viernes, 25 de abril de 2014

Dudas




Dentro de unos días Leo cumplirá tres años y medio. En todo este tiempo he disfrutado de él cada día y cada noche (excepto aquella primera, y las del hospital cuando nació Nora). Hace poco en el blog Mamá sin Complejos leía una pregunta: ¿Me estoy equivocando?


La gran pregunta.

En mi caso también es un ¿lo estoy haciendo bien?; que viene a ser casi lo mismo.

Tengo bastante claro cómo quiero criar a mis hijos. Sé que en muchas cosas me alejo de “la mayoría”. Lo pongo entre comillas porque cada familia es un mundo y realmente diferimos y nos parecemos en más cosas de las que creemos. Pero la experiencia en estos tres años y medio me lo deja claro: me he encontrado con muy pocas madres (o padres) que hayan criado a sus bebés a tiempo completo durante tanto tiempo. Incluso sin estar trabajando, casi todas las que yo he conocido han acabado metiendo a sus hijos en una escuela infantil (al año o a los dos años). La idea de criar tú misma a tus hijos no resulta demasiado atractiva en esta sociedad. Además, casi no me he encontrado con madres que piensen que es bueno dormir con los hijos, que es bueno dar el pecho más allá del año, que no existe el exceso de mimos... A lo largo de estos años he escuchado hasta la saciedad que en la guarde socializan y espabilan y es bueno para ellos, que son muy listos y no hay que dejarse engañar por sus llantos, que se tienen que acostumbrar (a todo, básicamente)... Casi no he encontrado gente que actúe o piense como yo en cuanto a la convivencia con nuestros bebés e hijos; los problemas no son los mismos. Las inquietudes son otras.
Por supuesto en algunas cosas sí he coincidido con bastantes padres y madres. Pero la esencia, el fondo, la filosofía... Lo que significa para mí educar y cómo quiero hacerlo... No suele estar muy bien aceptado. A casi todos les parece que mimo o malcrío a mis hijos, o que les tengo demasiado en cuenta. Que no es sano para un niño estar tanto tiempo con su madre o que tienen que ser más independientes, ya desde bebés. Casi nadie entiende que respete que mi hijo mayor no quiera dormir fuera de casa, casi nadie entiende que aunque yo me muera por irme a un concierto con mi chico, prefiera esperar felizmente a que ellos (mis hijos) estén preparados para dormir sin mí. Casi nadie entiende que a pesar de esto, tenga derecho a quejarme. No entienden que no me guste que los niños tengan que hacer deberes o seguir demasiadas normas en el cole (en infantil sobretodo), no entienden que no me guste cómo está montada la escuela tradicional, no entienden que coja siempre a mi niña en brazos cuando me lo pide. No entienden que no piense que es una tirana o una listilla y no entienden que no sepa que tiene mucho morro. Y que conste que yo a veces la digo mientras la cojo: ¡qué morro Nora...! Y luego le doy un beso, jajaja.

Yo estoy segura de lo que quiero hacer, pero a veces me sale mal. No quiero castigar a mi hijo pero no encuentro otra salida. No quiero perder los nervios pero los pierdo, no quiero gritar pero grito. No quiero ser autoritaria porque sí, por mis cojones, y sí, a veces actúo de esa forma. La verdad es que muy a menudo me sale mal. Y muchas veces pienso si no estaré perjudicando a mi hijo al no llevar a la práctica siempre lo que tanto predico.

Por otro lado, la duda de si me estaré equivocando al estar tanto con ellos y al criarles como pretendo está ahí, claro. Hasta ahora había aparecido pocas veces, pero Leo se va haciendo mayor y sigue tan apegado a mí que va surgiendo cada vez más a menudo. Para colmo, me sale un niño con dificultades para interactuar con los demás... Pero entonces me digo a mí misma que cómo es posible que para un bebé sea malo estar con sus padres cada día. Viviendo, compartiendo, yendo al parque, viendo a otros niños, sí, sin estar encerrado en una burbuja, acompañándome allá donde yo voy. Estando con los abuelos también, poco a poco y cada vez más tiempo según se hace mayor (hoy por hoy todo el día sin problemas y feliz). Yendo a cumples e inflándose a tarta, bailando en casa y corriendo en la calle (o pidiendo brazos, jajaja). Y coño, no puede ser que todo esto sea menos sano que estar en una escuela infantil desde los... 12 meses, por ejemplo, 7 horas al día. Con una educadora para 14 niños, sin que te hagan caso la mayor parte del tiempo excepto para cubrir las necesidades más básicas (porque las educadoras no dan para más, no porque sean malísimas personas). Y entonces llego a la conclusión de que mi hijo ha tenido mucha suerte de poder ir a su ritmo durante los primeros años de su vida, o al menos al ritmo de su madre, y no al de la media de una clase o al de unos objetivos curriculares. Y que eso le ha beneficiado, le ha hecho más seguro, más fuerte, más él mismo. Y que nos hemos levantado sin prisas durante casi tres años, y nos hemos dado amor cada día, atención, compañía... Y que he aprendido mucho de mi hijo, y ahora empieza otra etapa que también me parece positiva, aunque es más dura. Y espero poder seguir dándole el mismo apoyo que antes. A pesar de la preguntita, a pesar de esos ¿me habré equivocado?¿estaré perjudicando a mi hijo?, sé que hemos sido unos privilegiados. Que lo seguimos siendo. Y sin culpas, y sin credos, seguiré haciendo las cosas según me salgan del corazón e improvisando un poco, e intentando respetar a mi hijo como ser humano que es, e intentando ser su guía y enseñándole las normas básicas para vivir en sociedad, acompañándole cuando lo necesite, poco a poco y con paciencia.

Eso sí, qué bonitas las excepciones, ¿eh? Cuando hablas y hablas y la otra persona asiente y sabes que te comprende perfectamente, cuando no hace ni falta explicar las cosas, cuando notas que sí, que en una charla de 4 horas sobre maternidad y crianza estaríais de acuerdo en prácticamente todo lo importante, y entonces es guay porque no hace falta mantener esa charla, vas directamente a los desahogos o a las anécdotas. Hay algunas personas así en mi vida, unas más cercanas, otras menos, algunas muy importantes. Pocas, pero valiosas. Te hacen crecer de repente, te empoderan.

Siempre es mejor si no estás sola. Y no lo estamos... ¿verdad?


10 comentarios:

  1. No lo estàs. Yo pienso exactamente igual que tu. Animo!!! Lo estamos haciendo muy bien, porque lo estamos haciendo lp mejor que sabemos. Y, sinceramente pienso, q nuestros hijos han tenido suerte de caer en nuestro hogar
    Besitos

    ResponderEliminar
  2. A mí tú, como otras, me sirves de referente. No estoy cuidando 24 horas a mi hijo, pero sí 18, y mucha gente me dice que es demasiado. Yo he decidido no preocuparme por el futuro, sino dejar que las cosas fluyan. Y espero que, como en tu caso, el resultado sea un niño feliz.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sabes lo malo? Que luego tu hijo tiene problemas y piensas: será porque hice esto? Porque no lo hice de esa otra forma? Pero es inevitable, así que si eres consciente ya de antemano de que a veces surgirán estas dudas, pues mucho mejor.
      Dejar que todo fluya es la mejor opción, yo me apunto también a eso!
      Un besito.

      Eliminar
  3. Aaayyy como te entiendo! Yo a veces hasta me he preguntado si un cachete de vez en cuando le iria bien. Las dudas de una madre no tienen límites... Luego viene cuando hablas contigo misma y te explicas lo que has aprendido en el camino que has recorrido, te recuerdas lo que crees, lo que defiendes. Somos humanas y supongo que tampoco es sano pretender ser perfectas. Ekivocarse es otra oportunidad mas de aprender y crecer.

    ResponderEliminar
  4. Pues yo creo que lo haces fenomenal. Y que, a parte de nuestras dudas y nuestras teorías, somos personas, personas falibles, que tienen días de cansancio, de necesidad de silencio, de tranquilidad y de no dar explicaciones. Son esos días cuando nos sale el tiro por la culata y perdemos los papeles, todas. Y los niños, al margen de si se le obliga a socializar o no, es tímido o abierto por naturaleza, es parte de su forma de ser, eso no se enseña en la guarde. Es así.

    La elección de cada uno forma parte, para bien o para mal, del camino que elegimos seguir en familia. Yo creo que lo estás haciendo genial. Mientras escuches y respetes a tus hijos. Yo también las pongo a mi nivel (a caso hay dos), sí que es verdad que muchas veces te das cuenta de que los niños se estrenas con demasiadas opciones y tu eliges (porque yo lo digo) porque sabes que es lo mejor, o es lo que hay. Yo hay muchas veces que Nora me pide guarrerías y le digo que no, insiste y me pregunta ¿Porqué no? y en vez de decirle porque yo lo digo o darle una explicación sobre el efecto del glutamato, le digo: Porque te quiero. Y a correr, jajajaja.

    Es bueno preguntarse si lo haces bien o mal, es un indicativo de que te importa. Besos

    ResponderEliminar
  5. Quería decir que se estresan (no entrenan) si tienen que tomar muchas decisiones y están más agresivos de lo normal a causa de ese estrés. Y nosotras hacemos lo que tengamos que hacer. :)

    ResponderEliminar
  6. Yo también me lo pregunto a veces, sobre todo porque yo tampoco tengo demasiada gente a mi alrededor que comparta mi modo de criar a mi hijo, que es muy parecido al tuyo, y creo que es inevitable hacerse esa pregunta. Pero al menos tenemos este mundo 2.0 para ver que en el fondo no somos bichos tan raros, jeje.
    Un beso

    ResponderEliminar
  7. La mejor opción para un bebé es estar con sus padres, de esto estoy segura, siempre que se pueda es lo adecuado. Si tu hijo tiene alguna dificultad para socializarse, qué duda cabe de que tendría muchas más si se hubiera sentido abandonado a una edad temprana, esto no hace más que empeorarlo. Ahora es capaz de entender muchas cosas y puede aceptar separarse de vosotros durante la jornada escolar. Lo que a mí me parece alucinante es que la gente tenga tan claras las cosas cuando para mí es tan obvio que nuestro sistema va en contra de las necesidades de bebés y niños... En fin, que me crispo.
    En cuanto a los roces cotidianos, es imposible ser perfectos, también sería una gran carga para nuestros hijos. Lo importante es ser conscientes de los conflictos y solucionarlos e intentar atenuarlos, no perder nunca energía con eso. Imagino que si hay una pelea con la consiguiente reconciliación, en casa, los niños aprenden que es humano equivocarse, (sin duda ellos también lo harán) y podrán aprender a pedir perdón, gestionar enfados y demás. En el futuro tendrán amigos, parejas y les vendrá muy bien haber practicado en un entorno seguro.
    Dudar es importante, pero para seguir mejorando y aparcando la culpa, claro, sé que suena a autoayuda barata pero creo que es el motor de la convivencia.
    Y por supuesto la tribu es necesaria, aquí estamos, aunque solo sea un granito. Te busqué por Twitter y por FB para escribirte, pero no te hallé ;-)
    Un abrazo fuerte!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias por tu respuesta. Estoy en la España profunda sin Internet y no me puedo enrollar. No tengo twitter ni FB, jiji. Me resisto! Seguimos en contacto!

      Eliminar