¡Qué bien hemos
dormido! La vida es de otro color así. Leo del tirón en su camita,
11 horas largas. Nora se ha despertado muy poco, no sabría decir
cuántas veces, eso es buena señal. De hecho no recuerdo ninguna vez
desde que me dormí, aunque O. dice que la ha oído.
Los cuatro en la cama
recién despiertos a las 9. Contentos y jugando, abrazados, hasta que
Leo empieza a hacer el burro tirándose una y otra vez encima de su
padre. Al final le cae bronca. ¿Esto no lo escribí ayer? Ah sí,
que pasa toooodos los días, es verdad.
Nada, no tiene
importancia. Somos expertos en diluir los ataques de mala leche
repentinos. El día avanza, yo juego con Leo, papá juega con Leo.
Nora juega también con todos, bueno con papá sobretodo pide brazos
(a falta de teta...). Risas, bronca, risas, más risas, juegos,
bronca... Nos vamos al parque un rato. ¡Qué calor! Leo practica sus
saltos, ahora quiere saltar desde todos los sitios. Considera que es
algo muy “de mayores”. Nora se entretiene mirando a los niños y
en el tobogán.
Volvemos a casa y hay
sopa de cocido con zanahoria. Montones de zanahoria que Leo come y
come. Nora mientras tanto está durmiendo la siesta, hoy ella comerá
después. A las 16:30 vienen los abuelos y se llevan a los niños.
Nosotros aprovechamos para organizar las comidas de nuestras
vacaciones, la lista de lo que hay que llevarse y la lista de lo que
compraremos allí. Me ducho, hacemos la maleta intentando dejar lo
menos posible para mañana, cargamos unas pelis en el portátil (hay
wifi en la casa pero nunca se sabe), guardo unos juguetes también...
Y ya. Queda un rato para que vuelvan los niños y entremos en la
lucha por ducharse, en la dinámica de cenas y e irse a la cama, y
cada uno se relaja como más le apetece. Yo, entre otras cosas,
empiezo a escribir esta entrada.
Y a final resulta que no
hay tanta lucha, porque Leo está emocionado con el viaje, ve las
maletas al llegar a casa y se ducha tranquilamente porque le decirmos
que cuando acabe puede pasearlas por la casa. Se come el brécol
porque le decimos que mañana en la casa rural vamos a hacer pasta.
¡Está contentísimo y con muchas ganar de irse!
Después de cenar se
sienta en el sofá a terminar de ver Bob Esponja mientras Nora hace
prácticas de andar sola, sin manitas ni su silla (que usa como
andador); está feliz y orgullosa mientras va de papá a mamá y
vuelta una y otra vez. Le falta poco, muy poco para soltarse
definitivamente. Sabe ponerse de pie desde el suelo sin apoyos y
empieza a saber frenarse.
Mañana del tirón, nos
levantamos, desayunamos, nos preparamos, terminamos de guardar las
últimas cosillas... ¡y hacia nuestra casita rural! Hay que parar a
echar gasolina, a comprar un par de cosillas, a sacar dinero... ¡Y
además soy una novata al volante! ¿¿Lograremos llegar antes de la
hora de comer??
Los días 4 y 5 los dejo
en stand by. El día 6 (o 7, no me comprometo) nos vemos.
Buenas noches... ¡y a pasarlo bien!
Eeiiiii!! Que vaya muy muy bien en la casita rural! Disfrutad mucho. Un besillo
ResponderEliminarQue lo paseis muuuuy bien. Besitos
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