jueves, 27 de agosto de 2015

39 razones para amarte



Porque hiciste magia en unas fiestas hace 21 años.

Porque eres sincero.

Porque te conoces a ti mismo.

Porque aprendí contigo a expresar mis sentimientos.

Por un beso en la boca que me pilló por sorpresa.

Porque te pones muy sexi cuando tocas la guitarra.

Por ese primer te quiero justo antes de subirte al bus.

Porque una vez me regalaste una nube.

Porque mantienes la llama viva.

Por poner banda sonora a mi vida.

Por mirarme de esa manera. Por mirarme siempre.

Por acompañarme y apoyarme como nadie en mi primer embarazo, por comprenderme y cuidarme.

Por esa forma de estar y de vivir mis partos.

Por aquellos jueves en el Sandra.

Por tu inteligencia y sensibilidad.

Porque me haces reir a carcajadas.

Porque después de tanto tiempo sigues sorprendiéndome.

Porque has defendido la lactancia materna a muerte.

Y porque tomaste las riendas cuando fue necesario el destete de Leo.

Porque acoplar la cuna a la cama te pareció lo mas normal.

Y porque siempre has respetado mi forma de criar.

Porque deseas mi felicidad y trabajas para conseguírmela.

Porque nunca te rindes.

Por tus labios.

Por tus manos cuando tocas y cuando me tocas.

Porque te deseo y mi cuerpo te llama si pienso en ti.

Por los abrazos interminables en las despedidas.

Por las pellas compartidas en el instituto.

Porque olías mi pelo.

Por las canciones que me escribiste.

Porque sabes ver en los demás lo que a mí se me escapa.

Porque hubo un tiempo en el que me conocías mejor que yo misma y me ayudaste a conocerme mejor.

Porque reconoces tus fallos y eso te hace más perfecto.

Cuando sonríes mirando a nuestros hijos.

Por tu paciencia con ellos y tu entrega como padre.

Porque eres un artista.

Porque haces que me sienta bella y deseada.

Porque eras diferente al resto (y lo sigues siendo).

Porque has mostrado tu corazón desnudo ante mí y es tan grande y hermoso que lo quise como hogar. Y allí quiero vivir y morir.


lunes, 24 de agosto de 2015

De bebé a niño de alta demanda



Leo el último post de Marujismo y el de Mamá sin Complejos. Éste último fue uno de los primeros que descubrí al empezar en la blogosfera maternal, el de Diana uno de los últimos grandes descubrimientos.

Los dos me llevan a Leo. A su esencia, a su forma de ser, a su crecimiento y su evolución.

Siempre he tenido muy presente el término “Bebé de Alta Demanda”. En su momento consulté webs, analizaba comportamientos y casi todo me cuadraba. Después, simplemente, empecé a aceptar a mi hijo (o al menos a intentarlo). Ahora sé que en gran parte (en casi toda la parte) todo depende de mí. Que mi hijo es como es, no tiene ningún “fallo”, no hay que cambiarle, somos los demás los que tenemos que mejorar para aceptarle y respetarle. Él sólo es desgarradoramente sincero y auténtico. ¿Alta demanda? Quizá sí, quizá sea simplemente que su personalidad no encaja, que es diferente, quizá tenga algún trastorno o de mayor será “el rarito”. Estamos en ello, porque queremos averiguar todo lo posible sobre nuestro hijo, para ayudarle en todo lo que podamos, para que sea todo lo feliz que pueda. Yo utilizo el término porque en su momento me ayudó a entender y porque es una manera de ayudarme a ayudarle.

Es muy difícil.

Ahora que va a cumplir pronto 5 años, me adueño de la reflexión de Belén y siguiendo la lista que encuentro en el post de Diana os cuento cómo ha evolucionado mi bebé de alta demanda hasta lo que es hoy, un niño de alta demanda (esto lo tengo clarinete):

Son intensos en todo lo que hacen

De bebé no siempre. Era intenso en lo “negativo”; al llorar, en las rabietas, en su necesidad de contacto con mamá... Pero era un bebé serio, sus demostraciones de alegría no eran intensas. Esto ha ido cambiando con el tiempo. A partir sobretodo de los dos años y medio esa parte de su personalidad despertó y ahora sí puedo decir que es intenso en todo, en la alegría y en la tristeza, en la salud y en la enfermedad... :-D Hasta límites insospechados donde todos perdemos la paciencia, él el control sobre su propio cuerpo y el final es una tragedia. Es intenso al hablar, al razonar, al discutir, al jugar... Todo lo lleva al límite. Pero eso no quiere decir que sea un valiente aventurero. Es un niño muy prudente, con muchos miedos y sus momentos de calma. Y no sé cómo explicarlo, pero esos momentos son también intensos.

Absorbentes

¡Cuántas veces habré pronunciado esa palabra desde que soy madre! Sí, me absorbe toda la energía, me come mi espacio vital, me descoloca tanto a veces que saca lo peor de mí... No hay tregua con él, no juega solo, todo el rato te demanda atención, “mamá”, “mira mamá”, “oye mamá”... A veces, cuando se le une su hermanita, creo que me voy a volver loca.

Desde el mismo día en que nació fue absorbente... y yo no pude hacer otra cosas que dejarme absorber, y no me arrepiento de nada. :-)

Maman frecuentemente

Él siempre fue rápido al alimentarse. No se tiraba horas en la teta, en 10 minutos me despachaba... Pero pedía mil millones de veces al día. Al año tuvo un pico muy grande, cuando nació su hermana; a los dos, otro... Leo ha pedido siempre mucha teta, mucha. Muchísima. Y la utilizaba para todo. Consuelo, entretenimiento, refugio, escondite...

Son muy demandantes

Es lo que más he usado para definir a mi hijo. Más que bebé de alta demanda, bebé muy demandante. Y ahora sigue siendo así. Mucho. No le gusta estar solo, nos demanda para jugar, para dormir, nos pide ayuda constantemente, sigue necesitando mucho contacto físico...

Tienen frecuentes despertares

Eso acabó, ¡menos mal! Leo se despertaba innumerables veces. Cuatro, cinco, séis, siete... hasta los dos años y medio o más. Hacia los 3 años ya sólo se despertaba una vez (aunque ahí llegó la época de los terrores nocturnos). Y sobre los 4 empezó a dormir del tirón. Eso sí, lo de dormir solo es muy reciente, hasta hace DÍAS, su padre dormía con él en la misma habitación. Lo que sí sigue necesitando es que nos quedemos con él hasta que se duerme.

Suelen estar insatisfechos

He sufrido mucho pensando que mi hijo no era feliz. Ahora ya no, sé que lo es porque sus momentos de alegría son ¡TAN alegres! La intensidad nos salva. ;-) Pero lloraba por todo, se quejaba por todo... Demandas y más demandas, continuamente... Lo hemos pasado mal, al verle sufrir tanto a él en sus rabietas, al verle sin jugar, alejándose de los otros niños... Ahora es distinto, SÉ que es feliz, se ríe a carcajadas, sus ojos me lo dicen, disfruta con mil cosas, pero esa insatisfacción sigue ahí; quizá sea algo de perfeccionismo, pero el caso es que no se conforma con cualquier cosa. Aquí me da por pensar otra vez que esto es muy propio de él y sólo de él, que es su personalidad, que cada bebé y sobretodo niño de alta demanda es diferente y no hay que caer en las generalizaciones.

Son impredecibles

Bueno, nunca fue un bebé de rutinas pero a la vez las cosas tenían que ser de una determinada manera. Sí hay algo de “nunca sabes por dónde va a salir”, y ahora que es mayor, va madurando y nos sorprende con grandes avances que no nos esperamos. Y sí, “se le cruza el cable” de repente en muchas ocasiones. Y suele acabar en berrinche o rabieta.

Hipersensibles

Hipersensibilidad sensorial manifiesta. Y de la que no es sensorial también, tanto que a mí se me escapa, estoy en periodo de aprendizaje. Su padre lo capta mejor, son tal para cual en eso. ;-)

Son muy activos

De bebé no. Rotundamente no. Otra cosa que me hacía dudar sobre si mi hijo sería un “BAD”. No era de esos bebés que se te escapan de la manita y echan a correr. En el fular o en la bandolera era feliz (contacto físico), empezó a caminar a los 14 meses y a correr y saltar mucho después... Creo que en parte era porque le daba miedo.

Pero ahora... ahora no para. No se está quierto. Ni en el sofá viendo la tele. Da saltitos para expresar alegría o mientras está esperando algo. Corre, se te tira encima, se frota contigo (hipersensibilidad sensorial). NO SE ESTÁ QUIETO.

Eso sí, en el cole no. En el cole... es otro niño (o era, porque a finales del curso pasado ya empezó a despuntar el auténtico Leo, por lo que nos contó su profe).

Necesitan contacto físico día y noche

Pues eso. Era así y lo sigue siendo. Evidentemente hay avances, ahora duerme solo en su camita. Pero por el día nos busca. Busca tocarnos, abrazarnos...

No se calman solos

Pero, ¿qué bebé o niño pequeño se calma solo? El mío no, desde luego. Pero Nora tampoco, y aunque Nora es muy demandante, no es tan “de libro” como Leo... O al menos no tan heavy.

Son sensibles a la separación

De bebé, una exageración. Ir al baño en casa de alguna amiga era un drama. Nadie podía cogerle. Tuvo una ansiedad por separación brutal. El cole fue chungo también, mucho. Muchísimo.

Pero ahora lo lleva muy muy bien. En esto es en lo que más ha cambiado. Este verano ha estado con los abuelos en el pueblo dos semanas. Tenía muchas ganas de vernos ya al final, ¡¡pero allí se lo ha pasado genial!!

¿Conclusión? Mi hijo es casi más de alta demanda ahora que de bebé. Ups. ;-) No, lo que ocurre es que su personalidad va aflorando, se hace más rica, más compleja, más completa, Leo va madurando y lógicamente nos encontramos con más situaciones que solventar, con más características de él que descubrimos, con más “primeras veces”... Experimenta, juega más, ¡vive más! Y todo esto da pie a que su carácter se muestre. Además cada vez es menos reacio a mostrarlo, va venciendo su timidez, sus miedos, ¡se hace mayor! Es más auténtico y más Leo. Y eso hace que veamos en él más aspectos de su personalidad: ese perfeccionismo, esa frustración que es nuestro caballo de batalla también, como decía Belén; sus enfados, sus grandes rabietas (que sigue teniendo...).

Pero también vemos su madurez, su aprendizaje en el control de las emociones, sus razonamientos de niño mayor. Le vemos ceder a veces en algo, le vemos intentar no estallar. Conversamos con él y él se abre a nosotros cada vez más.

Es único y maravilloso. Y sí, es diferente. Lo va a ser toda la vida. Y nosotros... pues sólo nos queda eso, seguir aprendiendo de él y gracias a él. :-)