A veces o te tomas las
cosas con humor, o te tiras por la ventana.
Por si algún día mi
hijo lee este blog: cariño te quiero mucho, eres lo mejor que me ha
pasado y me haces muy feliz, pero si no tuvieras 3 años
diría que tienes 15 y un pavo hasta el techo.
¿Cuántas veces puedes
decir “no” a lo largo de un día? ¿Y cuántas veces se puede
tirar un trozo de pan, o una servilleta desde la trona hasta que
pierde la gracia?
Supongo que sólo nos
queda la terapia de choque. Me refiero a liberarnos de nuestro miedo
a crear un pequeño monstruo que de mayor será un egoísta
maltratador y prepotente y dejar de regañarle tanto. Y seguir
cultivando la paciencia, claro.
Ahora ya nos mira con
cara de bichejo malvado antes de hacer la travesura que toque en esos
5 minutos. Y se ríe. A carcajadas. Por lo menos se lo pasa bien, la
verdad es que es un alivio. ¡La reafirmación en uno mismo nunca fue
tan divertida!
Aunque también se pasa
largos ratos enfadado. Anoche me miró con una cara de desprecio que
ni yo en mis mejores momentos. De camino a la ducha, derrotado (en el
momento ducha siempre ganamos, la higiene diaria es poderosa), se me
ocurrió tocarle al pasar él por delante de mí, todo serio y digno.
Creo que le rozé ligeramente un brazo como diciendo “muy bien
cariño” y esbocé una media sonrisa. Inmediatamente saltó y
gritó: ¡que no me toques! Puso su mejor cara de enfado, retrocedió
hasta el sofá y empezó de nuevo a caminar mientras me miraba sin
cesar, furibundo. Esta vez NO le toqué, ¡jamás se me hubiera
ocurrido volver a hacerlo!
Yo sinceramente pienso
que debe estar ya super reafirmado, pero parece que no, porque vamos
de mal en peor. No contesta a nuestras preguntas, nos mira con
suficiencia, berrinches cada dos por tres, sigue pegando a Nora
(aunque también la habla y hace más caso ahora), gritos, retos
constantes, todo es no, todo es una lucha...
Su padre decía el otro
día que ójala de mayor se dedicara al activismo, que le iba a ir
muy bien. Por mí que sea un antisistema, estaré bien orgullosa de eso,
pero... ¡¡que acepte de una vez lo de lavarse los dientes, por
favor, que cualquier día los vecinos llaman a la policía!!
Si le pones un chirri hablasd e Nora
ResponderEliminarJajaja en serio? Yo tenía entendido que tu Nora era una parlanchina, Leo es que parece que ha hecho un pacto de silencio con el diablo o algo así. Excepto para pegar gritos, claro!
EliminarBueno, cuando encuentres el truco (o uno de ellos) me lo cuentas, jajaja!
Sí eso sí, habla por los codos, pero el enfurruñamiento es común, jajaja
EliminarSi es que debe ser una edad muy difícil, tienen que aprender y gestionar tantas emociones. Miedo me da cuando mi hijo crezca, si es ahora con 16 meses y ya muestra muchísimo carácter.
ResponderEliminarAcabo de descubrir tu blog, me quedo por aquí poniéndome al día!
Encantada Marmes! :-)
EliminarSe q para vosotros será difícil... Pero yo me parto con tus post, jajaajaj
ResponderEliminarJajaja de eso se trata Sonia, que me da miedo saltar desde tan alto! ;-)
Eliminaraghhh! bichi, solo te puedo dar ánimos, pienso que es normal, pero que sea normal no quiere decir que no haya paciencia que lo resista. Mi nena me preguntaba el otro día, mami, cuando llegue del cole, vas a estar enfadada?
ResponderEliminarterrible!
un beso enorme cielo!
quili