Hoy quiero agradecerte
que estés aquí a mi lado.
Aquí salvándome de la
locura.
Aquí abrazándome y
besándome. Aquí haciéndome reir.
Aquí en esta aventura
maravillosa y desesperante a la vez.
Hoy quiero agradecerte
que hayas tenido presente a mis hormonas desde que se adueñaron de
mí hace ya más de cuatro años. Que me hayas cuidado, que me hayas
tomado en serio, que hayas respetado mis miedos y mis paranoias. Que
hayas entendido mis deseos como madre, mis ganas de parir, de sentir,
de vivir mis partos y mi maternidad. Que me hayas ayudado a
conseguirlo. Que hayas sido tan defensor de la lactancia como yo y
que me hayas abierto los ojos con este tema cuando lo necesité.
Que me hicieras sentir
tan bien en el embarazo de Leo. Nunca olvidaré esos meses, me sentí
tan cuidada, tan valiosa...
Que hicieras todo lo
posible por ayudarme en el embarazo de Nora. Que vencieras cada día
tu cansancio para ocuparte de todo, que relegaras a un segundo plano
tus propias necesidades.
Quiero agradecerte que me
hagas sentir menos sola cada día en este camino que hemos escogido
para criar a nuestros hijos (quizá lo han escogido también un poco
ellos mismos...). Tú también eres de marte, de toda la vida, y sé
que me comprendes.
Quiero agradecerte ese
otro punto de vista que me ayuda a sufrir menos por ellos. Tu
esfuerzo por levantarte cada mañana. Dormir apretado con Leo para
que no esté solo. Maldormir. Cocinar. Limpiar. Preocuparte por
nuestro bienestar. Hacer la compra. Sacrificar tu tiempo. Consolar a
Nora, distraerla de mí. Ser ese apaño tan genial. No todos los
hombres lo entienden, no todos lo llevan tan bien como tú. No todos
tienen tanto respeto y comprensión por esta situación. Eres
valiente, eres paciente. Y cada vez más eres la calma y la paz que
le hace tanto bien a esta familia.
Quiero decirte que sé
que me sigues queriendo y que eso me hace muy feliz. Que yo te quiero
también y que cada día somos más poderosos. Que no sé qué haría
sin ti. Que conectamos en lo importante, que sigue habiendo magia. También en esta nueva faceta de nuestras vidas. Y que me sigues sorprendiendo y cada vez que lo haces sé que mis hijos no podrían tener un padre mejor.
Gracias por preocuparte
por mí en todo momento, por los turnos, por el sexo. Por estar al
otro lado de la balanza, equilibrándome aún a costa de tu propio
equilibrio.
Gracias por esperar.
Gracias por estar.
Hasta la eternidad.
¡Felicidades!
Aquí me tienes, con un nudo en la garganta y lágrimas en los ojos. Qué bonito y que real¡
ResponderEliminarSimplemente precioso, me ha encantado, yo también estoy adueñada por mis hormonas y no está siendo fácil y tener a alguien al lado que sepa comprenderlo y que t apoye hace que redescubras a esa persona y la valores aun más si cabe!
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