Estoy sola en el salón con mi pequeña de mes y medio dormida en el fular. Ahora o nunca. En cualquier momento puede ponerse a cabecear desesperada pidiendo teta, en cuanquier momento su hermano puede despertarse llorando y pidiendo teta. La teta es muy importante en nuestras vidas ahora (Aunque... ¿lo ha dejado de ser alguna vez? ¡Que se lo pregunten a Leo!).
Las cosas van un poco mejor desde que escribí la anterior entrada. Y creo que en parte es porque yo he puesto el freno. El freno a mis hormonas, a mi mal humor, a mi descontrol, a mi dramatismo. Estoy relativizando más y manteniendo mejor la calma. Y quiero creer que Leo lo nota. Me está ayudando bastante el libro de Naomi Aldor, Aprender a educar sin gritos, amenazas y castigos. Me recuerda que nuestro hijo no va a acabar con un trauma terrible por incluir a Nora en su vida, me recuerda que no pasa nada si no recoge los juguetes, o grita o se enfada o tiene una rabieta. Me hace entender que lo importante es acompañar a tu hijo y no controlarle ni intentar conseguir que haga lo que tú quieres como tú quieres. Me ayuda a rebajar expectativas e ir más relajada por la vida... y me ayuda a entender un poco mejor a Leo.
Las noches siguen siendo caóticas. Leo sigue viniendo a nuestra cama y a veces se desvela. Ayer, sin ir más lejos. Pero después de dar vueltas un rato por la cama, se durmió. Mientras tanto yo calmaba a Nora, que estaba también despierta. Increíble que Leo se dedicara simplemente a intentar conciliar el sueño. Es una gran mejoría.
Hace poco quiso quedarse en su cama. Pero en el tercer despertar, después de darle teta y ver que tardaba en dormirse, le dije que yo tenía que volver a la cama grande, que allí estaba Nora y se podía despertar. Así que se vino conmigo, claro. Pero es que ciertamente yo no puedo quedarme con él en su cama. Mientras siga despertándose y necesitando que mamá se quede con él hasta que se duerma prefiero que venga él a la nuestra, aunque estemos más incómodos. No puedo estar de una cama a otra toda la noche. Parece que él lo captó porque no ha vuelto a querer quedarse en la suya. Lo ideal sería que el padre pudiera ocuparse de él por las noches, que aunque yo le dé teta luego acepte que vaya él a acompañarle si no se duerme enseguida, pero de momento esto no le sirve. Así que seguimos los cuatro compartiendo lecho, y yo encantada... ¡¡aunque si tuviera una cama de 2,5 metros sería todo mucho más fácil!!
Me saluda pidiendo teta, éste ha resultado ser el cambio más evidente. Que toma muchisima teta. Ya está empezando a comer algo más. Y está más tranquilo, dentro de sus dos años "horribilis". Desde hace días no hay tantos gritos en casa, de hecho hay muy pocos. Eso sí, nos contenemos mucho mi chico y yo. Mucha mano izquierda. Pero funciona.
Él sigue tirando juguetes, retando, teniendo berrinches cada dos por tres... Pero se ríe, juega, es él mismo, he vuelto a verle como es él. Como Leo. Eso me basta, qué digo, ¡¡eso es genial!!
Sigo teniendo momentos de agobio. Nora llora y está muy inquieta por las noches. Ayer estuvimos casi tres horas con ella en brazos, paseándola, teta, cambio de pañal, se duerme unos minutos, llanto, paseo, brazos, teta, llanto, gases, paseo... Así hasta casi la una de la madrugada. A esa hora se durmió hasta las séis casi. Lo malo es que lleva dos o tres noches en las que hacia las séis se despierta y no hay quien la duerma hasta casi las ocho. Después aguanta hasta las doce fácilmente. Unos horarios un poco raros; vamos, propios de un bebé tan pequeño, O al menos de un bebé de los que yo fabrico. Aunque creo que Leo lloraba menos, Nora se pone tan malita con los gases; pobre...
Así que hay momentos en los que me desespero un poco, porque ni en el fular está tranquila. Y sólo podemos pasearla, arriba y abajo por el salón... No llora fuerte, no son cólicos, porque se calma, pero le dura muy poco, y siempre en brazos, y siempre en movimiento... ¿Se morirá del asco una vez más nuestra estupenda hamaca con vibración y música? (Menos mal que es regalada, de segunda mano).
Por lo demás, está muy ceporra, ¡sus mofletes son inmensos ya! Ha empezado a sonreir y de vez en cuando suelta un "aah" muuuy tierno... Hace un par de noches vimos unos hilillos de sangre en una caca, estamos examinando atentamente los pañales porque Leo empezó así y al final fue IPLV. Espero que esto no acabe en lo mismo.
Ah, tiene granitos rojos por la cara y por la cabecita, no sé si es normal en un bebé de su edad. Leo tuvo una piel estupenda siempre ¡Y ha aprendido ya a mamar tumbada! No es lo que mejor se le da, no le sale siempre, pero es un avance...
Espero poder escribir un poco más a menudo, contar cómo es nuestra rutina ahora, pero de momento Nora ya me ha regalado un tiempo precioso que yo no he empleado en dormir. ¿Mañana me arrepentiré?
Nos leemos... :-)