Soy madre de dos niños,
he pasado dos embarazos y dos partos y las vivencias y emociones han
sido muy diferentes. Y pensándolo me doy cuenta de que esas
diferencias son más grandes en cuanto a los embarazos y partos que
luego en la crianza y en mi día a día como madre. ¡Gracias, mama de Álvaro, por inspirar este post! ;-)
Cuando me quedé
embarazada de Leo me aterraba que fuera algo mal, que dentro de
mi cuerpo estuviera pasando algo malo y yo no me estuviera dando
cuenta. Tuve muchos dolores de ligamentos, dolores en el útero
debido a que éste va creciendo. Algo muy normal que nadie me explicó
y que yo no había leído en ningún sitio (y mira que leía y leía
sin parar sobre estos temas). Llegué a estar muy angustiada, llamé
a mi matrona y no consiguió tranquilizarme, sólo me dijo que en
principio no pasaba nada, que hiciera reposo y que si me seguía
doliendo que fuera a urgencias. Me acojonó aún más. Esa misma
tarde fui a hacerme una eco a una clínica privada, recuerdo cómo mi
chico me intentaba tranquilizar por teléfono, yo estaba en el curro.
Él llamó a varias cerca de casa y preguntó precios y
disponibilidad.
En la eco todo estaba
perfecto. ¡Salimos tan aliviados! Yo estaba de 11 semanas y aún no
había tenido ninguna, en la seguridad social la primera es a las 12.
Creo que no estaría de más poner una eco antes, quizá en la 8 o en
la 9, la eco de calmar nervios y ansiedades... Se hace tan largo
hasta la semana 12...
Yo estaba convencida de
que tenía un embarazo ectópico. Me cuadraban todos los síntomas.
Claramente en mis embarazos las hormonas colapsan todo mi raciocinio.
Durante todo el embarazo
tuve varias inseguridades de este tipo. Con la diabetes gestacional
lo pasé muy mal también. Sentía que no estaba acogiendo
correctamente a mi hijo, que mi cuerpo no funcionaba, lo sentía como
un fracaso. Qué tonta, y qué poco nos ayudan los médicos en estos
casos. Estamos tan sensibles, estamos albergando a nuestro hijo
dentro de nosotras y nos tratan como... no sé, ¡como niñas tontas
que tienen gases en vez de un ser humano dentro!
Con Nora esto fue muy
distinto. No había miedos de este tipo. Estaba segura de mí misma,
estaba serena en este sentido, me sentía poderosa, fuerte. Incluso
en la semana 12 me dio alto el riesgo de síndrome de Dawn y me negué
a la amniocentesis y estaba muy tranquila. Lo cuento en las primeras
entradas de este blog.
En mi primer embarazo
tenía también miedo al parto. Pero no al dolor, no al proceso
fisiológico, eso me maravillaba y estaba deseando sentirlo. Tenía
miedo a que no me trataran bien en mi hospital, a que no me
respetaran. Creo profundamente que tenemos derecho a parir como
nosotras decidamos, que deben escucharnos y valorarnos, no
infantilizarnos. Creo que parir es una de las cosas más increíbles
y alucinantes que puede experimentar una mujer y creo que nos han
robado la posibilidad de vivirlo de esta manera, creo que el miedo al
parto que sienten muchas mujeres viene de tratarlo como lo que no es
por parte de los profesionales de la salud.
Yo quería parir en casa
para no toparme con indeseables, pero me daba demasiado miedo, no
estaba segura del todo y así no podría convencer a nadie. Ahora sé
que no es mi opción, aunque la respeto y me encantaria poder
llevarla a cabo.
Pensé en cambiar de
hospital pero al final, hablando con el jefe de servicio de
ginecología, decidí quedarme. Entregué un plan de parto que sé
que acabó en la basura... Pero fue mi decisión. Cuando la tomé se
me quitó un peso de encima, aunque el miedo a que me “robaran mi
parto” seguía ahí.
Con Nora tenía claro que
quería ir al hospital de Torrejón. No había dudas, no había
miedo. Fui a una charla preparto y salí enamorada. Me había
informado mucho y no me contaron nada nuevo, pero conocí a Elena, la
jefa de matronas, y fue la guinda del pastel. La novedad vino cuando
me enteré de que Nora estaba de nalgas, y todo parecía indicar que
así se iba a quedar. Ahí sí tuve miedo. Tenía que decidir si
quería un parto de nalgas o una cesárea. Yo no quería una cesárea,
pero el parto de nalgas me daba miedo. Una vez más, Torrejón
no me decepcionó.
Durante las últimas
semanas tuve miedo; a pesar de sentir una vez más ese alivio al
tener todas las decisiones tomadas sentía miedo porque el parto de
nalgas era algo bastante desconocido para mí. Y además me
daba mucho miedo la posibilidad de que me separaran de Nora. Este era un
miedo heredado de mi primer parto, por desgracia. Miedo que durante mi primer embarazo no sentí. Ni se me pasó por la cabeza
que pudiera suceder. Hay que joderse.
Durante el embarazo de
Leo no me daba miedo pensar en el después. En ese momento en el que
tienes ya a tu hijo en brazos y te vas a casa. No me daba miedo
llegar a casa solitos, es más, lo estaba deseando. Estaba deseando
vivir ese día a día, disfrutar de ello. En cambio, con Nora sí
me daba miedo, porque estaba ya Leo en la ecuación. Me daba
miedo que se sientiera mal, que sufriera con los celos, que no
comprendiera nada. Era tan pequeño, dos añitos... Y me daba algo de
miedo-pereza-inquietud pensar en las nuevas rutinas, en cómo íbamos
a apañarnos... Y tengo que decir que no me equivoqué. Salvando las
primeras semanas con Leo en las que tuve bastante bajón hormonal y
él tuvo un pequeño problema de salud, creo que viví mi maternidad
con bastante calma, paz y seguridad en mí misma. En cambio, la
llegada de Nora revolucionó toda nuestra vida, nos puso del revés y
estamos ahora volviendo a nuestro ser, casi dos años después.
Con Leo me daba miedo
pensar en la familia, en las ganas que tendrían todos de estar
con él, de cogerle, mientras yo sabía que lo querría sólo para
mí. No me equivoqué. Mi instinto de protección y posesión animal
floreció y me invadió y llevé fatal las visitas, los “robos de
bebé”, las constantes muestras de adoración abueliles... ;-) Poco
a poco fui relajándome (me costó) y con Nora mi actitud fue muy
diferente. No pensaba mucho en ello y sabía que la ayuda de los
abuelos sería imprescindible. Y así ha sido.
De Leo no me separé ni
una hora hasta casi el año. Necesitaba estar con él, en contacto
fisico casi constante. Y me daba miedo no verle, no saber de él
en cada momento, no compatir con él cada momento. A Nora la dejé
con los abuelos mucho antes. Ya sabía cómo eran ellos como abuelos,
yo necesitaba más tiempo para mí, para descansar, y supongo que me
sentía más relajada como madre. Además, seguía necesitando estar
también con Leo. Pero sí recuerdo las primeras veces de dejarla,
con el padre, y sentirme rara, vacía. Ese sentimiento sí era igual
que cuando lo experimenté la primera vez con Leo.
Un clásico del
segundo embarazo es tener miedo de no poder darle a cada hijo todo lo
que necesita. No poder estar al 100% con los dos. Yo sabía que
Nora no iba a poder tener tanto tiempo en exclusiva conmigo. Pero no
me angustiaba demasiado, el porteo ahí me ayudaba. Yo sabía que
ella estaría pegadita a mí en el fular todo el tiempo que quisiera,
y para un bebé pequeñito eso es lo más importante. Además sabía
que tendría su teta también. A mí me daba más miedo no poder
darle a Leo lo que hasta entonces le había dado. ¡Qué mal lo
he pasado por él! Muchas veces me desesperé y lloré, pensando que
le estaba causando un daño horrible. Luego aprendí a relativizar.
Tanto él como yo lo hemos pasado mal con el cambio de un hijo a dos
(bueno, y el padre también, ¡aquí hemos penalizado todos,
jajaja!). Creo que yo podría haberlo hecho mejor, quizá le trasladé
de algún modo ese miedo. Aunque también sé que él sí sintió por
sí mismo desconcierto, celos... ¡cómo no iba a acusar ese gran
cambio! Me tenía toda todita para él, en cuerpo y alma. Y ese año
llegó Nora, el destete, el abandono de pañal, el cole... ¡Ya lo he
dicho más veces, pero es que tuvo que ser muy duro!
Menos miedos en el
segundo embarazo y parto, más miedos en la segunda crianza. No con
respecto al segundo hijo sino con respecto a la familia de cuatro y
con respecto a las relaciones entre sus miembros. Es curioso, a día
de hoy me sigue preocupando más lo que siente Leo con respecto a
Nora que viceversa. Al fin y al cabo, para Nora Leo siempre ha estado
ahí, ella no ha vivido ningún cambio... Y supongo que Leo siempre
será el primero también en provocar y hacer que salgan todos
nuestros miedos y dudas sobre la crianza... Siempre seremos novatos
con él y Nora siempre irá a la zaga, a su vera, siendo y existiendo
también en relación a él. Porque siempre tendremos algo con lo
comparar, debamos o no.
¡Feliz maternidad!
Me ha encantado leerte e inspirarte ;)
ResponderEliminarQue sepas que muchos de los miedos que has tenido tu también los tengo yo solo de pensar en un nuevo embarazo (y eso que reconozco que estoy deseando, jaja). Me da miedo, bueno no miedo, me da pánico no poder atender a Álvaro y no poder dedicarle tiempo. Eso es algo que me aterra. Nosotros excepto las tres horas de guardería vivimos literalmente pegados, todo el día dandonos besos y arrumacos y me quita el sueño que si tuviera otro bebé esto tendría que cambiar.
Muchas gracias por compartirlo.
Un besazo
Por suerte luego no es tan horrible. Ellos lo viven de una forma más sana y les sigue llegando nuestro amor.
EliminarLas ganas de ser madre pueden con todos los miedos!!
Otro besazo!
Yo me hice una eco a las 8 semanas, pero el día antes de la de las 12, lloré como si tuviera un hijo en la cárcel, por miedo a que me pudieran decir que venía mal. Es pensar en ello y aún me angustio...
ResponderEliminarBesos
35+4
Sí, las ecos a mí me ponían bastante nerviosa!!! Era como si tuviera que pasar un examen... Bueno, de hecho los exámenes nunca me han acojonado tanto, jajaja!
EliminarQue diferentes las sensaciones de los dos peques; yo si tendría otro se que hay cosas que no repetiría y cambiaría y otras las viviría mas tranquilamente porque yo vivi con mucho miedo la primera parte del embarazo,pensaba que no me iba a salir bien,que la iba a perder,me costo tanto quedarme embarazada; y como tu cuentas si habría otro bebe me daria miedo no dar el mismo amor a los dos,que mi peque perdería una parte de mi pero supongo que es muy bonito tener hermanos.
ResponderEliminarBesos
Debe ser difícil vivir un embarazo con tranquilidad después de haberlo buscado mucho tiempo. Yo también lo viví en parte con angustia, era algo muy deseado durante mucho tiempo y creo que sufrir un aborto es una de las cosas más duras por las que puede pasar una mujer.
EliminarTener hermanos es genial. Ahora Leo adora a su hermana, y para ella él siempre ha estado ahí. Pero ese sentimiento de abandonar en parte al mayor es lógico y algo de verdad tiene, claro.
Besos!
A mi me parece muy mal que no hagan ecos en la seguridad social antes de las 12 semanas. Con la primera tampoco supe nada hasta esa fecha. Con los mellizos me las hicieron mucho antes y con la pequeña llegué al hospital muy "mareada" y lo primero que me hicieron fue una eco. Así que si vuelves a quedarte embarazada "maréate". Así te quedas tranquila.
ResponderEliminarA mi me han hablado maravillas del hospital de Torrejón. Mis partos han sido en Alcorcón y en Móstoles. En Alcorcón muy bien, en el nuevo de Móstoles regular (parí en agosto y no había suficiente personal)
Sólo llevé plan de parto con los mellizos y también acabó en la basura. Me dijeron que con un embarazo gemelar no servía de nada hacer planes ¡a tomar por saco!.
3 embarazos, 4 crianzas y todo diferente!!!
Besitos
Pues tienes razón, pero es que me da mucho palo ir a urgencias sin una razón médica de peso, aunque esa angustia que yo pasé era chunga, y sí creo que a las embarazadas nos tendrían que cuidar más, tenernos más en cuenta...
EliminarPara mí Torrejón fue genial, en ningún otro sitio me habrían acompañado en mi parto de nalgas!
Besos!