Estaba leyendo la última
entrada de Un papá en prácticas. Tema estrella en mi maternidad: la
alta demanda (en el post anterior hablo también de esto). Hoy mismo me he levantado para ir al baño y mi hijo de
tres años y medio se ha pillado un berrinche increíble porque no le
he dejado entrar, a la vez que mi hija de dieciséis meses comenzaba
a llorar también porque me había ido. Él tirado en la puerta del
baño llorando a pleno pulmón; ella haciendo lo mismo en brazos de
su padre, al que le agradezco enormemente que no se haya ido a cortar
las venas.
En su momento descubrí y
leí la web de bebés de alta demanda, pero había cosas que no me
cuadraban. Supongo que dentro de la alta demanda hay muchos matices,
y por supuesto otros muchos factores influyen, desde la propia
personalidad o carácter del bebé hasta los diferentes ritmos de
desarrollo.
En mi caso, lo que no veía
en mi hijo era lo de la hiperactividad y lo de la intensidad en
algunos aspectos.
Mi hijo no era especialmente
activo, nunca ha sido el típico bebé explorador. Casi no se atrevía
a gatear lejos de mí, estuvo pidiéndonos la manita para andar
(después de haber aprendido) durante mucho tiempo, incluso ahora lo
hace. Nunca se me ha ido a la carretera corriendo. Anduvo a los 15
meses, es decir que no fue muy precoz. Tampoco ha sido un bebé
escalador. Si yo estaba a su lado él estaba bien. Si yo me separaba
de él no.
Intenso... Intenso era para
llorar, para expresar su desacuerdo con algo, para pedir su teta.
Intenso fue después con sus rabietas, con sus terrores nocturnos,
con sus berrinches, con su enfado con el mundo... Con el comienzo de
su adolescencia de los dos años. Pero no sonreía ni se reía con
inensidad, era un bebé serio. No era intenso en sus juegos... era un
bebé tranquilo, más o menos... Siempre que estuviera pegado a mí,
ya digo. Miraba muy intensamente, eso sí. El vecino le hacía el
típico “gugu tata” sonriendo y Leo le miraba cual esfinge, con
cara de poker, sin apartar la vista, jajajaja. Esto sí ha ido
evolucionando y ahora es un niño muy alegre, que ríe como loco y
que sí, puedo decir que es intenso también en su alegría. Intenso,
desbocado, a veces incoherente, qué se yo... Está muy loco, jajaja.
El resto de las cosas sí
las clavaba: hipersensible, muy demandante, absorbente, con muchos
despertares, no se calmaba solo, por supuesto (¿¿qué bebé hace
esto??); mucha angustia de la separación, sensación de que estaba
insatisfecho, más adelante de que no era feliz...
No sé si mi hijo era un
bebé de alta demanda. Pero era un bebé así, que no te dejaba ni un
minuto, que lloraba desconsolado si le dejabas en brazos de alguien,
que no aceptaba dormirse nada más que conmigo, que necesitaba
contacto físico constante, un bebé al que le encantaba el fular y
los brazos, claro. Y no especialmente mirar hacia delante. Esto lo he
comprabado con su hermana, que cuando llegó a la edad de 4 ó 5
meses parecía la niña del exorcista girándose en el fular. Leo, si
le ponía en la espalda, iba bien. Pero si le ponía delante también,
e incluso se acurrucaba... :-)
A Leo no le ha cogido
ninguna amiga en brazos. Nunca. A veces lloraba sólo si le miraba
alguien o se dirigían a él. Su necesidad de mamá era brutal. Aún
hoy es brutal si lo comparas con otros niños. Por supuesto eso de
que empiezan a preferir al papá y quieren hacerlo todo con él no ha
llegado a nuestro hogar... Sigue siendo hipersensible, muy
demandante, se frustra muy fácilmente...
Guiándome un poco por lo
que apunta un papá en prácticas, tengo que decir que al
principio va a peor, pero luego ya no. De bebé de alta demanda pasas
a niño de alta demanda, sí. Pero inevitablemente se van haciendo
más autónomos. Eso sí, poco a poco. Muy poco a poco. En nuestro
caso la época de las rabietas ha sido muuuuy dura (no sé por qué
hablo en pasado, ejem...).
Lo de estar muy en forma...
Yo diría que necesitas aguantar. Aguantar y aguantar más. Desde
luego yo no estoy en forma, ¡ójala! Al final da lo mismo, te
agotarás igual y te dejará k.o...
Te lleva al límite, claro.
Cada día y cada noche. En nuestro caso, pasamos muchas horas con él,
yo no trabajo desde que nació. Y efectivamente no hay paz para las
madres, y para las de dos “lapas” en vez de una ya ni te cuento.
El punto 5 es crucial y por
aquí andamos en ello. Nunca hemos discutido tanto pero lo que no te
mata te hace más fuerte, ¿no? ;-) De todas formas en nuestro caso
ha influído y mucho el hecho de que el punto 7 nos lo saltamos muy
pronto... Leo no ha sido un niño-cuco. ¿Por qué? Porque el muy
perro esperó a que yo estuviera ya embarazaba para inaugurar la
temporada de las rabietas (un año y medio apasionante) y porque yo
estoy loca también, sí.
Lo de la casa ordenada,
bueno, como ya he dicho Leo no es especialmente “terremoto”
excepto para correr, saltar y lanzarse en plan pressing catch
sobre ti. Y eso no desordena, en todo caso magulla... Además mi
chico es un as en eso de limpiar y ordenar y organizar...
Por supuesto Leo es
maravilloso y especial. Pero sí, es duro. A veces piensas que eres
tú, que al criarle así le has hecho así. Pero no. Es una necesidad
tan pura y genuína la que demandan que para mí no hay lugar a
dudas. Lo que yo he hecho (o intento hacer) es respetar y responder a
esa necesidad.
Mi hija es diferente en
algunas cosas, pero en otras igualita que su hermano. La mamitis
hiperdesarrollada también la padece (o mejor dicho la padezco
yo, jajaja). Ella es más sociable y eso facilita un poco las cosas.
Pero los despertares múltiples están ahí también, la demanda casi
constante de mamá... Es más alegre y a veces va a su bola. Es
genial ver eso en un bebé tuyo. Cómo juega a tu lado sin mirarte,
entretenida ella solita; cómo de repente se levanta y ¡se va a otra
habitación! Aunque sean unos pocos minutos y sólo a veces, eso era
impensable con Leo hasta hace muy poco. Ella al menos se recorre la
casa a veces, va para un lado y para otro... ¡yo creo que Leo ni eso
hacía si no iba yo a su lado!
Y sí, no son como todos los
bebés.
Ánimo, es apasionante... ¡Y
no tengáis prisa por el segundo, jajaja!
¡Gracias por dedicarnos este post! :-)) Uno se siente mejor si está acompañando. Sobre todo cuando los días se ponen muy cuesta arriba. ¡Ánimo familia, que vosotros ya lo tenéis chupado! :-P
ResponderEliminarYo creo que tener un hijo de alta demanda debe ser muy cansado y agotador, pero también debe de ser todo un reto. Mi hijo es muy activo y muy intenso también en algunas cosas, pero creo que no llega a ser tan demandante. Y yo ya ando cansadísima por la vida, no quiero imagnar si lo fuera! Gracias por contar tu experiencia.
ResponderEliminarUn beso!