Nora cumplió 15 meses el
16 de abril. La alegría de la huerta crece y crece y ya se va
notando que no es un bebé tan pequeño.
Hace un mes dio sus primeros pasitos sola. Llevaba mucho tiempo ya caminando de
nuestras manos, le encantaba (y le encanta) hacerlo, y ese día la
animamos el papi y yo a caminar de uno a otro, como hicimos con Leo
hace ya más de 3 años... y se soltó, y le gustó. ¡Y la tía
lleva un mes probando! Sigue pidiendo las manitas, sigue cogiendo su
sillita, que usa como andador. Sabe sentarse en ella, impulsarse
hacia atrás estando sentada (es su forma de andar hacia atrás),
sabe correr con ella, ¡incluso quiere subirse a ella como si fuera
un escalón! También aprendió a levantarse ella sola desde el
suelo, lo hizo antes de dar esos primeros pasos y lo tiene ya muy
controlado. Y sigue llorando y llorando sentada en el suelo cuando
quiere desplazarse, en vez de simplemente... ¡echar a andar! Cada vez lo hace más, lo
que pasa es que se lo tienes que pedir casi siempre: ¡venga Nora, tú
solita! Y entonces se pone en posición, con las manos estiradas, los
brazos delante del cuerpo, sonriendo encantada como si dijera: ¡ah
vale, andar, gracias por recordármelo, me apetece! Y allá que
va toda contenta, cada vez más rápido, probando a hacer giros, a
frenarse, a bailar de pie... jajaja. Este fin de semana parece que ya lo ha interiorizado y está mucho más suelta.
Bailar le chifla. Mueve
la cintura que parece que se va a descoyuntar y cuando acaba la
música aplaude. Y otra cosa que está deseando hacer es saltar
encima de la cama. Se sube ella sola y me pide las manos. Se pone de
pie y empieza a hacer sentadillas, ¡jajaja! En general le mola hacer
todo lo que hace su hermano. Creemos que está también empezando a
imitarle en lo de los chillidos, y el otro día se metía todo el dedo índice en la nariz mientras él hacía lo propio y se descojonaba... ejem. Le gusta mucho también que
le leamos cuentos (¡y a mí!) y tiene sus preferidos. Se acerca a la
estantería y los señala con el dedo, y te mira suplicante: aaaah!
aaaah! aaaah! Ahora estamos con ¡Fíjate! y ¿Quién está
ahí?. El Bebé Koala y la comida parece que ha pasado a
la historia.
Sigue siendo la niña más
sonriente del mundo, te mira y te enamora, y parece que lo hace
aposta la jodía. Te busca, te llama, te toca... y te encandila. ¡Que
se lo digan a su padre! ;-)
La angustia de la
separación lleva ya tiempo en su momento álgido. O eso, o es la
mamitis propia de mis hijos, esa que a los tres años y medio de Leo
sigue en su máximo apogeo. Qué miedo. A veces, cuando voy al baño,
viene detrás llorando desconsolada y me espera en la puerta. No
puedo dejarla en el suelo porque llora también. Bueno, al final la
dejo, claro, pero me cuesta. A la vez, tiene sus ratos de
“independencia”. De repente se va a la habitación a jugar, o a
un extremo del salón con cualquier cacharrito, o a dar unos paseos
alrededor de la mesa... Pero vamos, que es un poco hija-lapa, como
Leo. Es lo que hay y lo asumo con gusto y resignación.
Da besos, los lanza
también con la mano, abraza, se deja besar... una gozada. Está
empezando a defender lo que quiere con energía. Si la coges y ella
quiere andar se cabrea que da gusto, se te tira al suelo con fuerza.
También sabe decir sí y no con la cabeza, de hecho no la mueve
menos de 4 ó 5 veces cada vez y despacito, para que te quede claro,
jajaja! A veces parece que dice siempre que sí y que en realidad no
capta el significado de la pregunta, pero debe ser sólo a veces,
porque otras está clarísimo que contesta con sentido. Además ha
aprendido a decir que no moviendo el dedo índice (bueno, ella mueve
un poco toda la mano, más rica...). Y la cabrita lo hace cuando sabe
que va a hacer algo que no queremos que haga. Te mira, se ríe, hace
el gesto... ¡y luego toca el botón del DVD, por ejemplo! ¡Y lo
peor es que se supone que yo NO tengo que reírme!
Le gusta mucho su gorra,
una que le compré con visera, se la cala hasta los ojos y te la pide
dándose golpecitos en la cabeza con la mano. Si no se la bajas mucho
lo hace ella. Al rato se cansa y se la quita. Igual que con el
babero. Lo acepta pero unos minutillos solo. Y ya no se lo vuelves a
poner, lo tiene clarísimo vamos.
Ya dice papá y mamá
(aunque no sé si a veces se lía con los dos... Y en general para
llamar a alguien dice papá), agua, allí, ten (tren) y ya ta (ya
está). Y unos speach interesantísimos en su propia lengua.
Me encanta oírla.
Comida: sigue siendo un
caos, pero básicamente teta y luego picoteos. Un poco de kiwi a
veces, fresas, sopa de fideos y brécol, que son sus platos
favoritos, el jamón serrano, el yogur natural sin azúcar (sólo nos
queda probar con la leche de vaca varios días seguidos para
olvidarnos de su intolerancia), los petisuisse, a veces un poco de
galleta, pan... Carne
poca y pescado nada. Y por supuesto prefiere no comer a que le des tú
la comida. Ella solita se apaña, con sus manos, la cuchara o el
tenedor. Conseguimos contenerla con la sopa y el yogur, aunque se lo
pasa tan bien que más de una vez se lo dejo para que se lo coma ella
sola. ¡Todo un espectáculo!
Sueño: una siesta de una
hora (a veces 45 minutos), y por la noche unas diez horas y media u once “bañadas” con unos... 6, 7, 8 despertares. Las noches buenas
sólo 2 ó 3, esas noches son la caña. Teta en la boca para dormirse
y sigue costándole la vida soltarla (bueno, ¡me cuesta a mí!). ¡Y
en cuanto Leo abre un ojo ya está ella sentada en la cama como un
resorte! Normalmente él tiene un despertar y se viene a dormir con
nosotras, el papi se va a la cama de Leo (que es sobretodo de él, el
susodicho papi) y yo acabo con un churumbel a cada lado.
Le están saliendo dos
muelas y un diente. Hacía meses que no le crecía ninguna pieza, y
por supuesto ahora tres de golpe. Le molestan un poco, babea mucho,
se mete las manos en la boca... Y ha habido algunas noches muy malas
que creo que han tenido que ver con eso.
Le gusta mucho jugar con la arena, los coches, meter y sacar objetos de sitios varios, sus cubos encajables y para hacer torres, los mandos de la tele, los teléfonos... Pero lo mejor es verles jugar
juntos a los dos. Por desgracia es más habitual ver cómo Leo la
putea y ella llora, pero también echan carreras y se ríen mucho.
Leo la ignora a veces, pobre Nora, es el precio que tiene que pagar
por acabar con su exclusividad, pero ella está aprendiendo también
y a veces ¡le rechaza! Hace unos meses esto era impensable. Y oyes a
Leo llamándola: ¡NO-RAAAAAAA!! Y ella en el salón conmigo
sonriendo y diciendo que no con la cabeza, jajaja.
Y así pasan sus meses,
con los abuelos algunas mañanas y algunas tardes, y el resto del
tiempo con nosotros. Feliz, mimosa, con su teta, con su sonrisa, con
sus orejitas de soplillo y sus cuatro pelos, taaaaan bonita... Y
haciéndonos felices a nosotros.