Estoy reventada. Y no por
el día que hemos tenido, sino sobretodo por la noche que he pasado.
Leo se despertó empapado en sudor y sentado en el suelo a los pies
de su cama (al menos así me lo encontré yo). Se vino a dormir
conmigo y se pasó una hora gimiendo y gritando. Nora se despertó un
par de veces en ese intervalo. Esto debió ser hacia las 2. Yo me
desvelé y no me dormí hasta las tantas. Esta mañana Nora ha
aguantado hasta las 10, ¿o eran las 9:30? Da igual. Leo llevaba un
ratín despierto y a mí me ha costado ponerme en marcha. Se ha
llevado unos cuantos gritos; a veces, cuando estoy así, cansada y de
mal humor por dormir poco, mi paciencia se esfuma. Las mañanas no
son lo mío, soy más bien noctámbula. Él me pedía que jugáramos
juntos y yo ni había desayunado, se tiraba encima de mí, me
agobiaba, sí, no lo puedo evitar, es como una pequeña lapa. O. me
decía que relajara y a mí me costaba. Dice (y tiene razón) que no
debo regañarle por eso porque es su forma de establecer contacto
físico conmigo, su forma de abrazarme, de demostrarme cariño... Lo
sé, pero a veces no lo soporto. Es muy bruto, hace daño y no se da
cuenta, se lo dices y no le importa, es más, se empeña más en ...
en... ¡no sé, en intertar atravesarte! En esos momentos por mi cabeza sólo pasan imágenes de niños jugando felices con sus juguetes, imaginando historias, mientras sus padres intercambian... qué sé yo, un par de docenas de frases seguidas.
Ha habido lloros, le he
castigado en la trona más de una vez porque no me dejaba en paz y no
me hacía caso en nada. Al final le hemos puesto dibujos en el ordenador, O.
se ha llevado a Nora a dar un paseo y yo por fin he conseguido
relajarme. Serían las 13 h.
La tarde ha subido el
nivel del día. Habíamos decidido ir al centro, por eso hemos
aguantado la mañana en casa con Leo. Hemos aprovechado para
ducharnos y Leo se ha dado un buen baño con sus cubitos, disfruta un montón en la bañera salpicando y nadando, como él dice. Se parte de risa. Y Nora
encantada mirándole e intentando tocar el agua apoyada en el borde.
Vamos, que no toda la mañana ha sido un infierno.
Para Leo lo mejor de ir
al centro es el viaje, porque vamos en tren. ¡Le encantan los
trenes! Desde la ventana de nuestra casa se ve la vía del metro y
desde muy pequeñito veía los trenes pasar. Además hasta hace un
año yo no tenía coche e íbamos a todos lados en transporte
público. Hemos ido en metro y hemos hecho transbordo al cercanías
hasta Atocha. Imagináos, se lo ha pasado pipa. No para de preguntar el nombre de las estaciones, y mira mamá, y se ve esto, y se ve lo otro, y ahora un túnel, y ahora vamos a ver cómo se va este tren... Después paseíto
corto hasta el Caixa Forum y ha empezado a llover, nos hemos metido
en una cafetería que tenía ganas de conocer, Cups and Kids, y allí
hemos merendado y jugado hasta que la lluvia ha cesado y nos hemos
vuelto a casa con Leo encantado otra vez y Nora luchando por bajar de nuestro regazo para darse un paseo. Esta niña no para quieta.
Día 2 superado, sólo
espero dormir más esta noche. Mañana toca hacer la bolsa, mirar la
ruta a la casa rural, pensar qué comida llevamos y qué compramos...
Serán sólo dos días, pero con estos dos terremotos
hiperdemandantes cuanta más organización mejor, por desgracia para
mí.
¡Buenas noches!
No hay comentarios:
Publicar un comentario