miércoles, 4 de marzo de 2015

... y rabietas de mamá



Últimamente tengo muy poca paciencia en casa y bastante (¡no digo mucha porque nunca es suficiente!) fuera de ella. Leo y Nora se relajan en la calle, casi siempre... y sobretodo yo me relajo muchísimo. Pasamos dos horas fuera sin ningún problema y cinco minutos después de cruzar la puerta ya estamos todos gritando o llorando o regañando. 

Últimamente huyo al estudio... o al baño. Cualquier lugar es bueno. Necesito silencio, de repente los gritos y llantos de mis hijos me hacen mucho daño, daño físico en los oídos.

Leo está especialmente cruel (o yo especialmente sensible...). Se hace mayor, controla más el lenguaje, los registros, las frases hechas... Y ahora hay que enseñarle por qué no debe mostrar desprecio o humillarnos. Bueno, más bien enseñarle que algunas cosas son humillantes, porque su intención nunca es mala, habla su enfado, su rabieta, yo lo sé... pero a veces me afecta mucho y no sé mantener la calma (eso taaan difícil que es una de las claves para las rabietas).  ¡Me lo tomo como algo personal y subo de 0 a 100 en 2 segundos!

Ahora dice mucho eso de: ¡no voy a estar contigo nunca más! La verdad es que eso no me afecta, me parece casi tierno. Pero a veces es mucho más cañero. Hoy le he dicho que se quitara las playeras con cuidado, porque suponía que tenía arena. Pues se las ha quitado a lo loco y la arena ha volado por el salón. 

-Leo, jo, te he dicho que lo hicieras con cuidado...
-¡Pues así trabajas más!

Creo que es lo más fuerte que le he oído decir nunca. No sé de dónde viene, cómo se le ha ocurrido... En fin, supongo que él sabe que barremos la arena del suelo y que eso es trabajar, y ya. No hay más segundas intenciones en su frase, ¡pero vaya frase!

Le cuesta mucho obedecernos, está muy vago. Hoy le ha costado la vida lavarse las manos antes de comer. Al final lo ha hecho, después de llorar y llorar en el sofá diciendo que no quería, que cuánto trabajo. Al levantarse decía: ¡me voy a lavar las manos muy enfadado! Con cara de ogro y brazos cruzados... Me tengo que reir.

Pero debería hacerlo más. Yo, lo de reir. No puedo seguir así. A ver si escribirlo aquí me ayuda. Me cuesta mantener el buen humor, quizá él lo nota. Bueno, seguro que lo nota. Leo es muy sensible en esto. Como muchos niños. Es increíble cómo hacen suyos nuestros malos humos. ¡Y los multiplican por mil! Cuanto peor estás tú, peor "se portan" ellos.

Sé que no es excusa, pero es que dos niños con rabietas a la vez... ¡Uf! Cuando no es uno es el otro. Al final me pongo yo de mala leche, además los adultos lo vamos acumulando todo, hacemos bola, no como ellos que a los 10 minutos ya son plenamente felices otra vez.

Así que sí, tengo que aprender a controlar mis propias rabietas, las provocadas por mis terribles dos... ¡Mis terribles dos niños con rabietas! ;-)

Menos mal que hay buenos momentos, muchos, buenísmos, cada día. Y mamá también tiene sus ratos felices, de reir, de mirarles, de amarles. Menos mal que Leo a la salida del cole, de camino a casa me dice: mamá, ¿me cuentas por qué el sol sólo sale por el día? ¿Y por qué a veces se ve la luna aunque no sea de noche? ¿Y sabes que en el espacio flotamos? Es porque no hay gravedad (sí, el proyecto de este trimestre es sobre el espacio). Y menos mal que Nora es payasa como ella sola y baila y canta canciones, y habla con lengua de trapo y dice: ¡qué rico el Dorito! :-D 

Feliz maternidad.

9 comentarios:

  1. No sabes cómo te entiendo. Nosotros estamos ahora pasando unos días difíciles con Alvaro y solo de pensar que además de a él tuviéramos otro hijo en la misma fase nos da algo. Alvaro nos dice "ya no juego más contigo" xq a sus dos años la cabeza no le da para más pero preveo que el angelito irá aprendiendo poco a poco a ser más cruel.
    También nos pasa que en la calle estamos genial y en casa, por cualquier cosa, se desencadena la tormenta es entrar por la puerta. A mi a veces me da hasta miedo de volver.
    Pero hay que sonreír, tenemos que aprender a relajarnos y entender que es una etapa y que cada vez queda menos para que acabe.
    Un besazo

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    1. Pues mucho ánimo, igual es una racha cortita. Mantened la calma que yo creo que así ellos se relajan también. Pobres, si son de todo menos crueles, verdad?

      Por cierto, he eliminado el comentario que se había duplicado ;-)

      Otro besazo para ti!

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  2. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

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  3. ¿Qué puedo decirte yo? Si hay algo que no soporto son los gritos, no puedo con ellos. Cuando el ruido en mi casa se hace insoportable y me entra tanta impotencia que me dan ganas de llorar, entonces, pienso en el futuro; cuando los niños hayan crecido y mi casa quede vacía. Entonces me acerco a ellos y les abrazo y me los como a besos. Y ellos pensarán "mi madre está loca", el caso es que poco a poco se van calmando.

    Un beso muy grande y feliz maternidad para ti también.

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  4. Mucho ánimo para ti! Que difícil es esto de educar y nosotras también tenemos un límite de aguante,aunque seamos los adultos...en fin que todo pasara y luego hasta nos resultara raro tanto silencio jeje besos

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    1. Gracias por los ánimos! Ya he visto que tú has estado también luchando con tus propios límites... ;-) Te mando yo también unos pocos!! Besos!

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  5. Buf, qué complicado, ánimo, me temo a mí misma cuando llegue esa época...

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    1. Ser madre de dos es complicado. Sobretodo si se llevan muy poquito, como es tu caso y el mío. Sé que en gran parte depende del carácter de los niños, pero yo si oigo a una madre decir que es fácil, lo siento, o miente o no pasa casi tiempo con sus hijos... o les droga, jajaja!!

      Besos!

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