jueves, 6 de noviembre de 2014

Y... ¡Cuatro!



 Cuatro años cumplidos el 30 de octubre. No voy a ponerme en plan mamá nostálgica recordando el bebé que ya ha crecido para convertirse en un hermano mayor super mayor y bla bla bla... ;-) Os voy a hablar de cómo es mi hijo a sus cuatro años. De qué hace, qué sabe, qué dice, qué siente y a qué juega.

Desde que ha empezado segundo de Infantil se le nota un mayor interés por las letras, por reconocerlas y escribirlas. Es emocionante ver cómo se las va aprendiendo, sobretodo relacionadas con nombres propios (los de sus compañeros de clase); cómo las escribe y se esfuerza porque le salgan bien; cómo coge ya el lápiz de forma correcta (el curso pasado aún le costaba mucho). Estoy deseando que aprenda a leer, ¡va a ser mejor escucharle hacerlo que cuando le vi andar solito por primera vez! Sé que aún queda y no tengo prisa, lo que menos quiero es que le presionen con eso.

También sigue mostrando bastante interés por los números. Leo aprendió a contar hacia los 2 años. Tengo un vídeo en el que cuenta hasta tres varias veces, es decir, cuenta diez elementos pero así: “uno, dos, tres. Uno, dos, tres. ¡Uno!”. Ahí tenía dos años y dos meses. Enseguida aprendió a contar hasta diez y desde hace ya mucho cuenta sin problemas decena tras decena, aunque se salta alguna cifra a veces y le cuestan los “treinta”, “cuarenta”, etc. También ahora está aprendiendo a escribir los números. El otro día me sorprendió escirbiendo el cuatro a la perfección. “Como una L con palito”, decía. :-)

Dibujar no es lo suyo, pero ahora a veces pide colores y folios. Le gusta que colguemos sus dibujos de la pared. Hemos tenido que poner un pequeño límite ahí, porque si no tendríamos ya el salón entero empapelado. Aún dibuja a las personas sin cuerpo, sólo cabeza y extremidades. También dibuja carreteras y muchas letras, a veces simplemente son series de “aes” o de circulitos, para él eso es escribir. Y tiene que pintar primero una línea y sobre ella las letras. Supongo que eso viene del cole, no sé.

Leo es muy casero. Como lo de jugar con amiguitos de su edad le da un poco igual, no pide especialmente calle. Pero salimos y vamos al parque. Además se lo pasa bien yendo y viniendo, cada vez se queja menos de que está cansado y de que no quiere andar. ¡Todo llega! (No sé por qué digo esto si casi todos los días tardamos 30 minutos en llegar del cole a casa, estando a 5. Pero es porque enreda, juega, me chincha un poquito parándose...) A veces se enfada con los otros niños porque le molestan o porque quiere algún juguete que tienen ellos... Pero también cada vez más se entretiene con ellos a ratitos o en los columpios. En el patio del cole va un poquito mejor también, ¡a veces hasta consigue pillar alguna moto!

Es un niño... cómo decirlo... muy inocente, pero en el buen sentido de la palabra. Se emociona mucho con las cosas más sencillas y lo expresa dando saltos de alegría, literalmente. El día de su cumple había un globo de helio con un 4 esperándole en casa a la hora de comer y fue todo un acontecimiento para él, le encantó y además lo expresa y te dice: “mamá, me gusta muchísimo, pero muchísimo este globo. !Me lo voy a quedar 200 años!” También corre a 200 (alguna vez intenta decir kilómetros pero creo que aún no ha acertado nunca, jajaja) o por ejemplo me dice que quiere dormir conmigo 200 años (jajaja, esto tenía que colarlo en alguna parte del post). A veces sube a 230, incluso.

Cada vez se expresa mejor, en esto nunca ha tenido problemas, habla muy bien. Y eso que se soltó tarde. Nos sorprende y nos hace reir con sus reflexiones y explicaciones. Se nota que está creciendo, que se hace mayor... está cambiando mucho.

Ahora sí puedo decir que quiere muchísimo a su hermana y la cuida y todas las noches se dan un abrazo y un beso antes de irse a la cama que hace que su padre y yo nos derritamos. Abren los brazos y se lanzan el uno en los brazos del otro. Si Nora, que está en la edad, se resiste un poco y empieza con su “¡no!”, Leo se pone muy triste. Y nos ayuda explicándonos lo que quiere cuando llora, y me dice cuándo se ha escabullido de los arneses en el coche, y muchas veces la deja sus juguetes y la defiende (venga, mamá, ponle la peli de la nena, ¿¿no ves que quiere verla??). La peli de la nena, por cierto, es la de Monstruos S.A., el mayor éxito en la historia de esta familia.

Los monstruos han entrado en su vida en todos los sentidos y dice que hay muchos en su habitación por la noche, que se le acercan mucho a su  cara y le da miedo, y que no dicen nada porque no tienen boca. ¡Joder, me da miedo hasta a mí! Pero no hay problema porque su padre sigue durmiendo con él y así puede abrazarle fuerte en la cama. :-)

Y lleva muy mal que le hagan de rabiar (aunque a él se le da cada vez mejor hacerlo... ejem). Se frustra tan fácilmente... y grita y se enfada mucho. Eso sí, te lo dice. Creo que eso es muy positivo, que te diga cómo se siente y por qué. Pero tenemos que seguir trabajando su rabia.

El otro día me confesó que nunca dice hola o adiós a sus amiguitos de clase porque le da vergüenza. Siempre le insistimos para que lo haga y quizá es hora de dejar de insistir y empezar a animar, a decirle “venga Leo, atrévete, que tú puedes”. Aunque la verdad es que muchas veces tampoco dice adiós a sus abuelos, por ejemplo, y eso está clarísimo que vergüenza no es... Es como si le costara ser "formal" o educado o convencional.

Pero a pesar de estas cosas Leo es un niño muy alegre. Corre y salta de alegría, le encanta bailar y saltar. Es un terremoto, no para, ¡no para! Hasta el punto de tirarse encima de nosotros, de hacer mucho el burro... y no sabe parar, ¡no puede parar! Esto nos crea muchos problemas pero sé que es algo bonito en el fondo, es vitalidad, sólo tiene que evolucionar un poquito. Cuando llega de pasar la tarde con los abuelos entra en casa arrasando, se pone a correr, riéndose como un loco, empieza a hacer el payaso... Es un espectáculo. Y su hermana le sigue, claro. Corre y ríe con él y la verdad es que es una maravilla ver lo bien que se lo pasan. Se tiran al suelo, ruedan, bailan juntos... ¡Como digo, el problema viene porque no hay boton de off!

Sigue recogiendo piedras cada día para su padre y para mí, ¡qué obsesión con las piedras y los palos! Juega al parchís constantemente ¡y casi siempre gana! Le siguen gustando mucho los trenes (le hemos regalado por su cumpleaños uno eléctrico). También los muñecos, los coches, las construcciones... En fin, todo le vale pero no le dura mucho, se cansa enseguida y hay que cambiar de actividad, se aburre y te dice: quiero jugar contigo. -A qué, Leo. -No sé, contigo!

En los útimos días me habla mucho de una niña de su clase. “Mucho” es que me ha dicho dos veces que ha jugado con ella en la arena y que es su amiga. Esto en Leo es como una super declaración de amor. También me recordó que una vez, hace meses, estuvimos en su urbanización (por supuesto no jugó ni un segundo con ella... ni con nadie, jajaja) y me dijo que quería volver porque se lo pasó muy bien, jajaja. Hoy la hemos visto en el parque y ha ido corriendo hacia ella. Esto el invierno pasado era inimaginable. Han estado jugando un rato con unas hojas secas, lo malo es que para Leo jugar era rompérselas a ella y al final ella como que estaba un poco harta... Leo se lo pasaba pipa, en cambio. ¡Cuando nos hemos ido se ha puesto a llorar de la pena! Le he intentado explicar que a los amigos hay que hacerles sentir bien, y que si hay algo que no les gusta debemos dejar de hacerlo, pero Leo me decía que es que a él le gustaba romperle las hojas. ¡Ains, qué pequeño es aún para estas cosas!

El problema de su genio, de sus enfados, está ahí, pero es tan... sincero, alegre, risueño, auténtico, que es indudable que es un niño feliz. Su mirada lo dice un millón de veces al día. Yo sólo quiero que siga siendo así, que no pierda esa inocencia aún, que no le haga daño su introversión, su miedo o su vergüenza disfrazadas de bordería o brusquedad. 

Y mientras tanto habrá que seguir aprendiendo de los errores... Sobretodo nosotros, claro. ;-)

Feliz maternidad.

10 comentarios:

  1. ¡Muchas felicidades, Leo precioso!
    A mi ahijado de casi 4 años le dan miedo los "pasasos", tiene una relación amor-odio con ellos.

    25+4

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es una edad muy típica para esos miedos. Y los payasos son inquietantes a veces!!! :-D

      Eliminar
  2. ¡Felicidades por esos 4 años!
    Lo de no decir hola ni adiós a los amigos me recuerda al mío. Los niños introvertidos tienen que pasarlo mal cuando les saludan porque el mío incluso esconde la cabeza, yo lo paso mal pero luego pienso que ya se le pasará.
    Son edades maravillosas. Hay que disfrutarlos mucho.
    Un besazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, seguro que lo pasan mal y los padres somos muy pesados con eso. A mí me da miedo que el resto de la gente piense que es un borde, un engreído... O que simplemente dejen de acercarse a él. A mi hijo seguro que todo eso le da igual ahora, pero debemos ir enseñándole esos "codigos sociales", supongo...

      Eliminar
  3. Ains Bichilla (como no revelaste tu nombre...) que post más requetebonito, de verdad. Me ha emocionado un montón y me ha recordado mucho mucho a Álvaro en lo de las piedras, en lo de que hay monstruos (el dice que hay lobos en todos sitios), en lo que tardamos si vamos andando por la calle...

    Muchas felicidades a ese niño tan guapo que tienes y muchas felicidades a ti también, a vosotros, por estar criando a alguien tan especial.
    Un besazo muy fuerte.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias linda. Tú me has emocionado también a mí!!! Besos!

      Eliminar
  4. Felicidades Leo precioso!!!! qué grande está ya y qué guapo es!!!! Muchas felicidades a ti también mami de Leo jejejej, eres una parte muy importante de lo que él es!!

    Besossssssss

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias!!! Cada día está más guapo, sí!!!! Jajaja, qué voy a decir yo... (pero es rigurosamente cierto).

      Besos!

      Eliminar
  5. ¡Felicidades! Me encanta cómo hablas de él, con tanta ternura, y lo de los 200 años me hace mucha gracia, jajaja.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias Patricia! Sí, son tan auténticos... Luego todos crecemos y nos estropeamos un poquito ;-) Un beso!

      Eliminar