jueves, 4 de diciembre de 2014

Conversaciones en el coche

Hace poco me perdí con el coche volviendo de un curso. Soy novata conduciendo, me saqué el carnet embarazada de Nora, y creo que nunca lograré ya hacerme con las carreteras de Madrid, con las “emes” y el tráfico. Llevo demasiado tiempo de copiloto, mirando el cielo por la ventanilla del coche o del tren o del autobús, sin preocuparme de por dónde me llevan.

Así que me perdí por la M-30, tragué saliva y vi cómo me alejaba más y más de mi destino sin atreverme a salirme porque más miedo aún me da entrar en el centro... Acabé en la M-40 y desde allí conseguí salir a mi autovía.

Cuando llegué a casa de los abuelos de Leo, para recogerle a él y a Nora, lo conté. Que si qué lío, que si no hay quien entienda las señales, que si con tanto coche y encima de noche es más difícil... Leo me preguntó que si me había perdido y al decirle yo que sí lo primero que dijo fue: ¿y te ha dado miedo? Y poco más.

Hoy, en coche conduciendo con los dos (con Leo y con Nora), volviendo a casa, empieza la siguiente conversación, que intento reproducir lo mejor posible, aunque es muy difícil retener tanta información, sobretodo en el lenguaje de un niño que aún se inventa tiempos verbales:

-Mamá, ¿te acuerdas de un día que volvías de un sitio y te perdí y ibas a un sitio que estaba yo?

-¿¿Qué??

-Sí, que yo estaba en un sitio y tú te perdiste y te fuiste a otro sitio... Una vez, ¿te acuerdas?

-Aaaah sí, el otro día, que me perdí con el coche volviendo de un curso.

-¡Eeeso decía!

-Sí, iba a casa de los abuelos, ¿te acuerdas? Tú estabas allí con ellos, ¿verdad?

-Sí. ¿Y estaba muy oscuro?

-Nooo. Había luz en la carretera, mucha luz.

-¿Y si había mucha luz por qué te perdiste? (ahí, dando ánimos).

-Pues hijo, porque había muchos coches y no me fijé en la señal.

-¿Qué, mamá? ¿En la señal?

-Sí, un cartel que había y que yo no vi.

-¿Era muy pequeño y por eso no lo viste?

-Que va hijo, era muy grande, así en lo alto de la carretera, pero no me fijé, es que había muchos coches (ya catarás tú la M-30 y lo entenderás...).

-¿Y te fuiste muy lejos?

-Un poco... No mucho.

-¿Y te dio mucho miedo?

-No no, no me dio miedo, sólo que tuve que encontrar el camino para llegar a casa.

-¿Y qué ponía en el cartel?

-Pues ponía “por aquí se va a casa”, y una flecha. Pero no lo vi y me pasé.

-¿Y cuando te paseste fuiste a otro lado que no era casa?

-Sí.

-¡Y entonces ya no podías volver!

-Sí, lo que pasa es que tuve que ir por otro camino.

-¿Otro camino que no era el camino que vías en el cartel que ponía “por aquí a casa”?

-Sí, otro camino.

-Mamá, y tú estabas sola.

-Sí, cariño.

-Pero mamá, perderse por otro camino y si no hay luz... ¡eso da mucho miedo!

-Qué va, yo no tenía miedo Leo, además así la próxima vez me sabré mejor el camino (ni de coña).

-Pero si yo voy solo por un camino y me pierdo, ¡tengo mucho miedo!

-Claro cariño, porque eres un niño, pero no pasa nada porque los niños siempre van con un mayor a los sitios, así que no te preocupes que no te vas a perder. Siempre vas a ir con papá y mamá.

-Mamá, pues puedes ir tú con un mayor, que sea más mayor que tú, y así no te pierdes, él te enseña el camino.

-Pues sí hijo, tienes toda la razón.

-Mamá, si yo fuera contigo no te ibas a perder porque yo sé, hay que fijarse en el cartel. Tienes que fijarte mucho en el cartel. El cartel de “por aquí se va a casa”. Mamá, a mí no me da miedo, si yo fuiba por allí yo no me perdería porque yo sé.

A todo esto llegamos a casa y empieza a contárselo al padre, que lógicamente no se entera de nada. Le pongo en antecedentes y sigue:

-Mamá, yo sé ir por el camino del cartel.

-¿Ah sí?

-Sí. Está a la derecha. A-la-de-re-cha. Fíjate bien.

-¿¿Ah sí??

-Sí. ¡Creo! Creo que es a la derecha. No, o a la izquierda... Mamá, hay un cartel de “fíjate bien”. Fíjate bien mamá, un cartel de “fí-ja-te bien” para el cartel de “por aquí se va a casa" (aquí ya me aguanto la risa).

-Mamá, acuérdate, el cartel grande que está arriba hasta el cielo...

En fin, toda esta matraca mientras yo conducía, así, sin parar. Los niños son increíbles. Me alucinan sus razonamientos y su lógica. Su mente.

Y para terminar, le dice a su padre:

-Oye papá, y cuando mamá estaba sola perdida, y yo en casa de los abuelos, ¿tú dónde estabas? :-DD

3 comentarios:

  1. Jajajaj ay por dios que me lo como yo a ese niño!!!!! pero que conversación, me ha encantado la parte de cuando ya llegáis a casa, qué lío de cartel,señal!!! jajajaj

    El día que UBMF llegue a esta edad me muero de amor y babeando claro!!!

    Dale un besito a Leo de mi parte.

    Besossssssss

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  2. Jajaajajaj, me ha encantado! No me digas q te aburriste en el coche con esa conversación, jajajaj
    Y el fuiba me encanta también. Cuando empiezan a confundir los tiempos verbales están muy salados, verdad?
    Ah, y otra cosa, opino lo mismo q Leo... Tu perdida y donde estaba el padre??? Jajajaajaj, me parto.
    Besitos

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  3. Jajajjajaja, lo mejor, el final. Eso digo yo, los hombres donde están cuando se les necesita :-P

    Besos!

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