martes, 18 de marzo de 2014

Las relaciones con los demás



Mi hijo Leo siempre ha sido tímido, un poco miedoso, serio y muy muy apegado a mamá y papá (sobretodo a mamá). Ha ido cumpliendo los hitos básicos que se esperan de un bebé: fijar la mirada, señalar, decir hola y adiós con la mano, gatear, andar... No ha sido especialmente precoz en nada: anduvo casi a los 15 meses, a los dos años llegó con un repertorio de unas 10-15 palabras más algunos signos y sus únicas frases (de 2 palabras, por supuesto) eran "papá, sí" o "no, mamá".

Poco antes de los dos años consultamos con la pediatra porque no hablaba nada. Pero empezó a hacerlo sobre los 22 meses y a partir de ahí bien. A esa edad empezó a tener también grandes rabietas. 

Nunca ha sido un bebé que se interesara por otros bebés o niños. En el parque los ignoraba, y siempre quería jugar con nosotros. En principio nada fuera de lo normal, aunque nosotros veíamos que otros niños de su edad sí interactuaban entre ellos y Leo en cambio se escondía en nuestras piernas.

Así llegamos a los dos años y medio. Leo cada vez era más "payaso", más sonriente, se reía a carcajadas y ponía cara de pillo. Yo veía como que disfrutaba más de la vida... No es que antes no lo hiciera, pero esa primavera hubo un salto en la forma de demostrar sus emociones. Además, empezó (sólo empezó) a mostrar algo de interés (sólo algo) por los otros niños. También a abrirse un poco más a los adultos. Los juegos tenían que estar siempre dirigidos por nosotros, sus padres. Siempre teníamos que sugerirle que jugara con su amiguita, o empezar un juego con él y otro niño. De cuaquier forma no duraban mucho. Quizá la excepción sea una amiga que tiene con la que coincidía mucho en el parque por las mañanas, su madre y yo somos amigas y nos veíamos muy a menudo. Con ella Leo era muy natural, se le veía relajado y divirtiéndose, aunque también en esas ocasiones yo le tenía que animar un poco a jugar con ella, y a veces tardaba un rato. 

Después empezó el cole, a los 2 años y 10 meses. Él tenía ganas de ir, supongo que porque ahí estaba el germen ya de querer relacionarse y porque le habíamos hablado muy bien de él. Le costó mucho abrirse en clase, lloraba y me llamaba, y no dejaba que su profesora le consolara. Ahora está más contento y participa y juega en clase, pero como mucho al lado de un amiguito o dos; las multitudes no le gustan. En el patio se queda sentado en el porche él solo, y rara vez juega con alguien.

Habla muy bien de los niños de su clase, son sus amigos, todos, como él dice, pero no quiere jugar con ellos en el parque por la tarde. Se juntan muchos a la vez y Leo no sabe cómo seguirles, van a otro ritmo... De hecho ya casi nunca quiere ir a ese parque; antes le encantaba. Alguna vez que se ha lanzado a jugar se lo ha pasado bien, pero no sabe resolver conflictos, le faltan recursos y no toma la iniciativa. Yo veo a niñas y niños de su clase jugar con muchísima imaginación, inventándose historias, haciendo mini juegos de roles todo el rato, llamándose unos a otros con total naturalidad, a gritos... Y Leo para llamar a un amiguito que tenga al lado tiene que mirarme primero a mí, decirlo en voz baja, o decirme a mí lo que le quiere decir... Si empieza a jugar, se lo pasa muy bien, pero al mínimo conflicto o dificultad... Se aparta. 

Yo no quiero forzarle, quiero dejar que sea como es, pero quiero también darle los recursos y las herramientas sociales para que pueda relacionarse con los demás. Ahora estamos con lo de saludar al llegar y decir adiós al irse. Casi nunca lo hace y no sé hasta que punto es normal en niños de su edad. Voy viendo avaces pero muy poco a poco. Sé que es su ritmo pero no puedo evitar preocuparme. La empatía es otra cosa que me aterra que no sea capaz de desarrollar correctamente. 

Le veo muy "bebé" aún en sus relaciones con otros niños. ¡Y eso teniendo en cuenta que hay bebés de año y medio que interactúan con sus iguales más que él! En casa tampoco juega apenas si no es con nosotros, aunque aquí sí está habiendo avances muy evidentes. En los últimos meses ha mejorado mucho.

La gestión de las emociones no la controla para nada. La ira, el enfado, los nervios... Incluso si se lo está pasando muy bien jugando (sobretodo si está con gente desconocida o poco habitual), a veces se sobreexcita y tenemos que acabar de bronca porque empieza a tirarse por ahí, a saltar encima de ti haciéndote daño... y no obedece a nada, entra como en bucle. ¡Son puros nervios mezclados con vergüenza!

Y así estamos. Hemos hablado con la profe y de momento ella no ve nada preocupante, aunque es consciente de todo esto. Y también lo comentamos con una psicóloga, a la que acudimos porque Leo ha empezado con terrores nocturnos (que pueden estar relacionados con estrés, cosa que nos cuadra bastante). De estos terrores hablaré en otro post.

No sé si me ha quedado un cuadro muy pesimista, pero realmente está habiendo avances y queremos creer que todo entra dentro de la normalidad, que poco a poco irá cogiendo soltura, que sólo tiene 3 años y que entre los 4 y los 5 años todo esto será muy distinto. Mi hijo es un niño feliz y alegre y eso es lo más importante. Yo quisiera ir escribiendo en el blog cómo va relacionándose con los demás, dejando escritas algunas anécdotas para poder tener una visión más completa y desde fuera. A ver si lo consigo.

Muy muy feliz maternidad. 

6 comentarios:

  1. mi hijo mayor (3 años y 5 meses) tb es feliz, empatiza mb cn los adultos y cn los niños... si son 1 o 2. tampoco le gustan las multitudes, no le gusta ir a cumples, ni a parques llenos d niños. creo q va cn l caracter d cada uno, no es un "lider" (cm a algunos les gusta definirlis) pero es q en esta vida tiene q haber d todo. cn los adultos se desenvuelve genial. creo q cm padres tenems q dejarles ser, aunq tb creo q debems esforzarnos en enseñarles a desenvolverse cn otras personas (al fin y al cabo vivimos n comunidad) y animarles a relacionarse, aunq luego elloa decidiran...

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    1. Gracias por comentar! Tienes razón, ellos tienen que decidir cómo relacionarse y nosotros darles las herramientas para ello. A algunas personas no les cuesta nada y a otras muchísimo. Habrá que ir poco a poco. Un saludo!

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  2. En mi humilde opinión, cada niño tiene un ritmo y un caràcter. Seguro que en nada nos estàs contando sus avances.

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  3. No dejes de observarlo, pero dale tiempo y espacio. No puedes hacer mucho más. Darle oportunidad de que se relacione con otros niños si quiere, y terminará por hacerlo. Quizá te venga bien aprender algún juego para conducir sus emociones, los profes o psicólogos seguramente tengan sugerencias útiles. Pero yo que tú no me preocuparía, seguro que en nada ves esos avances que deseas. Yo era una niña rarísima y mira me, periodista que habla por los codos y una vida social de lo más normal. A cada uno se nos despierta el sentido social en algún momento.

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    1. Lo de los juegos para las emociones es muy buena idea. No he visto nada por la red, así en plan básico. Para reconocerlas sí, pero en eso Leo no tiene problema. Es que gestionarlas bien es lo chungo, y no sé si hay "trucos" o es simplemente cuestión de tiempo y acompañamiento. Hablar de ello, expresar lo que sientes, ayudarle a verbalizarlo, validarlo, permitirle expresar todo tipo de sentimientos, predicar con el ejemplo (esto es dificilísimo, jeje)... De todas formas a mí lo que más me preocupa no es eso, sino que "no sepa" relacionarse con los demás (está muy relacionado, claro). Su profe decía que el curso que viene si sigue igual en el patio haría algún juego dirigido con él, que en esencia creo que es lo que hacemos nosotros con él el el parque.

      Pero me has dado ganas de indagar más por ahí... Gracias!!

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