Los comienzos
Mi hijo ha comenzado este
septiembre segundo de infantil. El año pasado le costó mucho
adaptarse. Es un niño tímido, no demasiado sociable, al menos aún,
y cuando empezó el colegio no tenía los tres años cumplidos.
Se empezaba a interesar por otros niños de su edad, pero muy de
refilón, y ni de lejos jugaba con ellos sin que yo interviniera. Aún
así duraba un par de minutos.
El colegio fue una bomba
para él. Nunca había estado escolarizado, además es un niño muy
apegado a nosotros y con muchos miedos. Nunca se negó a ir, creo que
en el fondo tenía ganas, quería querer. Le habíamos hablado del cole de forma muy positiva y él ya decía en verano "el tole de Leo" cuando pasábamos por allí. Nunca se negó a ir pero en el momento de
entrar rompía a llorar llamándome. Y yo me tenía que ir. El pobre
no se resistía, entraba obediente mientras otros niños se agarraban
a las piernas de sus padres con todas sus fuerzas. Le agradeceré
siempre que él no hiciera eso. Pero una vez dentro, rompía a llorar. Y llorando se iba a colgar su abrigo. Cuando le recogía, a veces se
alegraba mucho de verme y alguna otra vez me lo encontraba llorando
de nuevo. Me consta que ha llorado dentro de clase a lo largo de la
mañana, sobretodo las primeras semanas. Y aunque después dejara de
llorar, estaba tenso, retraído, sin ni siquiera mirar a su
profesora, sin aceptar su ayuda, diciendo todo el rato “mamá,
mamá”. Sé que lo pasó muy mal. Su profe no nos lo ocultaba.
Por las tardes era un
niño muy rebelde. Siempre lo ha sido, no fue una gran sorpresa, pero
estaba claro que soltaba el estrés que en el colegio había
acumulado. Además empezó a tener muchos terrores nocturnos, que no
sabemos si tuvieron que ver con la escolarización, tenemos otras
teorías, pero no sería raro que al menos en parte sí.
Poco a poco se fue
soltando dentro de clase, empezó a coger confianza con su profesora,
a aceptar y pedir ayuda. A relajarse. A participar en juegos con
otros niños, eso sí, siempre en pequeños grupos, en cuanto se
juntaban muchos niños él se alejaba o dejaba de participar. Lo que
más le gustaba era la asamblea. Creo que la asamblea ayudó mucho a
que se adaptara. Era lo primero que hacían y le servía para dejar
de llorar. Se sentaba en la colchoneta y según su profe disfrutaba
muchísimo con las canciones. ¡Acabó disfrutando incluso de ser el
encargado!
A final de curso se
desenvolvía muy bien en clase. Iba contento y allí estaba contento. Tampoco es que haya dado saltos de alegría por ir al cole, en cambio sí se
alegraba bastante cuando llegaba el finde. Esto me parece lo más
normal, la verdad. Le gustaba decir que tenía muchos amiguitos (en
clase se llaman todos amigos), se sabía los nombres de todos...
Incluso disfrutó en las excursiones (aparentemente, claro, por lo
que nos contaba su profe y por cómo le veíamos a él a la vuelta).
Yo participé dos o tres veces en actividades de clase y la impresión
fue buena. Asumió muy bien las rutinas y normas, era y es un niño
“bueno” en clase.
Me sorprendió gratamente
ver que al final se había adaptado aceptablemente bien, a pesar de lo que le costó,
y ver también que él estaba incluso orgulloso de lo que hacía en
el cole.
Leo nunca cuenta cosas
del cole. Nada de nada. No sé por qué, pero todo lo que sabemos es
por su profesora o por otros padres o niños de su clase. Este año
pensé que igual empezaba a contar algo, pero no, tampoco.
El patio
El patio siempre fue su
punto débil. A algunos niños les cuesta mucho desenvolverse en el
patio. Allí no hay normas, todo es más caótico, más salvaje...
Tienen miedo y se sienten inseguros, vulnerables. Eso le pasa a Leo aún a día de hoy. A finales del
curso pasado empezó a soltarse más, a pasear, a moverse... Ahora
está empezando a hacerlo otra vez. Pero el otro día me decía que
no le gustaba, que él prefería estar en clase “porque se está
más agustito”. Me lo dice sin ningún atibo de drama, eso sí.
Como si me dijera la hora que es.
Lo que definitivamente no
hace es jugar con otros niños. En clase por lo visto sí habla y
participa de los juegos, como ya he dicho siempre en grupitos
pequeños, pero en el patio no. El juego libre para él es
básicamente solitario. Incluso en el parque con sus “amigos de
toda la vida”, los hijos de mis amigas, es así. A veces a fuerza
de inistir y quizá con mi participación algo hace; se columpia con
uno, corre con otro, juega un poco a la pelota... Pero aún le falta
iniciativa y no sé si interés. Bueno, aún hay tiempo. A veces
hasta los 5-6 años parece que no empiezan a tener amigos y jugar con
ellos.
El ahora
Este año parece que todo
va fluyendo. Desde el primer día sin problemas. Empieza hoy a ir
al colegio también por la tarde. El año pasado no iba. Sólo estaba
allí de 9:30 a 13 h. En su clase todos dormían siesta y por las
tardes no se hacía apenas nada, así que nos quedábamos en casa (y no éramos los únicos).
Eso también ayudó a que se adaptara mejor, a que no se
“sobrecargara”, creo. Este año ya sí irá, de 9 a 12:30 y de
14:30 a 16 h. Ya no son tan flexibles con eso en segundo de infantil,
ya por las tardes sí hacen cosas (y para mí tampoco tendría
sentido no llevarle este año, yo he decidido escolarizarle). Come en
casa y luego tiene que volver. No me gusta nada el horario partido.
Mi visión
Yo lo pasé también mal el
año pasado. Sé la educación que me gustaría que recibiera Leo y
no es la que está recibiendo. Me gusta que vaya a un colegio
público, me gusta que esté al lado de casa, me gusta en general
cómo trabajan, pero es un colegio tradicional. Hay deberes en
primaria (y en infantil un poco...), hay libros de texto, hay
jerarquía, hay castigos... Hay ideas equivocadas (en mi opinión,
claro) sobre lo que es importante y necesario para los niños, hay
muchas cosas que no me gustan y en parte son las cosas que yo he
vivido como alumna, y yo guardo un recuerdo muy bueno de mi colegio.
Pero como madre me gustaría otra cosa para mi hijo, y como ciudadana
me gustaría otra cosa para todos los niños y niñas.
En el colegio de Leo se
trabaja por proyectos en infantil. Eso significa que las profesoras
no se guían por ningún libro de texto. Con lo cual los padres no
tenemos que comprarlos. El dinero del material se eleva un poco, eso
sí, pero sigue siendo más económico en general, y por supuesto
mucho más enriquecedor para los niños. Hay fichas, no es una
pedagogía muy innovadora, hay fichas y normas y los niños tienen
que estar sentados y en general se les va coartando su libertad y
creatividad poquito a poco. Eso es lo que menos me gusta de la
escuela “tradicional”. Ahora que soy madre veo lo importante y
positivo que es para un niño ser libre, jugar libre, correr libre y
desarrollarse libre. No hay más que ver a la sociedad actual, no
tenemos más que vernos a nosotros mismos, llenos de prejuicios
absurdos, emocionalmente enfermos, cojos, cohibidos, siguiendo el
caminito que nos marcan, con miedo a salirnos de él igual que los
niños acaban teniendo miedo a salirse de la raya cuando tienen que
colorear un dibujo.
Sé que hay otra forma de
hacer las cosas. Sé que hay colegios que lo hacen, colegios
públicos, “normales”. No es tan difícil ni por supuesto es caro
cambiar esto. Sólo hay que querer. Sólo hay que tratar a cada
persona (cada niño) como necesita, respetando su individualidad. Y
no tener miedo.
En el cole de Leo, en
infantil, ya desde tres años, se castiga a los niños a irse a otra
clase si en la suya se portan mal. En 3 años te vas a la clase de al
lado, ya en 4 años supongo que usarán el consabido “te vas a la
clase de los bebés” (aún no lo he comprobado, ójala me equivoque). Los bebés son los de 3 años. Increíble.
Increíble que unas profesoras que me consta que tienen sensibilidad,
que son buenas personas y buenas profesionales, humillen así a los
niños de 4 años, y por ende a los de 3 llamándoles bebés. Pero
son cosas que están tan grabadas a fuego que supongo que se hacen
sin pensar. ¿Sabéis una canción que cantan los niños para reirse
de otros, que dice: “niño bebé, chupete y a la cuna”? Pues eso
lo creamos los adultos. Qué prisa por que crezcan, qué prisa por
ensalzar a “los mayores”, por menospreciar a los pequeños. Al
menos no hay “sillita de pensar”... ¡creo!
En el cole de Leo hay 25
niños en clase. En otros coles hay 26 o incluso 27. Lógicamente hay
que tener muchas normas para llevar a una clase de 25 niños de 3 o 4
años. Pero a veces sólo habría que cambiar el chip y no pretender
que todos sean iguales, que todos coman lo mismo, que todos hagan lo mismo... Entiendo que son demasiados niños, que eso lo complica todo.
Sé qué colegio he
elegido para mis hijos. Sé cuáles son sus limitaciones y cuál es
su filosofía. Sabía que había que entrar sin pañal (sí, supongo
que si te pones burra y bla bla bla... Pero no, para mí no es ese el
camino porque entonces le hubiera metido en otro tipo de colegio).
Sabía que yo no podría estar en la adaptación. Sabía que habría
deberes y normas que no me iban a gustar (como los malditos desayunos
saludables, que muy saludables no son: ¿por qué narices no puede
llevar Leo fruta todos los días, por ejemplo? ¿Eso no es saludable?
No, es más saludable que los lunes por cojones tenga que llevar un
lácteo. ¿Un lácteo? ¿Un batido industrial que es sólo azúcar?
¿Y si no le gustan los yogures, ni el queso? ¿Le llevo un vaso de leche fresca
en una neverita? Y los viernes día libre. Puedes llevar un donut de
chocolate si quieres. Qué saludable. ¿No sería mejor dar
diferentes opciones saludables de verdad y que cada niño o familia
elija cada día? ¿Qué problema hay en que no coman todos lo mismo
cada día?). Sabía que habría menos libertad para los niños de la
que me gustaría, menos creatividad, menos respeto por los ritmos
individuales... Sé dónde me (les) he metido. Pero también sé que
no voy a pasar por todos los aros. Sé por ejemplo que no voy a permitir que mi hijo no pueda jugar por tener
que hacer deberes. Sé que voy a intentar luchar por cambiar lo que esté
en mi mano. Vigilo a mi hijo de cerca. Quiero que esté bien. Que se
sienta bien. Que le traten bien. Por encima de todo lo demás. Sólo
tiene 4 años y su prioridad es jugar, disfrutar. Ser libre.
Su profe y su clase
La profesora de Leo es
una buena profesora. Es cariñosa, les abraza, les besa. Es
consciente de que son pequeños. Es consciente de que cada uno tiene
su ritmo. Pero tiene que imponerles las mismas normas y obligaciones
a todos. Y tampoco se sale del caminito. Y las hay peores, ella por
ejemplo nunca puso ninguna pega a que Leo no fuera por las tardes al
colegio (casi lo propuso ella), y de todas formas decía que eran muy peques para trabajar
de verdad en esa hora y media de por la tarde. Que si no dormían,
sólo jugaban tranquilos. Y su objetivo para todo el curso pasado era
que los niños se adaptaran y se conocieran y se hicieran amigos.
Hacía ejercicios vocales con ellos porque muchos aún hablaban mal,
a veces sólo se sentaban en la asamblea a charlar si les veía
alterados o cansados... Estas cosas dicen mucho de ella, no está
obsesionada por que aprendan todos a leer ya... Creo que hemos tenido
mucha suerte con ella, y me da la impresión de que en general en
todo el ciclo de infantil son así. Están bastante unidas todas y
eso hace que el trabajo sea mejor.
Por suerte estoy contenta
con el día a día de su clase. Me gusta lo que
hacen. Dentro de lo “tradicional”, innovan. Es un colegio muy
participativo e incluyente. Las familias hacen talleres, participan
en excursiones, colaboran mucho. Los niños salen bastante del aula,
manipulan, experimentan... Este curso trabajarán los ecosistemas,
los planetas y la comunidad de Madrid. También a Miró durante todo
el año. Tienen un sistema de préstamo de cuentos que a Leo le
chifla, cada viernes sale emocionado con un cuento nuevo para leer en
casa. Y así muchas cositas. Veo que avanza, que se integra, y veo
sobretodo que su profesora es una persona con la que se puede hablar
y que tiene empatía. La frase que más nos repitió el año pasado cuando la preguntábamos por Leo era: "bueno... poco a poco". Ella hace lo que puede.
Primaria sé que será
otro cantar... ¡Pero nos quedan 2 años enteros para ir cambiando
cosas!
Os dejo este enlace a un articulito sobre los duros septiembres de los pequeños. Del blog Musicoterapia y maternidad. Dice las verdades muy claritas: Septiembre huele a humedad: la vuelta al cole.
Un resumen estupendo. A mi tb me gustaría cambiar tantas cosas... No había pensado lo de la merienda y tienes toda la razón. De aquí en adelante los días q Álvaro vaya a la guarde va a llevar merienda saludable, pero saludable de verdad!
ResponderEliminarUn besazo compañera!
Me gusta hablar sobre esto y no había escrito casi nada de la entrada de Leo en el cole el año pasado. Espero seguir contando las cosas buenas y las malas (para mí, claro) de este sistema educativo y de lo que vive Leo cada día en su cole (en general estoy muy contenta, pero eso no quita para que no me guste cómo se hacen las cosas en los coles y cómo se lleva la educación de los niños hoy en día).
EliminarOtro beso!!
Resumes con tu texto todos mis miedos de cara al cole el año que viene. El colegio al que probablemente irá es como el que cuentas. Mi hijo va a la guarde y se lo pasa bien, pero tardo 10 o 15 minutos cada día en despedirme hasta que asume que tiene que quedarse ahí. Eso en el colé no podrá ser. Tampoco me gustan los deberes ni los castigos ni las dichosas fichas, ni tampoco que no aprovechen los días que haga bueno para estar siempre en el patio. Hay un par de escuelas alternativas cerca de casa, tendría que hacer cuentas a ver si puede ir, pero me falta algo para dar el paso. Mi marido quiere colé tradicional y yo a veces pienso que más vale malo conocido... Me fue bien en el colé, yo era incluso una líder, pero como tú dices quiero otra cosa para mi hijo.
ResponderEliminarPara mí fue importantisimo ir a la jornada de puertas abiertas y ver qué "feeling" me daba el cole. Allí estaba la directora y las profesoras que estarían con mi hijo. Explicaron muchas cosas y repondieron a preguntas (importante llevar apuntadas las cosas fundamentales que necesitas saber y que te servirán para descartar cole o no). Eso es fundamental. Luego está el trato directo ya con la profe que le haya tocado a tu hijo, la pena es que eso no se sabe hasta que ya le has matriculado en el cole. La profesora es importantísima y habrá cosas que en las reuniones más oficiales digan que hacen (hay que fomentar la autonomía, tienen que saber vestirse solos, el desayuno hay que comérselo entero...) y luego en el día a día, cada una en su clase, será más o menos exigente. Vamo, que es una putada porque no somos adivinas y no nos van a dar todos los datos! Pero bueno te harás una idea si las conoces un poco antes.
EliminarLas fichas tampoco es que sean el demonio, siempre que no se dediquen fundamentalmente a eso.
No sé, es complicado, yo creo que si tuviera más dinero sí me habría planteado otro tipo de colegio, pero es que estar al ladito de casa me gusta, y tener que llevarle en coche cada mañana, ida y vuelta, teniendo además que dejarle en el comedor si la jornada es partida... Yo no quería eso.
Ya nos irás contando! Besos!
A mi miña le digo todos los días al despedirme, pásalo bien, disfruta y juega mucho. Ojalá infantil fuera eso, jugar y disfrutar.
ResponderEliminarDe las meriendas, en mi cole es una propuesta, no es obligación. Precisamente lo hacen para evitar basura en las meriendas. No sé en qué piensan los padres cuando dan de comer a los hijos.
Besos cielo, me encanta leerte
Claro que sí, jugar y disfrutar, eso es más importante que cualquier otra cosa! A mí también me encanta leerte por aquí Quili! Un besazo!
EliminarYo estoy enamorada de la acompañante de Vera, es un encanto de niña. La profe de Nora... No me mola mucho, pero tampoco es mala tía, levanta la voz, pero escucha a los niños cuando le piden que no grite y el colé... Es un cole que tiene un proyecto basado en las inteligencias emocionales y el método Suzuky en música... Hay cosas que me encantan, pero no deja de tener cosas que no molan nada
ResponderEliminarClaro, el cole perfecto es difícil de encontrar... ;-) Lo más importante es que ellos estén bien. Besos!
EliminarEl tema del desayuno me recuerda, salvando las distancias a algo que pasó en mi cole. Un profesor, tanto a mi clase como a la de mi hermano en 3º, nos mandó apuntar en una hoja y durante una semana, lo que desayunábamos, comíamos, merendábamos y cenábamos. En mis tiempos mi padre no se percató, pero en los de mi hermano sí, y le mandó al profe una nota diciéndole que lo que se comía en su casa era asunto de él y no del colegio (privado).
ResponderEliminarCon el desayuno de Leo te digo lo mismo, mandarás tú que eres su madre, no ningún maestro. Ya que lo llevas de casa, lo elegirás tú. Y lo de mandarle un batido industrial al niño, ¿por qué motivo? En serio, en algunas cosas son bien absurdos.
Qué bien que Leo esté contento con la adaptación :)
Eva, 21+2
La norma no es batido industrial, sino un lácteo (uno de los días de la semana). Pero claro, o llevas yogur, o un batido, o queso, no hay mucho más...
EliminarNo me molesta que exista la norma de llevar comida sana al cole, me parece educativo, pero para mí fallan dos cosas: la primera, que al final no todo es saludable (como los batidos o como los viernes, que es "desayuno libre" y puedes llevar lo que quieras. Esto me parece de lo más incoherente). La segunda, que todos los niños tengan que llevar lo mismo cada día. Sería más sencillo decir: fruta, yogures o sandwich, a elegir cada día. La fruta es fundamental y no vería mal que pusieran un par de días fijos para ella, pero ¿qué importancia tiene que a un niño no le guste el yogurt? Acaso los yogures son fundamentales para el desarrollo?
Bueno, esto es sólo un detalle, en realidad hay muchísimas cosas buenas también. A mí me gusta todo lo que sea dar libertad a los niños, respetar su individualidad. Pero eso por desgracia no se ve demasiado en nuestro sistema educativo.
En este sentido, una cosa que me gusta mucho de la profe de Leo es que este año no tienen sitios fijos, cada día se sientan donde quieren.
Tengo unos mellizos en 3º de infantil. ¡Ni imaginarte puedes lo que les costó adaptarse! En 4 años aún estuvieron llorando hasta navidades. Por fin este año han conseguido adaptarse-
ResponderEliminarNo les culpo, comprendo que es difícil adaptarse al cole cuando nunca fueron a la guardería y pasaban toda la mañana jugando en el parque o corriendo por el campo. Por la tarde tampoco les llevé el primer año. Ahora por fin hemos conseguido la jornada continua.
Con lo de los desayunos saludables estoy totalmente de acuerdo contigo , que de saludables nada vamos...
Mi hija mayor ya va al instituto y no puedes imaginar el calvario que nos supuso cada tarde de deberes en primaria ¡que horror!
La pequeña tiene dos años, debería empezar al curso que viene pero nos lo estamos pensando. Aprovechando que infantil no es obligatorio creo que nos quedaremos con ella en casa y empezaré a enseñarla yo misma con pedagogía Montessori aunque no me quiero ni imaginar lo que le costará más tarde la adaptación.
En fin!!! Este sistema educativo que tenemos... hace agua por todas partes.
Besitos, he descubierto hoy tu blog y me encanta!!!
Muchas gracias!! He echado un vistazo al tuyo y me gusta, seguiré haciéndolo! :-)
EliminarLa jornada continua... Sueño con ella cada noche!! :-D
Con la peque, si te la quedas todo el ciclo de infantil quizá no le cueste empezar a los 6 años. Si te la quedas sólo el primer año, pues sí, puede que sí, pero le va a costar lo mismo que si empezara con 3, creo yo... Bueno, nunca se sabe, así que haz lo que te salga de dentro!
Un saludo!
Mi niña todavía es muy peque para pensar en la escolarización pero tengo mucho miedo a que no se llegue a adaptar o simplemente al ser de noviembre y por tanto de los mas peques no llegue a donde los demás si. Espero con todas mis fuerzas que no sea un bebé comparada con los demás niños. Buen resumen el de tu niño, ya verás como poquito a poco se va acostumbrando. Es duro, difícil y para ellos mucho más. A veces pienso que con tres o cuatro añitos todavía son demasiado pequeños para tantas obligaciones, pero la ley está así y no podemos hacer nada. Por cierto, estoy contigo en que la profesora es importante y que deben mostrar apoyo a estos niños que les cuesta un poquito mas.
ResponderEliminarMuy buen post, bss!