jueves, 15 de mayo de 2014

Intensidad

Actualizo un poco sobre mi niño loco, el terremoto, el enrabietado, el huraño y alegre y torpón Leo que últimamente parece que se toma un par de tripis diarios.

Le ha dado por entrar en bucle mientras repite cualquier chorrada y se parte de risa. Ayer fuimos a tomar algo con mis padres y la vuelta a casa se la pasó diciéndome “¡te sacudo el culete!” mientras reía a carcajadas y ciertamente me sacudía el culo (aclaro que la supuesta intención era sacudir el polvo por habernos sentado en el suelo). En una de éstas se cayó y ya empezó a repetir la caída cada vez. Mi madre decía “¡ánimo Leo, arriba!” o algo parecido, así que la secuencia quedaba:

-Leo: ¡te sacudo el culete!

-Leo: ¡jajajajajjajjajajaja!

-Leo se cae

-Mi madre: ¡ánimo!

-Leo se levanta

Así unas... 50 veces ininterrumpidamente.

Al llegar a casa se agarró a mí, loco perdido, y le tuve que poner en la trona porque no me dejaba ni moverme. Automáticamente la risa descontrolada se convirtió en llanto descontrolado, tendríais que haber visto su cara, desencajada totalmente. Le bajé, le llevé a la ducha. Le dije que tenía que estar tranquilo, que hay que saber terminar los momentos de bromas y risas (el nuuunca sabe terminarlos) y al final con un abrazo fuerte se calmó. Uffff. No suele funcionar pero esta vez sí.

Otras veces empieza con el: ¡me tiro un pedo, jajajajajaja! Y empieza a lanzarse contra el sofá y a correr por toda la casa y tenemos que frenarle porque hay que vestirse e ir al cole, o cualquier otra cosa. De verdad que parece un desequilibrado.

Le sigue costando la vida jugar solo y cuando lo hace se dedica a tirar cosas por ahí, la última es arrojar objetos por la ventana. Vivimos en un tercero y abajo del todo hay un patio de un bajo. Todo empezó con un calcetín que se quedó en el camino pero luego fueron... unas bragas mías cogidas directamente del cesto de la ropa sucia. Primero se quedaron enganchadas en un palo de la fachada y ya luego cayeron al patio del bajo.

Lo peor es que pilló un puente y los vecinos no estaban, y las bragas pasaron allí unos días y a mí se me olvidó. Y el otro día me lo recordó mi chico: ahí están tus bragas. En plan: ya te vale. Y yo, vencida por la pereza y la vergüenza, pensé: mañana... Y al día siguiente... ya no estaban. Ains.

Pensé que las habrían tirado y entonces ya decidí no bajar. Total, nos consideran buenos vecinos y en mi bloque hay más de un post-adolescente. Pensé que seguro que pensaban que había sido alguno de ellos en plena borrachera.

Y pocos días después va Leo y tira un juguete (al loro, no un juguetillo, sino ÉSTE)

Claro, tuve que ir a por él de la mano de mi hijo, y la vecina muy maja y tal, pero fijo que ahora sabe que las bragas eran mías.

Por las noches me cuesta la vida que me dé un mísero beso, la mayoría de los días ni nos mira a Nora y a mí cuando me la llevo a dormir. Con su padre hace lo mismo. Si te acercas a él para besarle o acariciarle o achucharle corres un altísimo riesgo de ganarte un guantazo.

La verdad es que su extrema dependencia, su no saber jugar solo, su no dejarnos ni respirar, se llevarían mejor si nos dijera alguna vez que nos quiere o fuera más cariñoso con nosotros. A mí sí me pide abrazos para calmarse cuando tiene un berrinche, y si le pillo de buenas sí se deja estrujar un poquillo. Pero poco más.

Ahora dice que no tiene miedo a nada, que no llora nunca (me mondo), que cuida de su hermana (cuando no la empuja sin piedad, querrá decir)... La verdad es que cada vez está más gracioso y encantador hablando. Pero tiene un genio... Experto en poner cara de enfadado, su máximo entretenimiento es hacer que sus papás se enfaden también. O quién sabe, quizá comprobar cuánto pueden aguantar sin enfadarse... Por eso cada vez que hace una de las suyas me pregunta: ¿estás enfadada? Y casi se decepciona si le digo que no. De momento eso no me da resultados pero quiero seguir probando. ¡Lo malo es que a veces es dificilísimo no enfadarse!

Va por la vida arrasando, sin cuidado ninguno, sin fijarse en nada, se cae, se da contra todo... Está muy casero y tenemos que convencerle casi siempre para salir. En la calle cambia, se modera, supongo que no es su espacio, y ya si estamos en el parque o con más niños se nota mucho más. Sigue yendo mucho a su bola y parece que se aburre un poco, ¡pero qué más da, si en casa también! Es como si sólo se divirtiera haciendo el borrico, lanzándose contra nosotros o rompiendo cosas. Ah, y el empanamiento propio de estos mini-seres de 3 años no disminuye al acercarse los 4. A veces pienso que no entiende ni una sola palabra de lo que le digo hasta que harto de oírme, supongo, me suelta un: ¡que síiiiiii mamáaaaaa! Por supuesto no hace ni puñetero caso después.

Yo sigo viéndole feliz, eso es lo que me hace no preocuparme demasiado, incluso en el cole parece que no hay problemas, aunque lo del patio sigue ahí, pero es que ¿cómo pretendemos que juegue con otros niños allí si ni siquiera lo hace cuando estamos también nosotros y le ayudamos o participamos? Dentro de clase según su profe sí participa, habla, incluso juega.

Me gusta mucho comprobar cómo funciona su mente, oírle razonar, con esa lógica aplastante y extremadamente simplificada de los niños. Cómo si le digo que no haga ruido porque Nora duerme me contesta por ejemplo: yo siempre no (es decir, nunca) hago ruido cuando voy a por un coche a la habitación, mamá, porque coger un coche no despierta a Nora. Así que voy a ir a por un coche, ¿vale? Todo lo convierte en “es que yo siempre”... o “es que yo nunca...” También habla mucho de cuando él era un bebé, o de lo que ha pasado hace algunos días. El concepto del tiempo empieza a introducirse en su universo. Y me encanta oírle hablar y cómo mezcla todos los tiempos verbales posibles!

El otro día fue a la granja escuela ¡y montó en pony! Me hubiera encantado verlo. Desde luego va evolucionando.

Pero se sigue despertando casi cada noche para venirse a dormir conmigo, y los celos... ¡ay los celos! Qué de disgustos nos van a seguir dando, me temo...

Os dejo con su disfraz de chulapo... Le pega un montón, ¡jajaja!


1 comentario:

  1. Ay madre, q paciencia tendrás! Yo t admiro, en serio. seguro q poco a poco va cambiando y es menos borrico!
    Además, t lo compensa xq es muy guapo :-P

    ResponderEliminar