone a prueba. ¡Bueno, te pone a prueba siempre! Le exigimos demasiado para su edad, que recoja, que no toque esto ni lo otro, que no tire nada al suelo, que no haga ruido, que duerma, que obedezca... no hagas esto, no hagas aquello, no bebas el agua de la bañera (¡qué manía le ha entrado!)... La verdad es que si para mí misma es un coñazo, supongo que para él más aún, claramente no lo procesa todo. Es complicado porque tú llevas todo el día con él y lo que para tí es la gota que colma el vaso, para él no es nada, él no suma, no acumula... Es sólo tu vaso, no el suyo.

Hablando de vasos, no podemos dejar que coja él solo el vaso de agua para beber porque muchas veces le da por verterlo enterito en el suelo. Tiene narices, desde los seis meses prácticamente bebiendo él solito en vaso... ¡y con sus dos años y siete meses le tenemos que dar el agua nosotros!

Ah, y ha empezado a preguntar por qué constantemente.... ¿Tan pronto? ¿¿Por qué?? ;-)

lunes, 17 de junio de 2013

Esto marcha

Y un mes más. El tiempo pasa volando. Hace ya cinco meses, ¡cinco!, que mi gordita salió enseñando el culo y cagándose en el personal, el 16 de enero del 2013. Aún tengo que escribir el parto, por cierto.

Sigo igual de liada, pero más contenta. Lo de ser madre de dos lo llevo cada vez mejor. Lo de ser madre de Leo y Nora también, aunque cada vez me invade más la bipolaridad. ;-) Mi pequeño sigue siendo una lapita, no hay manera de que se despegue de mí o de su padre, pero no nos resistimos demasiado. Sabemos que saldremos perdiendo. No quiere dormir solo en su camita, cada noche se viene a la nuestra y el papi se traslada, porque además necesita mucho espacio. No quiere jugar solo. Necesita que estés todo el rato con él, casi le gusta más vernos jugar que jugar él. Sigue tomando teta, aunque de noche ya no, yo no lo llevaba nada bien así que le decía que sólo un momentito y creo que al final se ha resignado. Alguna vez sigue pidiendo pero casi nada. Las tomas de después de comer y de antes de irse a la cama las mantiene. Rara vez se le olvida pedir la de la tarde. La de la noche nunca.

Se sigue despertando y a veces despierta a Nora. También alguna vez Nora le despierta a él. Esto es lo que peor llevo, sólo por eso me gustaría que se quedara toda la noche en su cama, porque además se suele despertar llorando o gimoteando bastante fuerte. Nora se despierta también alguna vez, pero sus noches son muy tranquilas.

Nos tocó el cole que queríamos para él y Leo está encantado diciendo que en septiembre irá al cole (al “tole”, como dice él). Pobre, no sabe la que le espera... Y con el tema pañal acabamos de empezar, se está familiarizando con el orinal y la taza del water.

Son muchos cambios este año, pero estoy comprobando que mi niño es fuerte, que está feliz, gamberro y desobediente pero feliz. Eso me gusta. Claro que también se va haciendo experto en sacarnos de quicio, se frustra y se cabrea mucho y es muy cabezón e insistente. El día a día es muy intenso, teniendo en cuenta además que la mayoría de las veces ya no hay siesta.

Le tienes que repetir las cosas mil veces, tira la comida al suelo, su deporte favorito es arrojar objetos de todo tipo (ha llegado a tirar un pedrolo contra el cristal de un coche), come un día sí y uno no... Pero cada día es más payasete, más gracioso, te dice “mami”, te da besos, se los da a su hermana, te pide abrazos, habla mucho y cada vez mejor, canta, baila (con mucho estilo), salta, juega, sonríe, se ríe... Y eso hace que todo merezca la pena.

Y mi pequeñina está cada día más preciosa, lo mira todo, todo lo quiere coger, chupar y morder. Es muy risueña, nada que ver con su hermano a su edad, y sólo saca su mal genio cuando tiene sueño. No termino de pillar cómo quiere que la durmamos. Pero más de una vez lo ha hecho ella solita en la cuna sidecar, conmigo a su ladito, en posición de mamar pero sin ni siquiera hacerlo, las dos muy cerquita, yo meneándola suavemente o acariciándola la frente... Otras veces es mamando, otras en la bandolera, otras en el capazo, sólo quiere que la sueltes y se pone en su postura preferida y en tres meneos cae.

Aún no se sostiene ella sola sentada sin ningún apoyo, pero le queda muy poco. Tampoco se da la vuelta. Le gusta bastante estar boca abajo y levantarse con sus bracitos y mirarlo todo. ¡Y habla mucho! Hace muchos gorgoritos y sonidos diferentes, me sigue encantando oir su voz, oirla vocalizar. Y me sigue maravillando que le guste tanto el baño y que aguante sus ratitos en la hamaca. El otro día la pusimos en el suelo, en la mantita de actividades, con un cacharro de plástico con muñecos colgando, y allí estuvo un ratito, boca arriba, cogiéndolos con las manitas toda concentrada. Su padre y yo flipábamos, es lo que pasa cuando tu primer hijo es un Leo, jajaja.

Tengo ganas de hablaros del porteo, de mis lactancias con más calma y de alguna otra cosilla... pero se me va el día y por la noche estoy vaga. A ver si retomo. 

Besos y feliz maternidad.

jueves, 16 de mayo de 2013

Nora tiene 4 meses. Leo dos años y medio.

Hoy (ayer, realmente) hemos tenido la revisión de Nora. 4 meses. 6,670 kg. y 52 cm. 3 vacunas. 1 berriche de Leo cuando ha oído llorar a su hermana y su padre no le ha dejado entrar en la consulta.

Todo va bien. Cada vez mejor. Estoy vaga para escribir, pero hay muchas cosas que contar. De momento os dejo 2 fotos y una preciosa entrada de un blog que me encontrado por ahí, Guía del mal padre:

Os quiero despeinados y sin la ortodoxia que es la raya a un lado. Os quiero diciéndome siempre que preferís salir a jugar a la calle antes que hacer los deberes. Os quiero en movimiento mejor que parados, y haciendo preguntas por ahí antes que aventurándoos a contestarlas. Aunque acabéis hasta las narices de vanas respuestas.
Os quiero conmovidos antes que pasando de largo, qué sé yo, lamentando de vez en cuando la mala suerte del otro antes que celebrando la propia; plantando la palma de la mano en este lado del cristal del coche, cuando se acerca el tullido del semáforo y vuestro padre acelera como una rata.
Os quiero empezando un libro por el medio si es que así lo empezáis. O dejándolo a medias. Afrontando la aventura de leer a la manera que dice Pennac: cumpliendo con el supremo derecho del lector (aunque sea un primer lector) de mandar el libro a la mierda si no es divertido.
Os quiero coloreando un sol que no sea siempre amarillo, pintando al dragón de lo que sea menos de verde, escribiendo una historia abracadabrante en la que al fin sea el caballero el que está preso en la torre y sea precisamente la princesa la que tenga que venir a rescatarlo.
Os quiero del Sur y sin perder el norte. De la margen izquierda de la ría, qué le vamos a hacer. Como cabras tirando al monte. Mojándoos antes que siempre secos. Celebrando que el delantero centro lance el balón fuera porque sabía que el penalty era injusto.
Y por supuesto, hasta ahí podíamos llegar, os quiero mucho más del Coyote que del Correcaminos.
(...)
No digo yo tanto como Panero en ese desgarro hipnótico llamado El desencanto, donde en un momento del documental sostiene amargo que "la infancia es vivir y que todo lo demás es sobrevivir". Pero sí arriesgo aquí que la escuela no es inocente en la debacle adulta: los críos llegan con unas maravillosas prestaciones de serie a la puerta del colegio, pero hay toda una termomix (educar es reprimir) pensada para mixturarlos. Porque el objetivo último de la novuelle cuisine del siglo XXI es que todos sepamos igual.
Cuando los veo así, en posición orante, a su modo genuflexos (estudiando con ocho años el significado de la palabra calambur o paralelogramo), me pregunto si queremos que la escuela sea un vivero de hombres libres o una nave de gallinas ponedoras bajo luz artificial. Si el sistema educativo no es a veces una forma terrible de desaprenderlo todo. Si el saber maravilloso no es envuelto cada vez más bajo la forma de un cardo. Qué preguntas hará la generación que viene en las ruedas de prensa, si es que un día tienen un ministro a tiro. Si es verdad que uno deja de jugar porque envejece o no es más bien al revés: envejece porque deja de jugar.
(...)
Os quiero jugando, claro. Botando en la cama antes que con el culito pegado al asiento (mamá me va a matar), chupándoos los dedos ahora que el mundo es una enorme manzana colorada, os quiero maleducados en todo eso, y también cuando desobedecéis ante la orden absurda de no señalar. Como si no hubiera motivos para hacerlo.
Os quiero pintando el lienzo de la vida con las manos, la cara del lunes con su arrebol de sábado.   
Os quiero dudando de que estáis seguros. Os quiero seguros para dudar de todo.
Picasso sabía que sólo es posible salvarnos si somos como vosotros fuera de la Academia, así de bestias, así de primitivos. Picasso, que decía que a los 12 años dibujaba como Rafael y que tardó toda la vida en aprender a dibujar como un niño.

martes, 16 de abril de 2013

Nora tiene 3 meses

Hoy Nora ha cumplido tres meses. Está grande y preciosa. No sé cuánto pesa, pero en la revisión de los dos meses iba ya por los 5,200 kg. y medía 55,5 cm. Tiene la cara redonda, dos buenos mofletes y papada. Los ojos rasgados y un poco azules cada vez más grandes y las pestañas más largas. ¡Y las piernas rollizas que dan ganas de comérselas!

Sonríe y se ríe muchísimo. Por las mañanas se levanta de muy buen humor y está muy tranquila. Hace muchos ruiditos con vocales y consonantes: que si ga, que si agú, que si bo... Y pedorretas. Me encanta porque parece que quiere contestar cuando yo le hablo, intenta imitarme y hace con sus labios el ademán de empezar a hablar... !Nos echamos unas buenas conversaciones!

Le gusta mucho el baño, aunque no la bañamos todos los días sino 2 ó 3 a la semana. Duerme estupendamente por las noches, es increíble pero Leo se despierta más veces que ella. Cae sobre las 23:30 h. y a veces hasta las 8 o más tarde incluso no dice ni mú. Mama y sigue durmiendo hasta las 10:30 más o menos... ¡Un lujo! Eso sí, sus siestas diurnas son muy breves. Aunque en el fular aguanta muy bien cuando salimos.

La duermo a veces en el fular. Otras veces paseándola en bracitos (el padre o yo) o si no en la teta. La dejamos en el capazo, que tenemos en el salón, y cuando me voy a acostar me la llevo ya conmigo. Duerme en la cuna sidecar, aunque no sé cómo acaba atravesada en la cama a mi lado, con los brazos en cruz, tan plácida... Me encanta cuando la cojo y se encoge dormida, haciendo morritos y desperezándose, alzando los brazos.

Tiene gases y a veces está incómoda después de mamar. Traga más aire del que debería, aunque va mejorando. Por eso a veces llora hasta que consigue hacer caca. ¡Y se tira unos pedos increíbles!

Por suerte hace ya mucho que no tenemos que cambiarle el pañal por las noches, porque no se hace caca. ¡Eso sí, por el día se caga 800 veces! Seguimos con cacas verdes y con muchos mocos, pero no queremos preocuparnos mucho. A ver qué nos dicen en la revisión de los 4 meses.

A veces si tiene mucho sueño llora bastante, pero son unos pocos minutos hasta que cae frita. Lo mismo si le entra un ataque de hambre, ¡se pone a llorar de repente y me pilla por sorpresa!

Su hermano le da muchos besos, y ella le sonríe. Él juega con su hamaca mientras ella está tumbada. Qué maravilla lo de la hamaca, le sigue gustando y ayuda un montón que pueda estar ahí a ratitos. También me la he puesto ya en el fular a la espalda, pero sólo para estar en casa e ir probando.

Lo que más le gusta ahora es estar sentada en nuestras piernas, apoyando su espalda en nuestra barriga. Se queda super tranquila así. La mayoría del tiempo reclama nuestros brazos y nuestro contacto, como es natural. Y como buen bebé, el movimiento: pasillo arriba, pasillo abajo, pasillo arriba, pasillo abajo...

Y así es Nora, un encanto, una bolita, un amor que lo lame todo como un gatito. La calma y la paz. Es maravillosa.

domingo, 7 de abril de 2013

Sobreviviendo al día a día

A ver cómo resumo.

Creo que hemos mejorado. Ha habido cambios en las últimas dos semanas. Hemos decidido que Leo se vaya con los abuelos lunes, miércoles y viernes de 10:30 a 14 h. Por las tardes, los martes y jueves, los otros abuelos le llevan a una pequeteca (él va desde hace mucho, pero antes le llevaba yo, hasta que mi embarazo me impidió tirarme por el suelo con él) y vienen a recogerlo antes para estar con él. En total de 17 a 20 h.

Esto nos da fuerzas, aire, podemos tomar carrerilla. Además yo puedo estar dedicándome a Nora con más calma.

Eso sí, a pesar de este nuevo horario... ¡no tengo tiempo de nada! Nora me reclama, reclama mis brazos, mi teta... y a mí me encanta, pero no puedo escribir en el blog. Eso es algo para lo que necesito tiempo y las dos manos.

Paralelamente a esto, he empezado a reducir tomas de teta (a Leo, se entiende). No podía más, no puedo negarme a mí misma que la agitación del amamantamiento que sentía en mi embarazo no ha desaparecido del todo. Además, Leo aumentó su demanda tanto que yo empezaba a estar muy agobiada. Y no es momento para esto. Así que la teta se ha reducido a después de la siesta, antes de irse a la cama por la noche, y en los despertares. Sorprendentemente no lo lleva demasiado mal, o eso quiero creer. Hubo unos pocos berrinches pero enseguida lo asumió. Aunque creo que se está cobrando esas tomas por las noches; se despiera más y pide mucha teta. Nuestras noches se merecen un post aparte, pero eso de “en mi cama somos 4” no se cumple... Más bien sería un “en mi cama me acuesto con unos y me despierto con otros”.

Ya veremos si realmente Leo lo está llevando bien. Claramente las noches tienen que evolucionar, porque útimamente acabamos enfadados él y yo a las tantas de la madrugada. Además noto que me afectan mucho los despertares, algo que nunca me había pasado (y llevo casi dos años y medio de despertares nocturnos). Me cabreo y creo que es porque ya no me apetece tanto darle teta a Leo, siento que es el momento de Nora aunque sé que es posible darles a los dos (de hecho es lo que hago). Mi niño debe estar notando esto, bastante bien se lo toma.

Por otro lado, y aunque sigue con sus increíbles rabietas (otro post pendiente), no le veo mal. Está rebelde, está “gamberro” y un poco malote, pero también se ríe, se divierte, es el de siempre. Además yo puedo dedicarme bastante a él, a veces el padre se queda un rato con Nora y yo me voy con Leo a la calle, o jugamos en casa... Nora lo pone fácil porque es muy tranquila y aguanta ratitos en la hamaca.

Cuando nosotros estamos bien él está bien. Si estamos mal, cansados, hastiados... él empeora y nos lo pone más difícil.

Y yo... yo soy feliz de ver a mi pequeña tan sonriente, haciendo tantos gorgoritos, tan plácida ella y tan bonita. Y soy feliz de ver a Leo reir, con su risa y con sus ojos. De verle con ganas de jugar con nosotros, de oírle hablar y descubrir a los otros niños.

Pero también estoy pasando un momento muy duro. Para nosotros, como padres, está siendo difícil, cada uno está pasando su puerperio particular, supongo. En mi caso, me siento bastante sola, sola en mis ideas sobre la crianza; empiezo a tener dudas sobre cosas que antes ni me planteaba. Siento decepción, nostalgia de un tiempo mejor. Siento lejanía, siento que estoy rodeada de un muro. Supongo que son sentimientos comunes, aunque no compartidos. Estamos tan centrados en lo que nos está pasando, en Leo y en resolver nuestro día a día, que no podemos ser nada más, no podemos hacer nada más... No hay nada más, excepto desencuentros, que es peor.

Esto nos hará más fuertes, lo sé. Y también nos cambiará. Yo siento más que nunca desde que nació Leo que he cambiado, que sigo cambiando.

Nunca imaginé que esta etapa sería tan dura, estos “terribles dos” de Leo nos están dejando sin nervios, sin paciencia y sin ideas. Sé que mi niño es muy especial y quiero creer que lo que le pasa es normal, aunque no muy habitual, pero a veces las fuerzas flaquean. Y hay temas como la teta y la guardería, por ejemplo, que empiezan a retumbar en mi cabeza como nunca antes, y hoy por hoy no tengo ningún cómplice, mi cómplice particular está intentando también sobrevivir al día a día sin caer en el hoyo y quizá está llegando a conclusiones diferentes a las mías.

Pero a pesar de todo le adoro, a mi cómplice, a mi amor. Porque me hace ver las cosas de otro modo, y porque simplemente estoy loca por él... aunque ahora no tenga tiempo de demostrárselo. Pero ya viviremos nuestra segunda adolescencia. ;-)

Hoy quiero poneros una foto de mi niño en la calle, feliz. He pasado un rato estupendo con él, y como ese rato hay muchos, muchísimos, y eso lo compensa todo.

Otro día una de Nora. :-)

Feliz maternidad. 


martes, 19 de marzo de 2013

Muy mal

Hoy Leo ha tenido una super rabieta. Llevaba dos horas y media durmiendo la siesta (no es lo habitual en él) y he decidido despertarle, porque por las noches le cuesta mucho dormirse. Normalmente ya no se echa siesta a no ser que madrugue más de la cuenta o esté malito... Hoy se daban las dos circunstancias. Ya está casi bien, sin fiebre, pero sigue con muchos mocos y lleva mucho tute de gripe a rastras.

Se ha pillado una buena. Quería que le durmiéramos otra vez. Se ha puesto histérico, gritando mucho, tanto que tose y se ahoga. Se le salen los ojos, pierde la mirada. Tensa las manos abriéndolas mucho mientras estira los brazos a la vez que grita, ese gesto es horrible, es como si dijera: ¡¡¡no puedo maaaaaaás!!!

No es la primera, ni la segunda... ni la décima rabieta. Es la enésima. Más o menos sabemos cómo reaccionar. Nada de tocarle sin su permiso, no hablarle demasiado ni darle muchas explicaciones, a veces directamente no hacer nada, sólo esperar... y si baja la intensidad intentar colarnos por ahí.

El papi ha conseguido que Leo aceptara que le cogiera en brazos. Aún así seguía chillando fuera de control, como si tuviera que echar mucha mierda fuera. Es muy duro verle así, tan desesperado.

Al final me ha pedido teta, así se ha calmado. 

Y yo he reaccionado fatal. He perdido los nervios y me he desahogado delante de él diciendo que yo quería un niño normal, que él no era normal (yo le hablaba al padre, pero estábamos los tres en el solón) y que no podía más, que a veces sólo tenía ganas de darle dos tortas, que quería que me lo cambiaran, que por qué a mí...

Más o menos eso. 

No lo escribo para fustigarme, no lo necesito. No voy de víctima. Pero necesito controlarme y esto me ayuda. Llevo una época muy mala, Leo es un niño complicado, especial, difícil... y el 2013 ha llegado lleno de retos a superar. Estoy en ello. Hoy me ha salido fatal, desde luego. 

Estamos todos peor de lo habitual, Leo ha estado malo, encerrado en casa, y está más rebelde que de costumbre. Yo necesito calle, sol, es urgente. Y creo que él también, necesita dejar de ver dibujos ya. 

Mi niño, a los pocos minutos ya era el de siempre y me sonreía y me hablaba como si nada.

Lo siento muchísimo. Soy humana y esto es muy dificil. Y hoy la he cagado. Qué mala racha llevo. Mañana será otro día. Mejor, seguro. Y lo vamos a conseguir. Saldremos del bache y del invierno en cualquier momento. Pronto. 

Te lo prometo.

jueves, 14 de marzo de 2013

Un final y un nuevo principio...

Tengo encima un cansancio extraño, que no es por falta de sueño. Como decía en la anterior entrada, parece que los días pasan sin razón ni sentido. Supongo que influye el tiempo que ha hecho, lluvias y frío, que nos han tenido en casa más tiempo del que nos gustaría. Después ha llegado la gripe y llevamos ya 10 días enfermos. Además, en general el primer mes después de nacer Nora ha sido de adaptación, de ensayo-error, de hablar y hablar y a veces desesperar hasta que hemos encontrado una cierta calma. 

Pero la cuestión es que me levanto por las mañanas y... ¡no tengo nada que hacer! No tiene mucho sentido decir esto cuando tienes un niño de 28 meses y una niña de 2, ¿verdad? Me levanto, desayuno y me ducho si mi chico está disponible, doy de mamar a Nora, hacemos cambios de pañal, desayuna Leo... Y a ver dibujos. Cada vez pide más tele y ordenador: Calliou, Pocoyo, Dumbo, Cars... Me he relajado mucho con este tema desde el embarazo. Así yo podía descansar un poco. Mientras tanto echo un vistazo si puedo a blogs y foros amigos, pero tampoco puedo concentrarme en escribir ni leer mucho porque Leo pide cambiar de vídeo cada dos por tres, o se levanta y se da una vuelta, o se pone de pie en el sofá... Lo normal, vamos. Así que mi hijo es un adicto a los dibujos... ¡y para colmo yo no puedo ni siquiera aprovechar eso para hacer otras cosas!

Luego por supuesto hay que ocuparse de Nora, con lo cual cualquier actividad se interrumpe, y si por suerte Leo y yo estamos jugando, pues también. Además Leo se cansa de todo enseguida pero me reclama constantemente, para cualquier cosa, y últimamente casi siempre entre lloros. Lo que quiero decir es que mi vida está hecha de “trocitos” de tiempo muy pequeños e interrupciones constantes.

Antes de que el papi se pusiera malito habíamos establecido una “rutina” vespertina que nos iba bien. Leo va a una pequeteca dos días en semana con los abuelos, y otro día a la semana (o dos, a veces), se iba a pasar la tarde con los otros abuelos. Así que durante unas tres horas, 3 ó 4 días a la semana, podíamos estar “libres” (con Nora, eso sí, pero ya no es lo mismo). Esos días seguimos pasando mucho tiempo con Leo, todas las mañanas y parte de las tardes, pero esos ratos nos sirven para descasar un poco y hacer cualquier actividad que suponga emplear más de 10 minutos seguidos. Si Nora nos deja, claro. Por las mañanas, yo salía al parque con los dos. Pero como digo empezó enseguida el mal tiempo...

Sé que este estado de ánimo tiene mucho que ver con lo que hemos vivido los últimos días. Yo necesito salir, relacionarme con más gente, soy muy casera pero muy social también. Tengo ganas de que todo se asiente de nuevo, de que estemos sanos y podamos hacer planes fuera. Y entonces quizá se me quite un poco esta sensación de vacío y de estar encarcelada.

También sé que una etapa está llegando a su fin. Si Nora no estuviera aquí, diría que mi puerperio (el de Leo) está acabando (mi puerperio... ¿y quizá mi paciencia?). Hace poco leía en un blog (he intentado encontrar la entrada pero no recuerdo qué blog era) sobre el final del puerperio, de repente tienes ganas de hacer cosas que no tienen nada que ver con tu papel de madre, tienes ganas... de salir de tu piel de madre y meterte en esa otra que casi no usabas desde hacía tiempo. No sé si yo estoy pasando por esto debido al agobio de ser mamá reciente de dos enanitos, o es que realmente se me ha juntado la salida del de Leo con la entrada del de Nora... ¿Es esto posible?

Nunca, nunca me arrepentiré de haber estado con Leo estos casi 3 años que voy a cumplir en septiembre de 2013, los he disfrutado y disfruto muchísimo y simplemente es la forma que yo he elegido de criar a mis hijos (bueno, y un poco la que la vida me ha plantado delante al dejarme sin curro), con sus cosas mejores y fáciles y sus cosas peores y más complicadas, pero ahora está empezando a ser duro de verdad. Lo bueno es que sé que en septiembre empieza el cole, nos veremos mucho menos y comenzará otra gran etapa de nuestra vida, y eso me hace enfrentarme al ahora con muchas más ganas y querer disfrutar mucho del tiempo que nos queda, que además en breve va a estar lleno de sol y menos frío (¡que hoy ha nevado, hombre ya!).

En resumen, tengo poco tiempo en exclusiva para Nora, poco tiempo en exclusiva para Leo, poco tiempo para mí, poco tiempo para cualquier actividad que no sea cambiar pañales, dar teta a alguien (del tándem hablaremos otro día), resolver algún enfado o llantina... ¡y últimamente pocas ganas de nada excepto de huir!


Pero sé que pasará, y que seguiré disfrutando de mis hijos como disfruto viéndoles cada día, sé que vendrán días mejores y que mientras tanto no voy a perder el tiempo culpabilizándome de nada. ¡El objetivo es ser cada vez menos una “drama mamá”!

¿Cómo habéis vivido la maternidad las mamás de 2 (o más) que se llevan tan poca diferencia de edad? ¿Os agobiásteis así al principio? ¿Y después? ¿Me dáis un poco de esperanza?

Termino prometiéndome a mí misma escribir una entrada pronto sobre mis dos maravillosos hijos, sus monerías, ruiditos y gracietas.

Y con esta promesa... os deseo feliz maternidad. :-) 

martes, 12 de marzo de 2013

Enfermedades

Algo ha venido a romper nuestra calma. El papá de Leo y Nora ha pasado una gripe muy fuerte de la que aún no se ha recuperado del todo. Han sido 6 días de fiebre alta que han dejado daños colaterales: Leo lleva enfermo desde ayer y nosotros hemos tenido una discusión muy fea.

Es la primera vez que Leo tiene fiebre tan alta, hasta 39,1. Empezó ayer por la mañana. Anoche dormí yo sola con los dos y el papi se fue a la habitación de Leo. Lleva haciéndolo desde que se puso tan malito, para evitar pegárselo a los niños. Ya veremos si Nora supera la segunda prueba, me da un poco de miedo que pille lo mismo que ellos, con esa fiebre tan mala. 

Leo había empezado a querer estar en su cama por las noches, aunque acompañado. Cuando nos empezamos a pantear cómo enfocar la nueva situación llegaron los virus. Así que lleva ya  más de una semana durmiéndose en su camita, y en el primer despertar cambiándose con su padre. También había empezado a aguantar más tiempo dormido antes de ese primer despertar.

Nora sigue durmiendo muy bien por las noches, apenas se despierta para mamar. Pero anoche, por ejemplo, no cayó hasta las 3 de la madrugada. No es lo habitual, pero suele estar despierta hasta tarde. Ahora está dormida en el fular y estoy esperando que empiece a agitarse y yo tenga que levantarme a pasear. 

Por el día ha empezado a dormir poco, a ratitos. Y se queja bastante, suele estar inquieta y hay que tenerla en brazos, concretamente boca abajo en nuestro antebrazo mientras nos movemos. Pero algún rato hay que nos regala en el que está tranquilita mirándolo todo desde el sofá o la hamaca o desde nuestros brazos pero quietecitos.

Esta semana ha sido horrible, sin tiempo para nada. En general está siendo así desde que ella nació, sin tiempo para nada. Está siendo mucho más difícil que cuando nació Leo, aunque se supone que hemos superado lo de ser primerizos, y es cierto que estamos más relajados con ella, pero a pesar de haberlo leído 200 veces y de que me lo dijeran otras 200, no me imaginaba que esto sería así. ¡Y eso que la mayoría de comentarios los recibía de madres que llevaban a sus mayores a la guarde o al cole! Estar con los dos todo el día... te deja con la sensación de que no has hecho nada, aunque realmente no has parado. Este post, por ejemplo, ha sufrido ya tres interrupciones y ahora lo estoy acabando porque mi chico ha cogido a Nora en brazos. Y porque Leo está durmiendo. (Nota: cuatro interrupciones!! Leo se ha despertado).

Por supuesto no estoy sola, el papi está en casa casi el 100% del tiempo, y los cuatro abuelos a 10 minutos y con mucho tiempo y ganas de estar con sus nietos. Sin nada de ayuda, creo que no podría y me habría planteado seriamente meter a Leo en una guarde unas horas. Pero lógicamente, a pesar de la ayuda son muchas horas al día con los dos, prácticamente siempre, y los dos son muy demandantes, ella por ser lo que es, un bebé de apenas dos meses, y Leo... por ser Leo.

De momento nos conformaremos con que la fiebre no nos dé algún susto y si Nora se librara sería maravilloso. Y ya vendrán semanas mejores, sin virus, con buen tiempo, sol, planes, buen humor y tiempo para escribir en el blog.

jueves, 28 de febrero de 2013

¿Está en mi mano?

Estoy sola en el salón con mi pequeña de mes y medio dormida en el fular. Ahora o nunca. En cualquier momento puede ponerse a cabecear desesperada pidiendo teta, en cuanquier momento su hermano puede despertarse llorando y pidiendo teta. La teta es muy importante en nuestras vidas ahora (Aunque... ¿lo ha dejado de ser alguna vez? ¡Que se lo pregunten a Leo!).

Las cosas van un poco mejor desde que escribí la anterior entrada. Y creo que en parte es porque yo he puesto el freno. El freno a mis hormonas, a mi mal humor, a mi descontrol, a mi dramatismo. Estoy relativizando más y manteniendo mejor la calma. Y quiero creer que Leo lo nota. Me está ayudando bastante el libro de Naomi Aldor, Aprender a educar sin gritos, amenazas y castigos. Me recuerda que nuestro hijo no va a acabar con un trauma terrible por incluir a Nora en su vida, me recuerda que no pasa nada si no recoge los juguetes, o grita o se enfada o tiene una rabieta. Me hace entender que lo importante es acompañar a tu hijo y no controlarle ni intentar conseguir que haga lo que tú quieres como tú quieres. Me ayuda a rebajar expectativas e ir más relajada por la vida... y me ayuda a entender un poco mejor a Leo.

Las noches siguen siendo caóticas. Leo sigue viniendo a nuestra cama y a veces se desvela. Ayer, sin ir más lejos. Pero después de dar vueltas un rato por la cama, se durmió. Mientras tanto yo calmaba a Nora, que estaba también despierta. Increíble que Leo se dedicara simplemente a intentar conciliar el sueño. Es una gran mejoría. 

Hace poco quiso quedarse en su cama. Pero en el tercer despertar, después de darle teta y ver que tardaba en dormirse, le dije que yo tenía que volver a la cama grande, que allí estaba Nora y se podía despertar. Así que se vino conmigo, claro. Pero es que ciertamente yo no puedo quedarme con él en su cama. Mientras siga despertándose y necesitando que mamá se quede con él hasta que se duerma prefiero que venga él a la nuestra, aunque estemos más incómodos. No puedo estar de una cama a otra toda la noche. Parece que él lo captó porque no ha vuelto a querer quedarse en la suya. Lo ideal sería que el padre pudiera ocuparse de él por las noches, que aunque yo le dé teta luego acepte que vaya él a acompañarle si no se duerme enseguida, pero de momento esto no le sirve. Así que seguimos los cuatro compartiendo lecho, y yo encantada... ¡¡aunque si tuviera una cama de 2,5 metros sería todo mucho más fácil!!

Me saluda pidiendo teta, éste ha resultado ser el cambio más evidente. Que toma muchisima teta. Ya está empezando a comer algo más. Y está más tranquilo, dentro de sus dos años "horribilis". Desde hace días no hay tantos gritos en casa, de hecho hay muy pocos. Eso sí, nos contenemos mucho mi chico y yo. Mucha mano izquierda. Pero funciona. 

Él sigue tirando juguetes, retando, teniendo berrinches cada dos por tres... Pero se ríe, juega, es él mismo, he vuelto a verle como es él. Como Leo. Eso me basta, qué digo, ¡¡eso es genial!!

Sigo teniendo momentos de agobio. Nora llora y está muy inquieta por las noches. Ayer estuvimos casi tres horas con ella en brazos, paseándola, teta, cambio de pañal, se duerme unos minutos, llanto, paseo, brazos, teta, llanto, gases, paseo... Así hasta casi la una de la madrugada. A esa hora se durmió hasta las séis casi. Lo malo es que lleva dos o tres noches en las que hacia las séis se despierta y no hay quien la duerma hasta casi las ocho. Después aguanta hasta las doce fácilmente. Unos horarios un poco raros; vamos, propios de un bebé tan pequeño, O al  menos de un bebé de los que yo fabrico. Aunque creo que Leo lloraba menos, Nora se pone tan malita con los gases; pobre...

Así que hay momentos en los que me desespero un poco, porque ni en el fular está tranquila. Y sólo podemos pasearla, arriba y abajo por el salón... No llora fuerte, no son cólicos, porque se calma, pero le dura muy poco, y siempre en brazos, y siempre en movimiento... ¿Se morirá del asco una vez más nuestra estupenda hamaca con vibración y música? (Menos mal que es regalada, de segunda mano).

Por lo demás, está muy ceporra, ¡sus mofletes son inmensos ya! Ha empezado a sonreir y de vez en cuando suelta un "aah" muuuy tierno... Hace un par de noches vimos unos hilillos de sangre en una caca, estamos examinando atentamente los pañales porque Leo empezó así y al final fue IPLV. Espero que esto no acabe en lo mismo.

Ah, tiene granitos rojos por la cara y por la cabecita, no sé si es normal en un bebé de su edad. Leo tuvo una piel estupenda siempre ¡Y ha aprendido ya a mamar tumbada! No es lo que mejor se le da, no le sale siempre, pero es un avance...

Espero poder escribir un poco más a menudo, contar cómo es nuestra rutina ahora, pero de momento Nora ya me ha regalado un tiempo precioso que yo no he empleado en dormir. ¿Mañana me arrepentiré? 

Nos leemos... :-)

miércoles, 13 de febrero de 2013

Cómo estamos: batiburrillo

Es la tercera vez que empiezo esta entrada. A ver si es la definitiva.

Nora es redondita, con unos ojos grandes y achinados de color azul grisáceo (¡cada vez más azules los veo yo!), con una boquita pequeña y unos dedos largos y finos que mantiene muy estirados. Tiene muchos moquetes y eso me angustia un poco, respira fatal y le estamos echando suero varias veces al día. Fuimos a su pediatra y nos dijo que estaban todos arriba, que no pasaba nada y que le echáramos también un reparador de la mucosa, o vaselina, porque está muy reseca por dentro, tanto que sangra.
A tres días de cumplir el mes ya se ha pelado enterita (hace ya bastante tiempo), el cordón se le cayó al cuarto o quinto día, no llora casi nada en el baño y me hace un poco de daño al mamar porque no abre demasiado la boca. Tiene un frenillo corto adherido a la lengua que creo que es el problema, pero vamos mejorando. Aguanta más tiempo que Leo y es más rápida aún, Apenas duran unos pocos minutos las tomas a no ser que se duerma en la teta, mama sólo de un pecho cada vez y puede estar 3 horas o más sin mamar.
Al principio sólo dormía y mamaba, pero ahora las noches son más complicadas. Ahora mismo la tengo en el fular dormidita mientras escribo esto, haces unos días estuvo una hora llorando hasta que logramos dormirla. Tiene muchos gases y se pone roja como un tomate cuando intenta echarlos. Pone carita de sufrimiento y chilla como de dolor, eso me mata. Las últimas noches han sido mejores, espero que siga así.
En 15 días cogió 600 gramos y creció casi 4 centímetros. Tiene mofletes y papada. Ya no me parece tan pequeñita como cuando nació, con 3 kilos y 47,5 cm.

Leo se quedó con los abuelos cuando nosotros estábamos en el hospital, fueron dos noches y se durmió las dos noches en el sofá acurrucado en ellos, durmió menos horas de las habituales pero del tirón. Aparentemente estaba bien. En las visitas que nos hizo lo parecía, aunque yo le veía carita compungida y adivinaba en su rostro que estaba como poco desconcertado. Puse mucho empeño en recibirle la primera tarde sin tener a Nora en brazos, mi madre me avisó desde la calle. Y teníamos preparado un regalito para él que le encantó.
Pero lo está pasando mal. Si sus dos años estaban siendo ya complicados, ahora más aún. Llora más, reta más, tiene más mamitis (¿¿¿más??? ¡Sí, es posible!)... Me da mucha pena, pero los berrinches son el pan nuestro de cada día. Intentamos tener paciencia.
Ha vuelto a dormir con nosotros, y lo malo es que Nora le despierta y él se desvela. Me pide teta (está tomando mucha más y comiendo mucho menos), y su primer despertar es apenas a las dos horas de acostarse. Antes podía hacer casi doce horas con un sólo despertar en medio, por ejemplo, incluso había empezado a hacer alguna noche del tirón (sólo un par de veces, no creáis). Se duerme en su camita y le duerme el papi, eso es lo único que no ha cambiado.
Cuando se despierta pide mamá (y se despierta varias veces), ya papá no le sirve. En un par de ocasiones ha coincidido que yo estaba dándole de mamar a Nora y es un drama. Después, en alguno de los siguientes despertares, cuando ya estamos nosotros acostados, se viene a la cama.
Las noches, por lo tanto, son un poco caóticas. Nora no sabe aún mamar bien tumbada. Hasta hace muy poquito sólo se dormía encima de mí, ahora parece que acepta su cuna sidecar o un espacio a mi lado en la cama, y así yo puedo tumbarme del todo para dormir. Poco a poco.

Y yo... pues bueno, va por días. Al principio bastante bien, últimamente parece que me falta paciencia. Hoy ha sido un día horrible. Creo que no soporto ver a Leo así, sé que lo está pasando mal y veo que la cosa no mejora (¿¿cómo va a mejorar, si no ha pasado ni un mes??) y al final lo pago con él. Pobre. Ahora son dos niños los que me reclaman y supongo que me puede la presión.
Espero que todo vaya mejor cuando este frío termine y podamos estar más tiempo en la calle. La primavera nos va a ayudar.
Al margen de lo de Leo, mi posparto está siendo muy bueno. Las molestias me han durado apenas 15 días (episiotomía y hemorroides), los entuertos 3 ó 4. No he tenido bajón hormonal a lo bestia como me pasó en mi primer parto, y estoy llena de energía. Además todo es mucho más fácil con Nora, se nota que no somos ya primerizos y no nos acojonamos tanto, jeje.
Pero la relación con mi compañero se resiente, el estrés aflora, los gritos, las discusiones... No hay tiempo para nada, estamos con Leo las 24 horas del día (él no va a guardería) y es agotador. Y no, no quiero meterle en ninguna, ¡pero tengo derecho a quejarme! Me siento sola y un bicho raro, sé que mis amigas con hijos piensan que estoy loca y que incluso así sólo les perjudico (a los míos) así que tampoco puedo desahogarme demasiado con ellas, porque no quiero escuchar las consabidas frases y consejos. Lo mismo me ocurre con el tandem. Sé que en gran parte esta presión es autoimpuesta, y aunque no lo fuera, sé que no debería darle importancia, pero es como si parte de mi seguridad en mí misma, en esta forma de criar, se estuviera yendo un poco a la mierda. He vuelto a desear que mi hijo no sea como es y eso no me gusta.

Así que tengo que empezar una vez más por lo básico: no gritar, no enfadarme como un ogro, no gritar, no desesperar, no tomarme las cosas que hace Leo como algo personal, no gritar, no dar portazos, no exigirle tanto (que recoja todo todo el rato, que obedezca siempre, que coma un poco más...)... ¿He dicho no gritar?
Supongo que tengo que aceptar que hay cosas de Leo que no me gustan; él es así, tan dependiente, tan cabezota, tan “mal comedor”, tan sensible... Y esta nueva situación le está afectando mucho. 

Y veo que no sé cómo ayudarle, se me acaban las ideas. 

Bueno, más paciencia.


Y así es como estamos, unos días mejor, otros peor. Pero confío en que saldremos vencedores, todos, esta familia. ¡Porque somos estupendos y nos lo merecemos!

sábado, 19 de enero de 2013

Ha llegado Nora

Llegó con prisas, el miércoles 16 de enero de 2013, cuando yo cumplía 39 semanas. Nació a las 10:55 de la mañana, enseñando el culo. :-) Cuando tenga un rato os contaré el increíble parto de la niña que tenía tantas ganas de salir...

De momento os digo que me puse en completa en poco más de una hora y que el viaje al hospital fue digno de una peli de Almodóvar.

Y que es preciosa, pequeña, tranquila... y que soy muy feliz.




domingo, 13 de enero de 2013

Esperando

Ahora sí. Ahora sí que estoy esperando. 

Siempre me ha parecido una expresión un poco tonta o ñoña, ésa de "estás esperando" para decir que estás embarazada. Yo desde luego no me paso mis embarazos esperando el parto, sino que los disfruto, o los sufro a veces; en cualquier caso los vivo.

Pero ahora, de 38 + 4 semanas, con Nora de nalgas... Sí, ahora sí, ahora estoy esperando al parto, expectante, un poco nerviosa, con ilusión y también con miedo.

No puedo dejar de pensar que si mi niña estuviera en cefálica yo estaría pasando estas últimas semanas mucho mejor, más emocionada y relajada, más feliz... Como un niño esperando el día de Reyes. ;-)

Pero reconozco que tengo una mezcla de sentimientos un poco extraña. Sé que la cesárea es una posibilidad muy real para mí, y me da miedo. Sobretodo la recuperación. Bueno, me da miedo todo un poco. 

He decidido que voy a dejarme llevar y confiar en los profesionales del Hospital de Torrejón. 

He decidido que quiero un parto de nalgas.

Y que lo quiero sin epidural, al menos mientras se pueda.

He decidido que voy a preguntar a la ginecóloga que me toque si puedo dilatar tranquilamente en una sala, esté la niña como esté (podálica o nalgas). Si es necesario que me pongan la anestesia cuando esté en completa y al quirófano. Al menos mi niña y yo habremos hecho ese trabajo de parto que tanto nos va  a beneficiar, estaremos llenitas de buenas hormonas que nos lo harán todo un poco más fácil, mi sensación será que he colaborado en el nacimiento de mi hija, que le he dado todo lo que he podido darle. Y ella lo vivirá todo de una forma un poco más normal, de acuerdo a lo que dicta la naturaleza. 

Las cartas están echadas, todo depende de si hay alguna ginecóloga allí de las que saben atender partos de nalgas en el momento en que yo llegue. También de cómo esté colocada Nora y del resto de parámetros que tengan que valorar. Pero sea como sea, yo intentaré que mi niña nazca de la mejor manera posible. 

Y si esto acaba en cesárea, al menos sé que no hay otro hospital mejor en todo Madrid para que me la hagan.

Creo que tengo todo esto bastante asumido, pero me pasa una cosa: no puedo parar de imaginarme maravillosos partos naturales de nalgas. He llegado a visualizar una cesárea, pero completamente irreal, creo, en la que me dejaban ver cómo sacaban a Nora desde dentro de mi cuerpo. No sé si es una locura, pero creo que quiero verlo. Me encantaría que en el último momento apartaran la sábana y me dejaran ver cómo sale. Me da la sensación de que va a ser muy raro que de repente me pasen a un recién nacido por encima de esa sábana, sin yo preverlo apenas, porque ni voy a sentir nada ni voy a ver nada. De repente me dirán: aquí está, y yo tendré que creerme que esa es Nora. 

Supongo que será imposible que acepten esa petición. Al menos espero que sí estén dispuestos a ir narrándomelo todo con todo detalle.

Estas expectativas tan altas, este soñar despierta, también lo tenía cuando estaba al final de mi primer embarazo. Después las cosas no salieron como yo me imaginaba (ni de lejos) y lo pasé un poco mal. No quiero que se repita. 

Pero bueno, más no puedo hacer, estoy en el mejor hospital para tener un parto respetado, hacen partos de nalgas, no separan en las cesáreas, dejan entrar el padre en quirófano...

Lo dicho, la suerte está echada... Nora, te estoy esperando con los brazos abiertos... y la teta fuera!!! :-)

domingo, 6 de enero de 2013

¿Parto de nalgas o cesárea?

Ayer estuve en el hospital de Torrejón intentando que mi niña se girara. Me hicieron la versión cefálica externa y no funcionó. Me gustaría contaros con detalle cómo fue, pero lo dejo para otro post porque este quedaría demasiado extenso. Salí de allí con Nora exactamente en la misma posición y hecha un lío.

He decidido no programar cesárea. En el hospital no me ponen ningún problema. Tengo monitores en la 40+1 y allí volveremos a hablar. Eso me parece bien, ¡aunque odio los monitores! Pero no me importa, de hecho así podré resolver las dudas que aún tenga o intentar hablar con alguna de las gines que atienden partos de nalgas allí. De todas formas me da que no voy a llegar a esa fecha. ;-)

Las dos gines con las que he hablado me han dicho básicamente lo mismo: que hay más de una persona que atiende partos de nalgas en ese hospital, una de ellas la jefa de Servicio, que incluso se ha ofrecido a que la llamen en todo momento para atender esos partos, aunque no esté de guardia. También me han contado que un parto de nalgas no tiene por qué ser más complicado que uno en cefálica, han admitido que no se hacen porque no se saben atender, sobretodo en el caso de que surja la que es la mayor complicación: que la cabeza se quede encajada cuando el resto del cuerpo ya ha salido. Si el bebé la tiene flexionada eso no ocurre, pero si deflexiona (hacia arriba, como si alzara la barbilla), entonces hay que sacarlo con "forceps de cabeza última", que es lo que por lo visto no sabe hacer casi nadie. 

Cuando pregunté si era necesario ponerme la epidural me dijeron que no. Yo he leído más de una vez que en este tipo de partos te "obligan" a ponértela, pero ellas me dijeron que el parto sería como yo quisiera, que ellas pueden sugerir cosas, nada más. Eso sí, si surgía el problema que os he comentado, entonces ya no habría tiempo para la epidural, serían momentos de mucho estrés y urgencia y tendrían que dormirme. :-(

Y aquí llega mi duda. Si llego y hay ginecólogas dispuestas a atenderme en un parto de nalgas, si Nora está bien colocada para ello... Si todo está a mi favor para intentarlo, ¿qué hago? ¿Me pongo la epidural o no?

Me aterra la epidural, me da yuyu, y creo que puede complicar mucho el parto. Pero más me aterra que pase algo y tengan que dormirme entera, y me pierda una vez más la oportunidad de disfrutar junto a mi bebé sus primeras horas de vida. Además, yo quiero sentir mi parto y quiero poder empujar por mí misma. Y creo que para Nora es fundamental estar pegadita a su mami sus primeras horas de vida, diría que más fundamental que nacer por vía vaginal y de forma natural.

Creéis que podría ponerme una dosis taaaan baja que casi no me hiciera efecto, pero que me "cubriera las espaldas" para aumentarla si fuera necesario? Tengo entendido que eso no es tan sencillo.

En Torrejón no te separan del bebé en las cesáreas, y dejan entrar al padre. Sería la cesárea más respetada que podría tener. Otra cosa que he pensado es que me dejen dilatar tranquila, sin epidural,  y al comenzar el expulsivo hacer la cesárea. Supongo que no habría problema en eso y al menos podría comunicarme con mi hija durante esa dilatación, haríamos trabajo de parto, sería algo más nuestro, de las dos. 

Ójala pudiera hablar cara a cara con esa jefa de Servicio, creo que me ayudaría mucho a decidir. Tengo tantas dudas, me da tanto miedo cagarla, de una forma u otra... Pero  la vez tengo tan claro que lo mejor para las dos es parir de nalgas...

No soportaría otra separación, no estoy dispuesta. Con Leo la sufrí y prefiero una cesárea en Torrejón que un parto vaginal que acabe mal y que me obligue a separarme de mi niña.

La cuestión es: si en un parto en cefálica no me plantearía que algo puede salir mal... ¿¿Por qué en uno de nalgas sí?? ¿Realmente es tan de alto riesgo?

Como véis, no termino de aclararme y me mantiene un poco en estado de ansiedad no saber qué hacer. Más aún teniendo en cuenta que me puedo poner de parto mañana mismo y que estoy empezando a tener contracciones dolorosas esporádicas. Ir camino del hospital sin saber cómo va a nacer Nora y sin saber ni siquiera lo que yo prefiero es una putada, la verdad.

Seguiré pensando, y mientras tanto me vendrá genial cualquier opinión o comentario. ¿Qué pensais vosotras? ¿Qué haríais?